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¿Por qué ya no habrá autos baratos en Guanajuato?

¿Una afectación individual o un reto para reinventar las formas de movilidad colectiva y sustentable? Ya lo veremos

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Escrito en OPINIÓN el

Lo que resulta claro es que se trata de uno de los tantos impactos de la escasez de semiconductores en la industria automotriz que afecta también a Guanajuato. Si las armadoras priorizan sus unidades de mayores costos, el mercado de autos de lujo se concentrará.

Por eso conviene centrar muy bien de qué se trata el debate que he propuesto en el Poder Legislativo a través del punto de acuerdo que llevé al Pleno en octubre pasado y no confundir la narrativa.

No se trata de fabricar chips, esa no es mi propuesta. Tampoco de ignorar otras limitaciones que puede enfrentar la industria asentada en Guanajuato frente al contexto nacional. Y definitivamente, no se trata de las armadoras ni de los grandes empresarios, pues las utilidades de la inversión extranjera directa -la que más crece- no se quedan en nuestro territorio más que a manera de salarios bajos en el nivel operativo.

Las consecuencias que como representante ciudadana de Guanajuato me importa abordar, son: la reducción de salarios por paros técnicos para trabajadoras y trabajadores de la industria automotriz, y los impactos económicos y productivos de las mipymes guanajuatenses que son proveedoras de la cadena. Las llamadas tier 1, 2, 3 y 4.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico Sustentable, la inversión mexicana en el Estado es del 10% y la que es netamente guanajuatense no llega al 3% y esa es justo la que se está viendo más afectada y la que más necesita recuperarse de los estragos y crecer.

Las y los guanajuatenses -siempre- deben ser el centro del debate público que nos corresponde a las personas legisladoras y servidoras públicas.

La Comisión de Desarrollo Económico y Social del Congreso del Estado de Guanajuato se reunió para dialogar con algunas empresarias y empresarios del sector sobre la situación actual de la escasez de chips. A pesar de que, algunos explicaron su experiencia en la cadena de suministro y conocimos también impactos en las ventas al consumidor final, las voces del sector económico gubernamental que resonaron en los titulares de los medios desviaron el foco de la discusión.

Es cierto que, los semicomponentes de manera aislada solo forman una parte del problema, pero habría que sumar a esta ecuación: (1) el impacto de la pandemia en las empresas, (2) la inflación actual y (3) el debilitamiento progresivo del mercado interno; (4) la crisis logística y hasta (5) la importación de autos usados.

He recibido llamadas y comentarios de personas empresarias de otros estados que confirman que en el país todas atravesamos esta etapa. En algunos de ellos ya están planeando diversificar, otros buscando transitar hacia el diseño, programación o ensamble de los semiconductores; otros están entendiendo que el “motor de computación interna” reemplazará al motor de combustión interna; y otros, lamentablemente, enviando a sus empleados a solicitar subsidios individuales a los gobiernos durante los paros técnicos como alternativa de ingreso.

Me queda clara la escala de la problemática y que requerimos del apoyo del Gobierno Federal para que, como en los Estados Unidos y la Unión Europea, se pueda buscar equilibrar las cadenas de suministro. Estos países han creado leyes y otorgado presupuesto para la investigación y puesta en marcha de proyectos para chips de nueva generación.

La Secretaría de Economía y la del Trabajo y Previsión Social deben estar conscientes de que a nivel mundial las industrias están incorporando la escasez de componentes a sus proyecciones de ingresos, de costos y, sobre todo, de demanda laboral.

La industria automotriz vive un momento crucial, en el que la inversión inteligente, basada en información seria, será fundamental para garantizar el correcto funcionamiento de su cadena de producción. Superar el actual entorno de desabasto y fortalecerse para avanzar hacia la recuperación del sector en los próximos años, es una exigencia del Guanajuato del futuro.

En mi opinión, el Gobierno del Estado debería poner manos a la obra para:

a)       Mapear el estado actual de la cadena de suministro y demanda con énfasis en el impacto de la pandemia, la inflación, el mercado interno y la crisis logística. La información para la toma de decisiones es clave y debería considerar un análisis de alcance internacional y global con expertas y expertos.

b)       Identificar todos los riesgos, en especial los más graves, que afectarían a las y los trabajadores; prever pérdida de empleo, personas con sueldos reducidos o menores ingresos y sus efectos indirectos a la economía local, además de considerar la creación de un fondo económico de emergencia para atender los impactos.

c)       Buscar alternativas para minimizar estos efectos de la escasez a corto y mediano plazo. No, no estamos hablando de construir plantas y producir chips, lo sabemos.

d)       Generar estrategias de largo plazo para evitar la dependencia de una sola industria.

Desde luego, esta problemática no es la única que enfrentan las empresas y la dimensión del problema rebasa nuestras capacidades locales. Pero seguir gestionando la crisis inminente sin información o negándola, no parece la mejor idea para afrontar el futuro de Guanajuato -sin exagerar- en los próximos 75 años, e incluso, el Guanajuato del siglo XXII.

Los planteamientos vertidos en la mesa de análisis del Congreso deberían llevarnos a planteamientos centrados en las personas y no en el beneficio de los entes.

¿Por qué a alguien le podría interesar negar la realidad o llevar el tema por otra ruta que no sea la de la escucha de quienes viven los impactos?