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“Noche de fuego" de Tatiana Huezo

"Noche de fuego", ahora en Netflix, es una película de murmullos. Miradas. | María Teresa Priego

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Escrito en OPINIÓN el

Ana pregunta a su madre por una familia que desapareció de golpe. "Se fueron", dice la madre. "Entonces, ¿por qué dejaron todo servido?". "Así se hace, Ana, cuando la gente se va deja todo puesto como si fuera a regresar". Quizá es uno de los diálogos más bellos de "Noche de fuego". La realidad estalla y la madre, sin embargo, trata de preservar la infancia de su hija. Pero cada quien, a su manera, sabe. Tatiana Huezo es una cineasta-poeta más que valiente. Se necesita tanto compromiso, tanta fuerza para ir hacia allá: hacia los que "desaparecen". Hacia los que quizá no vuelvan. Se "ausentaron" de golpe mientras la sopa se enfriaba en la mesa. Dejaron las luces encendidas. La ollita del café en la hornilla. Los minúsculos datos de la vida cotidiana: rota a patadas.

La pasión por los detalles de la narrativa intimista: objetos en el piso, los pies cubiertos de lodo, la bicicleta bajo la lluvia. Las sandalias de plástico. Los silencios. Tatiana, la directora de "El lugar más pequeño", "Ausencias", "Tempestad", leyó "Prayers for the stolen" (2014) de la escritora Jennifer Clement, traducido al castellano como "Ladydi". Y eligió hacer el filme. Tal vez el dato más entrañable en esta película tremenda es su sutileza. La delicadeza en el trato de los personajes femeninos. El no rotundo a la violencia explícita: no vemos hombres rabiosos violando niñas. Ni niñas obligadas a disfrazarse de adultas -para ser torturadas- en sótanos siniestros. Sabemos lo que sucede por las voces que dicen poco y muy bajito. El narco. La trata que nadie nombra. Los gritos que a veces se escuchan a lo lejos. Sabemos que en el pueblo viven bajo una amenaza feroz por la manera en que Rita, la madre (Mayra Batalla)  y su hija Ana (Ana Cristina Ordoñez González/Marya Membreño)  viven atentas a ese momento en que las sonidos de la noche podrían convertirse en estruendo. El estruendo precede a la catástrofe.

Se escucha una lechuza, una vaca muge, sopla el viento. Es casi un juego entre ellas: "¿qué escuchas?" Aprender a diferenciar los sonidos de la noche. Los de la naturaleza. Los de los hombres. Vivir rodeadas de violencia. Seguir viviendo. De golpe sus cuerpos se tensan. Algo suena distinto. El ruido del motor, las llantas de una camioneta. "Ellos" irrumpen en el pueblo. Las madres y sus hijas han cavado fosas para esconder a las niñas cuando el ruido de las llantas se acerca y los perros ladran. Las cubren con ramas. No siempre funciona. Las voces dicen: "Se llevaron a Juana". "Noche de fuego" es una película de murmullos. Miradas. Los ojos de Ana hablan. No paran de hablar. Es la historia de la relación entre tres amigas entrañables que transitan de la infancia a la adolescencia: Ana, María (Blanca Itzel Pérez/Giselle Barrera Sánchez ) y Paula (Alejandra Camacho ). 

La de las madres que llevan a sus hijas al salón de belleza para cortarles los cabellos. Rapaditas. Como niños. "Para que no se les suban los piojos". Nadie explica más. Las niñas intuyen. Los magníficos paisajes de la sierra. El caserío. El padre de Ana, como la mayoría de los hombres de su edad está en Estados Unidos. No manda dinero. Se le "olvida". Las mujeres suben a la punta del cerro para obtener la señal de los celulares. El padre de Ana no responde. Cuando la madre logra pedirle que se lleve a su hija con él, que la salve, a su marido se le cuelga el teléfono. Están solas. El ejército llega de tiempo en tiempo. Tampoco son tan confiables. Entre que defienden la plaza y que reciben su "paquetito" para confundir las flores rojas con maizales. Para destruir los campos del narco, los helicópteros hacen llover un herbicida tóxico para las personas y para las siembras. No siempre les atinan a las amapolas. Los narcos son los amos. La precariedad obliga: cada vez más personas del pueblo suben a trabajar para ellos. Se murmura que si cooperas recibes protección. 

En una entrevista para FICM 2021 Tatiana Huezo dice: "Amo contar historias. La historia de cualquier ser humano es muy importante y es única y es fascinante. Sin embargo, el tiempo que me tocó vivir en este país, en este planeta, define en gran medida la necesidad también de mis historias. Noche de fuego, aunque es una ficción sigue con este monstruo latente, violento que está ahí... (las niñas) crecen y se dan cuenta de lo que significa ser mujer en un contexto violento". La vida transcurre: las niñas van a la escuela, nadan en el río, cocinan, crecen. Juegan. Ana se enamora del hermano de su amiga. Las niñas menstrúan. Se suman al trabajo en los campos de amapola. Los depredadores son los patrones. ¿Acaso no dicen que así están "protegidas"? Ana quiere ser maestra. Los adultos cuelgan un artefacto metálico en la escuela que funcionará a manera de campana de alarma. El pueblo se organiza... están solos. Aislados. Terriblemente solos. 

"Noche de fuego" Selección oficial 2021 en la sección "Un certain regard" del Festival de Cannes, está ahora en Netflix. Qué gran encuentro entre dos talentos intimistas, delicados y valientes: Jennifer Clement y Tatiana Huezo. "Sentir como espectadores la verdadera dimensión de lo que nos está pasando", dice Tatiana. Y agrega: "El cine es una provocación muy importante del pensamiento". Una flecha derechito al corazón.