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Y tú ¿tienes un trabajo decente?

La generación de empleos verdes en donde se incorpore la visión de sustentabilidad es clave para la evolución que buscamos en Guanajuato.

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Escrito en OPINIÓN el

El Congreso de Guanajuato realizó el cuarto foro de consulta en materia de turismo comunitario, con ponentes internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el marco de la discusión de una posible reforma a la Ley de Turismo del Estado. 

De las atinadas intervenciones conceptuales de Lucie Servoz, Efraín Quicaña y Chandni Lafranchi encontramos un enfoque muy interesante -quizá el principal- para la eventual reforma, y surge de la pregunta ¿qué tipo de empleos necesitan las comunidades?

La respuesta: necesitan trabajo decente. 

En el mundo globalizado eso significa un buen trabajo o un empleo digno. Aunque trabajo y empleo se usen como sinónimos, según la OIT, son categorías distintas. La diferencia es que, en el empleo no importa en absoluto la relación de dependencia existente.

Por lo tanto, la expresión “trabajo decente” es un concepto que busca expresar las actividades humanas que dignifican y permiten el desarrollo de las propias capacidades.

No es cualquier trabajo, sino el que se realiza con respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, que permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, que se realiza sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, con protección social, sin excluir a las personas del diálogo y con un modelo de gobernanza que involucra a las trabajadoras y las empresas bajo la rectoría del Estado. 

Entonces ¿qué tiene que ver el trabajo decente con el turismo comunitario? Pues todo. 

Desde la perspectiva de Pedro Américo Furtado de Oliveira, Director de la Oficina de la OIT para México y Cuba, la pandemia nos mostró con crudeza la vulnerabilidad social inherente a la economía informal. No sorprende -aunque duela- que en las poblaciones hayan sido las mujeres y las juventudes las más afectadas, y en estructuras, las micro y las pequeñas empresas.

Resulta claro que la lección que debemos aprender es la necesidad de una urgente transición hacia la formalidad y el logro del trabajo decente en cualquiera de los esfuerzos encaminados a la recuperación o al impulso del desarrollo económico, incluidos los esfuerzos turísticos que pretenden impulsar a las comunidades hacia la auto organización, pues es necesario que el trabajo prestado a la labor comunitaria se formalice, para que las condiciones de trabajo seguras y saludables, nos coloquen en una posición distinta.

Luego de la pandemia -aunque parezca reiterativo- debemos, más que nunca, enforcarnos en que los esfuerzos de recuperación económica tengan un enfoque de resiliencia. 

La metodología internacional llamada “reconstruir mejor” (building back better), puede guiar los esfuerzos para retomar el sector o construir nuevas alternativas que reduzcan sus vulnerabilidades. 

El turismo sostenible debe articularse muy bien, con enfoque sistémico y entender que, en el caso del turismo comunitario, las personas en las comunidades son punto de partida y destinatarios finales del éxito del proyecto. 

Es decir, que desde luego importa la reforma a la Ley de Turismo para el Estado de Guanajuato, importa también cómo se arma un producto turístico nuevo, cómo se concibe su potencial, su enganche al mercado y se alinea con la política pública correspondiente de la Secretaría de Turismo; pero importa más cómo en el camino se fortalecen las capacidades comunitarias para co-crear el servicio, producto o destino que se elija, porque esa decisión se convierte en la opción de un modelo de desarrollo que la comunidad elije para sí misma.

La experiencia internacional compartida en el foro es contundente para afirmar que la apertura de nuevos espacios para el desarrollo de actividades turísticas comunitarias, si queremos que prosperen, deben eslabonarse a cadenas de valor y destinos consolidados que les fortalezcan. 

Que la generación de empleos verdes en donde se incorpore la visión de sustentabilidad es clave para la evolución que buscamos en Guanajuato. 

También, que para la efectividad de la estrategia se requiere abatir la brecha digital -tanto en habilidades como en conectividad- para integrar a las comunidades a las demandas del sector y acceder a la capacitación en todos los temas necesarios para que se agrupen y avancen hacia la calidad de sus trabajos. 

Y agregar la perspectiva de género. 

Las estadísticas muestran que las mujeres en el ámbito rural que tienen siempre la carga familiar -y ausencia de los componentes del trabajo decente que les apoyen con prestaciones de protección social y acceso a un sistema de cuidados- se desempeñan en la economía de forma precaria. 

Para hombres, mujeres y juventudes, debe asegurarse una incorporación a los proyectos con igualdad, pero con enfoque. 

Incorporar los elementos de productividad sostenible y trabajo decente en la reforma a la Ley en materia de turismo comunitario, debe garantizarse tanto por el Legislativo como por el Ejecutivo al implementar cambios. 

Si se conceptualiza mal, se politiza mal. Y esa frase que ha guiado la lucha feminista y nos ha dado teoría para soportar el entendimiento de los cambios necesarios, nos obliga a entender aquí que el inicio y el fin de la reforma, son las personas que verán afectada o beneficiada su cotidianeidad. 

La reforma de turismo comunitario deberá pasar, solo si es el acceso a un trabajo decente.