Cualquier persona que vio la serie de El Chapo o El Señor de los Cielos, cree que entiende sobre narcotráfico y piensa que tiene conocimiento para opinar sobre el tema.
Ahora resulta que en Guanajuato estamos llenos de “expertos” de Netflix.
No tienen ninguna experiencia académica, ni estudios sobre el tema, ni conocimiento de lo que pasa en Guanajuato y en México, pero sí opinan como expertos. No conocen lo que ha pasado en Guanajuato y en México históricamente y hablan como si tuvieran estudios profesionales. Nunca han estado en las regiones más complicadas del país, como Sinaloa, Michoacán, Tijuana, Juárez, Tamaulipas, Durango, Zacatecas o Nayarit, pero opinan como si tuvieran contexto de los hechos en el país.
Tenemos muchos opinadores de seguridad y narcotráfico que dan cátedra en todos los bares y cantinas, cafés y desayunaderos de Guanajuato. Y es que existen de varios tipos, desde los que se dicen investigadores y no tienen ningún documento serio, ni han estado en la academia haciendo investigación formal, hasta los que simplemente opinan porque vieron la última serie de Narcos.
Ver todas las series de narcotráfico no nos da autoridad para hablar sobre seguridad.
Saberse todos los capítulos de la serie de El Chapo no nos otorga conocimiento del tema.
Todo lo que ocurre en las series y películas, puede tener algo de cierto, pero no dejan de ser historias de ficción, con dramatizaciones y excesos. El mundo real de los traficantes no es como las series de los grandes capos.
Pero los nuevos expertos de Guanajuato no lo han entendido. Hoy día muchos se creen con conocimientos y experiencia para juzgar y opinar. Otros hacen conclusiones simples porque algo parecido ocurrió en el último capítulo de Netflix.
Ya va siendo momento de que abordemos el tema con seriedad. Hay periódicos y noticieros de radio que incluso dan espacios a “expertos” en seguridad que no lo son. Y hablan con penosa ligereza sobre la situación de Guanajuato y lo único que hacen es contribuir a la desinformación.
Los verdaderos expertos están ocupados en la academia haciendo estudios serios. No están metidos en los noticieros de radio tratando de opinar de lo que sea. Ni dando sus puntos de vista en Twitter como si conocieran lo que realmente ocurre. Mucho menos están pegados al televisor viendo los más escandalosos capítulos de ficción de Netflix, pensando que son reales. Dejemos de ver tanta televisión.