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Sin transporte eficiente no hay movilidad

El problema de la contaminación lo han centrado sólo en el programa fallido Hoy No Circula.

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Escrito en OPINIÓN el

Apenas hace unos cuantos días, la realidad golpeo el rostro de todos quienes habitamos la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), los elevados índices de contaminación y la acumulación de partículas de dióxido de carbono, obligaron a las autoridades medio ambientales de la ciudad de México, a restringir la circulación de automóviles.

 

El hecho se diluyo con el inicio del periodo vacacional lo que por un momento fue un respiro para la ciudad y los capitalinos; sin embargo, las condiciones atmosféricas al inicio de la semana que culmina, presagiaban un repunte de los índices Imecas dadas las temperaturas que promediaron 26 grados centígrados en la capital del país.

 

Lo anterior llevo nuevamente a las autoridades medio ambientales a tratar de prever cualquier contingencia futura y adelantaron lo que será un programa general del Hoy No Circula en el que todos los autos independientemente del año y modelo que sean, dejarán de circular un día a la semana a partir del 5 de abril y hasta el 30 de junio.

 

Las condiciones de movilidad en la ZMVM se han ido endureciendo especialmente para quienes poseen autos particulares bajo el argumento de que el parque vehicular es el principal generador de emisiones de CO2. De acuerdo con estudios especializados en la materia, el transporte contribuye con el 31% del total de los gases de efecto invernadero GEI y el parque vehicular contribuye con el 95% de esos gases.

 

Durante los últimos 27 años las autoridades de la ZMVM han implementando una serie de medidas encaminadas a encarecer el uso del automóvil y dificultar a toda costa la movilidad de los más de 20 millones de habitantes de la megalópolis. La lógica según los cálculos de las autoridades de transporte y medio ambiente de la ciudad de México y Estado de México, es que con esa medida se podría desincentivar el uso del auto particular que por supuesto, no ha funcionado.

 

Los habitantes de la megalópolis debemos pagar aproximadamente al año entre cinco y seis mil pesos anuales por circular en la zona metropolitana, esto sin contar el pago de peaje para el uso de los segundos pisos, consumo de gasolina, derechos vehiculares como licencias, reemplacamiento, renovación de tarjetas de circulación, INSAN, etcétera.

 

Sólo el gobierno capitalino, recaudó en el 2015 por los conceptos antes mencionados 9 mil 375 millones de pesos, sin embargo, el monto es insuficiente para resolver el principal problema de contaminación en la ZMVM que es el transporte público. Con el anuncio de media semana que dieran a conocer la Secretaría de Medio Ambiente y Movilidad sobre que durante tres meses todos los autos descansarían un día a la semana y sábado sin importar modelo y número de holograma de verificación, los reclamos e inconformidades, no se hicieron esperar.

 

El problema es que entre quienes proponen medidas y reclaman esas medidas, nadie señala la necesidad imperiosa de modificar, modernizar y eficientar el transporte público en la ZMVM, en otras palabras, el problema lo han centrado sólo en el fallido programa Hoy No Circula.

 

Y quizás no sea gratis la omisión aparentemente involuntaria de parte de las autoridades para con ese tema, pues no es tarea sencilla de resolver. Se requieren 88 mil millones de dólares para modernizar el sistema de transporte público de la zona metropolitana, de acuerdo con el libro “Situación del transporte urbano en México” que fue auspiciado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad.

 

El monto recaudado por conceptos de derechos vehiculares, no son ni siquiera el 5% de los recursos requeridos para iniciar un programa que transforme totalmente la convivencia urbana en la megalópolis mexicana. En el último año, el gobierno capitalino destinó mil 742.7 millones de pesos para el servicio de Metrobús, se inauguró una nueva ruta y se está dando mantenimiento a las líneas de mayor afluencia, como la línea uno.

 

El sistema de transporte eléctrico que comprende el sistema de trolebuses y el tren que corre de Taxqueña a Xochimilco recibió mil 302 millones de pesos en el ejercicio de 2015, mientras que al Sistema de Transporte Colectivo Metro se destinaron 15 mil 849.7 millones de pesos, evidentemente  en ambos casos sólo para mantener su operación y lo que se logre destinar para mantenimiento. De más está decir que los recursos y programas son insuficientes para lo que ésta gran metrópoli demanda.

 

La gran tarea tanto del gobierno capitalino y del Estado de México, como de los sus más de 20 millones de habitantes, es buscar la manera de reordenar y regular el servicio de transporte público, principal responsable de la acumulación de emisiones contaminantes.

 

Las diferentes modalidades de transporte público en la zona metropolitana además de ser ineficientes y contaminantes, son un grupo poderoso de presión política y social que todos los gobiernos han solapado y en muchas ocasiones fomentado convirtiendo al sistema en un servicio totalmente anárquico que nadie puede regular.

 

El sistema de Metrobús que comenzó a operar hace ya casi once años, fue apenas un intento por regular el transporte público de la ZMVM, ya que incorporó a algunos concesionarios de transporte público que operaban bajo el sistema tradicional de microbuses; pero fue sólo un intento ya que hoy en día ese sistema está rebasado y requiere mayores recursos para operar, las compañías operadores alegan insuficiencia de recursos y porque existe un grupo que se ha empeñado en vender ese sistema como la panacea del transporte público en la metrópoli.

 

El modelo fue tomado de la ciudad de Medellín y Bogotá en Colombia en donde sus promotores todavía hoy en día, alegan y enarbolan, el éxito de estos sistemas de transporte en esas ciudades. Tuve la oportunidad de estar en Bogotá en octubre pasado y la curiosidad me llevo a sondear entre la gente su impresión por su sistema transmilenio, como es conocido en esa ciudad, las respuestas fueron unánimes y contundentes.

 

Es ineficiente, inseguro y entorpece las vialidades. Queremos que construyan el metro me decían, de hecho, ese sentir determinó el resultado de las elecciones para elegir alcalde en la ciudad de Bogotá en octubre pasado.

 

Los grandes embotellamientos están precedidos por los embudos y cuellos de botella que genera el transporte público concesionado aparentemente a particulares, en realidad son grandes redes de mafias que controla el servicio en la zona conurbada y la Ciudad de México. Así podemos ver que la larga fila que diariamente los automovilistas y usuarios del transporte deben sufrir en reforma desde la torre mayor hasta el auditorio, es provocada por el transporte público que todos los días y a todas horas hacen base en una vía que es considerada primaria.

 

En insurgentes en la salida hacia indios verdes, las filas pueden estar desde la glorieta de la Raza hasta la intersección de la autopista a Pachuca y la vía Morelos ya en Ecatepec, avenida en la que se construye una línea de Mexibús que lo único que ha provocado es más congestionamiento vial en una zona de por sí conflictiva. En avenida Pantitlán en ruta del municipio de Nezahualcóyotl hacia el aeropuerto, el congestionamiento lo provoca el transporte público.

 

En avenida Santa Fe, que cruza el pueblo del mismo nombre hacia la zona corporativa diamante de la zona poniente de la ciudad, también es el transporte público quien provoca el caos. En el cruce de Periférico y avenida San Jerónimo en ambos sentidos, de ambas arterias el conflicto lo genera el transporte público, en avenida las Torres a la intersección con avenida Tláhuac y Periférico, los congestionamientos, también son generados por el transporte público.

 

Requeriría este espacio en su totalidad para mencionar todas las intersecciones y todos los puntos en los que el transporte público tanto de la Ciudad de México y del Estado de México provocan, el caos de la megalópolis es de todos los días. De esto se ha hablado y se ha escrito mucho, tal vez no esté diciendo nada nuevo, pero tampoco es nuevo que las autoridades sean del partido que sean permanecen inertes e indolentes y sin solucionar este problema.

 

Diversos estudios señalan que la causa principal de la generación de emisiones es la acumulación de la combustión de motores en un mismo sitio, es decir, entre más detenida esté la circulación, más gases se estarán acumulando y si eso se replica cientos de veces, bajo condiciones climáticas adversas, el resultado son las contingencias ambientales.

 

En algún momento hace ocho años, tuve la oportunidad de entrevistar al director del sistema Metrobús de la Ciudad de México y mi pregunta principal en ese momento era por qué no había mayor número de autobuses para evitar la sobresaturación que en sus primeros cuatro años ya presentaba ese modo de transporte. La respuesta fue que de querer más unidades, el usuario debería de pagar más por el pasaje, de otra manera, no era rentable el servicio.

 

Posteriormente unos años después, mi labor me llevo hasta las oficinas del entonces secretario de Transporte y Vialidad, Armando Quintero, a quien pregunté qué se tendría que hacer para desincentivar el uso del automóvil y utilizar más el transporte público. Su respuesta fue contundente, la gente que tiene auto particular, jamás lo dejará para subirse al Metro o al Metrobús, en realidad, me dijo, esos transportes son para la gente de bajos recursos.

 

La movilidad en la megalópolis y otras ciudades del país, comprenden un reto enorme para concientizar a todos los actores de la sociedad; el tema de contingencias ambientales además es un problema de salud pública y con funcionarios que se la pasan dando tumbos con la toma de decisiones como Tanya Müller y compañía o como la ciudadanía que se desgarra las vestiduras porque lo bajan de su auto por hecho de que sea nuevo o no, pero que también contamina, la solución no se ve cerca.

 

Las autoridades de la Ciudad de México erogaron en el 2015 23 mil 110 millones de pesos en temas de transporte y cuidado del medio ambiente, monto seis veces que lo recaudado en ese mismo año y apenas representa el 0.1% del monto señalado en el libro Situación del Transporte Urbano en México.

 

@ijm14

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