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El militarismo avanza en México

La militarización del país avanza día a día y en varios sectores de la vida social, económica y política.

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Escrito en GUANAJUATO el

Dentro de este proceso de locura que vive nuestro país con la llegada de López Obrador al poder, no hemos tenido descanso un solo día los mexicanos de ver y escuchar las descabelladas declaraciones del primer gobierno de izquierda que gobierna en México en todas las materias y temas del acontecer diario que vive la nación.

El gobierno del presidente AMLO anunció de manera oficial la militarización de la seguridad pública en nuestro país. Desde el 2006, cuando el presiente Felipe Calderón pretendió justificar la intervención del ejercito en las calles del país en la lucha contra el narcotráfico, estrategia que continúo Enrique Peña Nieto durante todo su sexenio, el entonces líder opositor López Obrador  criticó una y otra vez a los dos gobiernos anteriores que utilizaran a las fuerzas armadas para combatir el crimen.

Ahora resulta que todo aquello que criticó durante años y años, lo reafirma y confirma para combatir al crimen y la escalada de violencia nunca antes vivida como hoy en todo México. Analizando el caso mexicano, vemos que el problema no se ha resuelto y sigue y sigue ocasionando el mayor número de homicidios dolosos en nuestros días. Con todo y pandemia, la delincuencia no para y no se contagia de Covid-19.

Sin más estrategia que copiar lo que criticó como opositor en los gobiernos que lo antecedieron, AMLO publica un decreto para mantener al ejército en la calles. López Obrador aseveró “que el país necesita de las fuerzas armadas para enfrentar el problema de la inseguridad y la violencia en el país y que defenderá ese pensamiento”. Ahora defiende lo que siempre atacó y cuestionó  ferozmente.

Las funciones o tareas del ejército o de las fuerzas armadas en la actualidad, concretamente en este gobierno de izquierdas, no solo se circunscriben en temas de seguridad pública. Tenemos los casos de la militarización en tareas de construcción y equipamiento del aeropuerto de Santa Lucía y las labores de servicios de salud por la pandemia del Covid19.

Parecería que la tendencia es que poco a poco los militares avancen en más tareas de gobierno y que la ciudadanía nos vayamos acostumbrando a ver a los uniformados verde olivo y marinos en tareas de administración pública. En cualquier momento, el actual gobierno federal puede iniciar un proceso de selección de militares o marinos a puestos de elección popular, ya sea en activo o en retiro.

Todo indica que la militarización del país avanza día a día y en varios sectores de la vida social, económica y política. Con el pretexto de facultar a las fuerzas armadas para realizar detenciones, ejecutar órdenes de aprehensión y hacer labores de seguridad pública, sin controles externos y sin mecanismos de rendición de cuentas; estaremos viendo en todos los cruceros y calles del país a militares en acción.

La ineficacia del actual gobierno y sus políticas públicas en todos los ámbitos de la vida nacional y por supuesto en materia de seguridad ha sido ampliamente demostrada en estos 17 meses. El uso de la fuerza o más fuerza como única medida solo puede desencadenar más violencia –aunque AMLO diga otra cosa en su discurso- como lo ha demostrado permanentemente, diciendo una cosa y haciendo otra.

La población desaprueba esa política de brindar carta abierta y facultades sin límite a las fuerzas armadas, las expresiones que se oponen a la violencia política están en desventaja frente al crimen organizado y las autoridades que controlan las instituciones públicas abusan de su amplia mayoría al no contar con contrapesos jurídicos y sociales, lastimado más a la sociedad que se encuentra a merced del actual gobierno y de sus socios, el crimen organizado.

Todo indica que esto solo es una cortina de humo por parte de AMLO y su gobierno para facilitar al crimen organizado la operación y hegemonía en todo el territorio nacional y que se pueda “normalizar” las practicas del narco con la sumisa participación de las fuerzas armadas.

¿No cree usted?