Main logo

Tempestad, documental de Tatiana Huezo

Tempestad (2016) es un duro acercamiento al horror del México violento e impune de la trata de personas.

Por
Escrito en OPINIÓN el

¿Qué se respira por las carreteras de México en los últimos años? ¿Qué es eso que nos inquieta cuando viajamos por territorios que no frecuentamos? ¿Miedo?

Hace unas semanas viajé en auto de la Ciudad de México a San Marcos, Texas. Me entusiasmaba la idea romántica de recorrer la mitad del país por carretera, por aquello de que en el camino se conocen los pueblos y las ciudades que uno se salta cuando vuela. La compañía de los buenos amigos siempre es un placer y los paisajes del norte mexicano no dejan de tener un poderoso encanto; pero el viaje, siempre por autopista, utilizando todos y cada uno de los libramientos posibles, me robó una parte de la ilusión.

¿Por qué tomamos los libramientos y no queremos pasar por las ciudades? ¿Por qué estábamos huyendo, tratando de cruzar la frontera lo antes posible?, ¿por qué nos ponían los nervios de punta los letreros verdes que anuncian las desviaciones hacía Reynosa o San Fernando? Me traje éstas y otras preguntas de regreso, intuyendo que ese algo que se percibía en el ambiente no era simplemente miedo. Encontré una posible respuesta en el más reciente documental de Tatiana Huezo: los caminos de México huelen a esa tensa quietud previa a la tempestad.

Tempestad (2016) es un duro acercamiento al horror del México violento e impune de la trata de personas. Dos mujeres nos cuentan su historia mientras la cámara de Tatiana Huezo nos lleva por un viaje en autobús que atraviesa México de norte a sur y nos acerca a los ensayos de un circo trashumante.

Miriam Carvajal, originaria de Tulum, trabajaba en el área de migración del aeropuerto de Cancún. Un día, sin más explicación, le notifican que el Instituto Nacional de Migración antepuso una demanda en su contra por el delito de trata de personas; sin pruebas, la sentencian y la internan en un penal de Matamoros. Un año después, también sin explicaciones ni disculpas ni justicia, le notifican a Miriam que queda en total libertad por falta de pruebas. “¿Así nada más voy a irme a mi casa?”, se pregunta, después de conocer el infierno; después de saber, entre otras atrocidades, que el penal lo controla un cártel criminal que te sentencia muerte si no das un pago inicial de 5 mil dólares; después de constatar el destino fatal de los que ya no representan un ingreso para los que mandan.

El otro caso, Adela Alvarado, heredera de una tradición familiar de artistas de circo, lleva 10 años buscando a su hija. Recurrió a todas las instancias de justicia hasta que se convenció de que, por mucho que cambien de nombre las corporaciones cada cierto tiempo, ninguna la estaba ayudando. A su hija la secuestraron en el trayecto de su casa a la escuela, tenía 20 años. Adela y su familia decidieron indagar por su cuenta y descubrieron que todo indica que a su hija la entregó un compañero de la universidad, familiar de judiciales. Adela no se cansa, resiste a pesar de las amenazas de muerte y la sigue buscando. Ya no tiene miedo.

Tatiana Huezo apuesta por tomar como eje de la película la fuerza narrativa de los relatos en voz de sus protagonistas, alternándolos hábilmente por fragmentos para generar cierta expectativa. Las imágenes, siempre poderosas, evitan repetir lo que nos dicen las palabras; no son redundantes pero tampoco distraen. Su registro es impecable pero no suavizan el tema. Las sombrías secuencias, fotografiadas con profunda sensibilidad por Ernesto Pardo, evitan mostrar los lugares donde ocurrió lo narrado, para centrarse en la dimensión de las emociones y los estados de ánimo.

Carreteras húmedas, edificios en ruinas, neblina, tormentas, nubarrones grises, retenes fantasma, viajeros de rostro expectante y miradas de pasmo, evocan la tragedia de Miriam. Un circo en mitad de la nada, la lluvia que se aproxima, el entrenamiento diario de los pequeños acróbatas, la invaluable oportunidad de reír a carcajadas y el calor familiar de los hogares rodantes, nos hablan de la fortaleza de Adela, la mujer que no olvida, pero se sobrepone a su pérdida para encarnar a un elegante payaso y alegrarle la tarde a los demás. Esa tensión apocalíptica presente en Tempestad, anunciada por su propio título, muestra también un poco de luz, una salida que, aunque se ve lejana, renueva la esperanza para los que saben sobreponerse y resistir.

Tempestad es el segundo largometraje documental de Tatiana Huezo, cineasta egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica, de nacionalidad salvadoreña y mexicana.  De su sensibilidad y oficio como cineasta no teníamos duda desde su primer largometraje, El lugar más pequeño (2011), un acercamiento al impacto de los 12 años de enfrentamiento entre la guerrilla y la guardia civil en El Salvador, narrado no desde los reportes oficiales, sino desde los testimonios de los sobrevivientes de un pequeño poblado de la montaña, que le valió a la directora y a su equipo de trabajo un amplio reconocimiento de la crítica y los espectadores, así como varios premios nacionales e internacionales. Tempestad está haciendo lo propio, cosechando algunas nominaciones, premios y buenas críticas, dentro y fuera del país.

No es la primera vez que sucede, pero no deja de ser interesante en este sentido que entre sus ocho nominaciones al Ariel 2017, Tempestad se halla colado a competir por premios que parecían casi exclusivos de la ficción, como el premio a mejor película (en la que, por cierto, compite otro documental, Bellas de Noche, de María José Cuevas) o mejor guión original. En todo caso, es una prueba más del potencial que tiene el cine documental para romper esquemas. Además, si estas nominaciones se convierten premios el próximo 11 de julio, como seguramente sucederá, tendremos la oportunidad de tener nuevamente en en las pantallas de cine este brillante trabajo, que por lo pronto sigue en cartelera en la Cineteca Nacional. 

David Ornelas | Egresado de la carrera de Comunicación Social de la UAM Xochimilco, trabajó en el Centro de Documentación de la Cineteca y ha publicado en algunos portales especializados en cine.

@el_bichoviejo