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Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega

Porfirio fue clave en la elaboración del instrumento internacional que México lanzó con éxito en los 70

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Escrito en ESTADOS el

Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega tenía todo para ser joven de al alta aristocracia Mexicana. Estudiante brillante, bailador. Boxeador, parte de una generación que estuvo llamada al ejercicio del poder. Culto, buen orador, inquieto, enamorado, políglota, se movía entre los mundos de la política. La academia sin tocar la pequeña línea Weberiana. 

Entre los unos y los otros Porfirio escaló rápidamente. Fue Secretario del trabajo, de Educación, líder de tres partidos políticos, Candidato Presidencial, parlamentario, en fin, un hombre grato y simpático que se te antoja para amigo. Yo lo logré.  Lo bromeó, le digo te veo a suspiro por un Martini. O bien, supe que bebías, un día que te encontré sobrio. La verdad no estamos frente a un adicto. Más bien a un bebedor social muy agradable.

Orador excepcional, ágil de mente como el solo lo escuché varias veces aniquilar a sus adversarios con una ironía.  En alguna ocasión  en una Inter parlamentaria rosó la vanidad de una venerable ex canciller que era también parlamentaria. Esta le respetó "yo fui tú jefa, Porfirio" ,"y podías haber sido mi madre", le contestó.

En otra se encontró ya en las postrimerías de su vida al Lic. Corrales Ayala, comimos en el estéril, Rafael le dijo: "pensé que ya te habías muerto", "Yo también de ti", le dijo socarronamente el ex Gobernador.

Porfirio fue clave en la elaboración del instrumento internacional que México lanzó con éxito en los 70. La carta de deberes y derechos económicos de los Estados fue gozne para la organización de los no  alineados, fue admirado y respetado por líderes mundiales y por qué lo decirlo, aborrecido en alguna época por la Diplomacia Norteamericana que le tendería una celada en el exclusivo estacionamiento del Presidente del consejo de Seguridad de la ONU de la que era titular.

Porfirio fue clave en la transición Democrática, Miguel de la Madrid se quejaba "como es posible que un Senador traiga locos al resto de los integrantes de la Cámara Alta".

La tigresa Irma Serrano que fue su compañera Senadora y que no toleraba que la inteligencia le quitara reflectores lo empezó a molestar, le decía guajolote. Porfirio la ignoró y con eso demostró que no valía la pena contestarle. Algún día nos enfrascamos en un debate trascendente para el régimen. Le contesté basándome en el artículo 1320 del Cofipe. Generoso me dio la razón,  por eso dijo: "es importante tener abogados de una universidad tan prestigiosa como la de Guanajuato".  Al término de la sesión Arturo Nuñez sudando me comentó "El Cofipe no llega a mil artículos".