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El Zapotillo y la furia de Tlatoani

El presidente López Obrador, no tuvo reparo desde sus tiempos de candidato de prometer al pueblo de Guanajuato y de Jalisco, la conclusión de tan ansiada presa

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Escrito en GUANAJUATO el

La presa El Zapotillo inició su andar en 1995, procurando satisfacer las necesidades de agua de toda la zona conocida como el Bajío. A 26 años de distancia, el proyecto se convirtió en un sueño para todos aquellos gobiernos que llegaron al poder en el ámbito federal, estatal y municipal independientemente de colores partidistas. Todos los gobernantes en turno, prometían y prometían a la ciudadanía que entregarían el proyecto hidráulico.

La presa se desarrolla sobre el Río Verde, en las entidades federativas de  Guanajuato y Jalisco, con la idea de transferir el vital liquido de este río a la cuenca del Río Lerma y así poder abastecer agua potable a los dos estados. De acuerdo con información de la Conagua, se estima que el proyecto permitiría transferir un volumen cercano a los 120 millones de metros cúbicos anuales y así “nutrir” de agua potable concretamente al municipio de León, a la zona metropolitana de Guadalajara y a Los Altos de Jalisco.

El Zapotillo consta de dos obras: la presa y un acueducto. Ambos fueron licitados entre 2009 y 2011, para variar como toda gran obra pública, con líos de por medio y conflictos. La obra fue adjudicada en primera instancia a un consorcio encabezado por ICA, pero se revirtió el fallo. Hermes y su filial La Peninsular, se quedaron con el contrato para la construcción de la presa y la española Abengoa con la construcción del acueducto.

Hablar del Zapotillo y de todo el gran proyecto que representa desde el punto de vista de la obra en general, así como lo relativo al tema presupuestal y todos los episodios sociales y jurídicos que llevaron a que pobladores presentaran un amparo ante la Suprema Corte de Justicia, por considerar que afectaban la producción agrícola y pecuaria de la zona, frenó la construcción al poco tiempo de ser concursada.

Es así como está magna obra tuvo un inicio accidentado que le correspondió  al presidente Zedillo en 1995, dar seguimiento al presidente Fox y concretamente a Felipe Calderón, le tocó la parte administrativa del proceso licitatorio ya descrito en líneas arriba. Y el presidente Peña Nieto, no estuvo exento de conocer y prometer su conclusión de entregar la presa al pueblo de Guanajuato y Jalisco respectivamente.

Por supuesto que el presidente López Obrador, no tuvo reparo desde sus tiempos de candidato de prometer y prometer al pueblo de Guanajuato y de Jalisco, la conclusión de tan anisada presa que tanta falta hace a los habitantes de León, de Guadalajara y de Los Altos de Jalisco. Estamos hablando del acceso a agua potable, que es una condición fundamental para el goce de varios otros derechos humanos como la educación y la vivienda  que están contemplados en la Constitución Política.

Al fiel estilo rancio, cobarde, miserable y revanchista del actual mandatario de la nación, anunció que los beneficios de la presa del Zapotillo serían única y exclusivamente para los habitantes del estado de Jalisco. Agua solamente para Guadalajara y Los Altos. Para los leoneses, palo y más palo cómo el que sus habitantes le dieron en dos ocasiones consecutivas a AMLO y su partido MORENA en 2018 y 2021, donde no solo no ganaron, sino que fracasaron electoralmente.

Tenía que cobrársela el presidente López Obrador a los guanajuatenses y concretamente a los leoneses. El odio político tan arraigado en el presidente que castiga a aquellos que no le rinden pleitesía o no cumplen sus órdenes, hizo mella al más puro estilo presidencialista, haciendo gala de toda su fuerza y furia política de la mano del manejo del presupuesto federal, que otorga y cancela recursos a su antojo. Ahora hasta el agua nos quita.

Ya nos veremos el próximo año si hay revocación de mandato y por supuesto, en el 2024. ¿No cree usted?

Dr. Carlos Díaz Abrego