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Salud mental, lo que la pandemia nos dejó

Esta maldita pandemia no termina con el último contagio, esta pandemia es y será más larga y duradera de lo que la gente imagina. | Guillermo Sesma

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Escrito en OPINIÓN el

Estamos por recibir desde África la cuarta variante y ola de contagios del covid 19. Esto ha puesto en jaque a gobiernos enteros, sociedades completas, pero lo más importante es que ha puesto en situaciones críticas a los individuos. La pandemia nos puso en perspectiva la vulnerabilidad del ser humano, lo frágiles que somos y en muchos casos lo solos que estamos.

Una de las cosas que ha pasado por desapercibida es la fragilidad y la importancia de la salud mental. Esta pandemia que pocos vimos venir y que aún menos pensamos que tendría efectos tan devastadores. El covid terminó con millones de vidas por todo el mundo, tan solo en nuestro país se habla de cifras superiores a las 600 mil personas, dejó sin trabajo a millones de personas por negocios quebrados y dejó sin escuelas a millones de niños ante el cierre para prevenir contagios. 

Tantos cambios han tenido efectos colaterales tan difíciles de medir que los gobiernos, las escuelas y las empresas prefieren ignorar y darle la espalda al cuidado y la salud mental de las personas. Tan solo en Estados Unidos existe un déficit de psicólogos y psiquiatras para tratar las desordenes mentales. Esto lleva también a que Estados Unidos tenga desabasto de medicamentos para controlar la depresión, la ansiedad y demás síntomas que la pandemia nos ha desencadenado.

Es difícil predecir cuáles serán los efectos a largo plazo del confinamiento tan prolongado de los niños. ¿Cómo serán las relaciones interpersonales de los adolescentes que se graduaron a distancia? ¿Cómo será la sociedad mexicana cuando los millones de niños que desertaron de las escuelas y de los que poco se ha hablado tendrá a cinco, diez o veinte años de hoy? El índice de divorcios se disparó a nivel mundial. El estrés familiar, el estrés económico, el estrés de convivencia y el estrés de confinamiento llevó a millones de parejas a terminar relaciones, algunas de manera pacífica y otras tantas tan violentas como la pandemia misma. Esta situación llevó a la sobre saturación de los juzgados y esto a prolongar el estrés del fin de estas relaciones.

La salud mental de los que perdieron amigos, los que perdieron familiares, los que perdieron hijos o padres, no ha sido ni señalada ni atendida por autoridad alguna. Los gobiernos viven en la inmediatez de la contingencia, sin duda la vacunación, los ventiladores, las emergencias ocupan y deben de ocupar lo prioritario, sin embargo, no puede desdeñarse o desatender lo que acontece y va a acontecer en todas las sociedades. La mala salud mental de las personas, el incremento en el número de suicidios a nivel mundial, en la violencia de género, en el maltrato a menores, y los índices de drogadicción y alcoholismo son algunos de los síntomas de la salud mental de las personas. 

En México se ha decidido institucionalmente no ver la importancia de la salud mental como síntoma de la pandemia. La pandemia es lo que es, pero nos demostró lo vulnerables que somos, lo frágil de la mente de los seres humanos, los llamados de atención de las personas deben de ser considerados como serios. Los gobiernos y las sociedades deben de tener contingentes que atiendan lo que se vive y lo que se va a vivir a nivel mundial. Porque esta maldita pandemia no termina con el último contagio, esta pandemia es y será más larga y duradera de lo que la gente imagina.