Hace unos días una trabajadora de la Secretaría de Salud denunció que había un brote de covid-19 en sus oficinas.
De acuerdo con el testimonio de Paola “N” “acaba de salir positivo un director y una subdirectora y es impresionante que a las autoridades no les importe, bueno, para empezar el director general ni viene”.
Los trabajadores también alertaron del deceso de un funcionario de nivel directivo por covid-19.
La dependencia guardó silencio cuando se le preguntó qué estaba sucediendo.
Según los trabajadores, la dependencia no les informa de manera oficial de los contagios, sino que se enteran a través de los compañeros “que otros (empleados) están enfermos”.
Describen que carecen de las condiciones sanitarias porque hay alfombras, el aire acondicionado permanece encendido y piensan que no hay cuidado en la higiene y limpieza de la Dirección de Programación y Presupuesto, que forma parte de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Salud, encabezada por Pedro Flores.
Algo está sucediendo en la Secretaría de Salud. Y no es algo bueno.
El año pasado, recién estrenado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador comenzaron a surgir problemas por todos lados en el sector salud. Evidentemente hay enfermedad en una de las áreas más sensibles para un país como es la de la salud.
Desabasto de medicinas, lo mismo para pacientes con VIH que para los de cáncer, niños o adultos. Reyertas con las farmacéuticas acusadas de corrupción. Una estela de 326 hospitales por todo el país en obra negra, muchos con hasta una década sin terminar. Salud en crisis, salud enferma.
Llegó la pandemia y nos tomó por sorpresa. Por alguna razón, López Obrador dejó equivocadamente la responsabilidad de la conducción y vocería en un personaje que da la impresión de haber caído en la soberbia y la ambición sin límites.
Y así estamos llegando a los 100 mil muertos por covid-19. Sin liderazgo y, por lo que ha trascendido, una auténtica guerra intestina en Salud que no presagia nada bueno para la sociedad a la que dicen servir.
El pleito que asoma en Salud ha comenzado a contaminar otras áreas del gobierno de la autodenominada 4T.
Las alertas están encendidas y si no se pone orden esto podría desencadenar una situación gravísima para la salud de los mexicanos.
Punto y aparte. Cruje el camino aliancista del PRI, PAN, PRD y anexas. En algunos estados comienza a agrietarse la autopista. Pero ahí van. Por cierto, en el otro frente, el morenista, también crujen porque buscan postular a candidatos con un pasado delincuencial...
Punto final. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM estrena directora. La doctora Carola García Calderón asume la dirección tras ser avalada por la Junta de Gobierno. Un buen augurio para una de las cajas de resonancia del análisis de nuestra vida política y social.