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Como la Ley de Herodes: Sheffield falla en campaña y lo nombran Procurador

En el partido de Andrés Manuel López Obrador los perdedores son premiados por sus derrotas, así ocurrió ahora con Ricardo Sheffield Padilla

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Escrito en ESTADOS el

En campaña, Ricardo Sheffield hizo casi todo mal -se peleó con sus compañeras de partido, ofendió a todos, agredió a reporteros y fue aplastado 3 a 1 en las urnas-, pero Andrés Manuel López Obrador ya lo hizo otra vez titular de Profeco. Cualquier parecido con la película de La Ley de Herodes, es casualidad. Tanto aquel personaje ficticio Juan Vargas, como Sheffield, merecían una lección institucional por sus errores políticos, pero en cambio, fueron premiados por el sistema de forma inexplicable.

Ni el peor PRI premiaba a los perdedores de esa manera. Cuando un candidato del tricolor perdía una elección se iba a la banca durante años mientras el pueblo olvidaba.

Así ocurrió con Ramón Aguirre Velázquez en 1991. Cuando Ramón Aguirre perdió la elección en Guanajuato ante Vicente Fox, se fue a la congeladora durante años y no volvió a tener un cargo importante en el Gobierno Federal. La derrota en Guanajuato fue el principio del final de su carrera política.

Algo similar le ocurrió a Nacho Vázquez Torres. Cuando perdió en la elección de 1995, Nacho fue congelado durante años y no volvió a aparecer en la escena pública.

Hay muchos ejemplos de miembros del PRI que después de una estrepitosa derrota eran enviados al olvido. Los candidatos perdedores tardaban en levantarse de la ignominia. Para un político el ser rechazado por su pueblo representaba una afrenta pública y provocaba consecuencias para el futuro de sus carreras políticas. ¿Con qué cara ocupaban un alto cargo si habían sido aplastados por los votos?

En la 4T es diferente. En el partido de Andrés Manuel López Obrador los perdedores son premiados por sus derrotas. Así ocurrió ahora con Ricardo Sheffield Padilla, el ex candidato a la Presidencia Municipal de León.

Ricardo Sheffield salió de la Profeco para ser candidato a la Presidencia Municipal de León, pero fue humillado en las urnas. Los habitantes de León lo aplastaron 3 a 1 y lo rechazaron en la elección del 6 de junio. Sin embargo, el Presidente de México lo premió por la derrota regresándolo a la Profeco para seguir ganando dinero.

La decisión desconcierta a los ciudadanos. El pueblo le dijo no a Ricardo Sheffield, pero AMLO le dijo que no importa. Es decir que la voluntad del pueblo no es escuchada en México. 

Queda claro que AMLO no está pensando en hacer un buen gobierno y fortalecer a las instituciones. El plan no es hacer un gran proyecto en la Profeco. Eso es lo de menos.

No importa si la Profeco funciona bien o no. No importa si se queda 4 meses sin titular, y se pierde el proyecto. Eso no le importa al Presidente. La Profeco termina siendo un instrumento para hacer política y una agencia de empleos para los guanajuatenses que están agrupados en torno a Sheffield, sin importar sin son capaces o preparados para ocupar los cargos.

La salida y regreso del Procurador es una afrenta a la Procuraduría Federal del Consumidor, y una burla a los ciudadanos. La Profeco importa un carajo. La defensa del consumidor también importa un carajo. Lo único que importa es darle chamba a Sheffield y a sus amigos para que sigan trabajando rumbo 2024, lo único que importa a AMLO es la lucha política.

La historia recuerda aquella película de La Ley de Herodes. Cuando el presidente ficticio Juan Vargas hizo todas las porquerías posibles en la Alcaldía de San Pedro de los Saguaros -y todos pensaban que terminaría mal-, el sistema lo premia y lo convierte en diputado. Así cuando Ricardo Sheffield hizo casi todo mal en campaña -le renunciaron sus compañeros de planilla, ofendió a una compañera, agredió a periodistas, mostró misoginia y homofobia-, fue nombrado Procurador y premiado por sus servicios a la Nación. La Ley de Herodes.

 

Pablo César Carrillo