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Las protestas médicas

Se han sumado enfermeras, camilleros, paramédicos, médicos residentes durante 2020 ante la falta de insumos y equipos de protección. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

En estas horas, las más largas de la humanidad reciente, en la primera línea de riesgo se encuentra el personal médico, quienes a pesar de lo estresante de su trabajo y la angustia psicológica a la que se encuentran sometidos, han exhibido a los burócratas disfrazados de funcionarios, por su incapacidad para proporcionar insumos, equipos de protección y una atención con dignidad en perjuicio de trabajadores y pacientes.

El movimiento médico de 1964

En la historia reciente se han dado innumerables protestas, una de las más importantes, la que llevó a cabo el movimiento médico de 1964 que surgió ante la protesta de un descuento del pago de sus aguinaldos y que, recibió como represalia el despido de 200 de sus compañeros; los reclamos no sólo eran por la restitución de sus puestos sino además un aumento de becas y su conversión en un contrato laboral de manera permanente, la contratación preferencial de antiguos residentes, una solución a la falta de equipamiento en cada uno de los hospitales, y mayor acceso a la educación de posgrado.

En la mayoría de los estados de la República, internos y residentes abandonaron los hospitales para apoyar a sus colegas de la Ciudad de México. La manifestación fue de gran magnitud, que el 8 de diciembre de 1964 se fueron a huelga en el Centro Médico Nacional y en el Hospital La Raza, junto con otros 57 hospitales de la capital y 48 de los estados con aproximadamente 8 mil médicos participantes.

El movimiento #YoSoy17

En 2010, el fallecimiento de un joven de 15 años inició un proceso penal en contra de los 16 médicos involucrados en su tratamiento, los cuales fueron acusados de homicidio culposo derivado de una supuesta negligencia médica. Esto originó el movimiento #YoSoy17, el cual trajo como consecuencia marchas de protesta en todo el país de miles de galenos, convirtiéndose ellos, de manera colectiva, en el número 17 de los acusados.

Fue la fuerza a nivel nacional de este movimiento que logró desactivar las ordenes de aprehensión en contra de los 16 médicos acusados, consiguiendo una amplia legitimidad de las demandas de los batas blancas.

En IMER, falta de insumos

En febrero de 2019, aproximadamente 200 trabajadores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) reclamaron ante la Secretaría de Salud la falta de insumos, un mejor presupuesto y que dejaran de despedir a sus compañeros. El reclamo por el recorte presupuestal se extendió al menos a 13 estados de la República por los meses de febrero a mayo del año pasado.

El reclamo de este movimiento fue denunciar la falta del personal de salud como camilleros, de intendencia, el despido de personal médico y la reducción en operaciones quirúrgicas hasta en un 50%.

Médicos residentes en lucha

En marzo de 2019 se inició un movimiento de médicos residentes adscritos a la Secretaría de Salud paralizando labores debido al retraso en el pago de sus becas y retiro de “compensaciones adicionales por servicios especiales”. Solicitaron la revisión y cambio de contrato de beca, el ajuste de sus percepciones, solución por los descuentos de pagos, por la falta de insumos en los hospitales y no ejercer represalias en contra de quienes llevaron a cabo las protestas.

Este paro de labores obligó a dar respuesta a sus demandas económicas, no así a su estabilidad en el empleo con el pago de todas las prestaciones que les corresponden a los médicos de base.

Todas estas demandas del movimiento médico en el que se han sumado enfermeras, camilleros, paramédicos, médicos residentes durante 2020 ante la falta de insumos y equipos de protección para el personal médico se deben a la enorme precariedad de los sistemas de salud en México.

Recientemente el Director de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, ante la crisis derivada de la pandemia, reveló de la manera más cruel la extraordinaria precariedad y las injusticias de nuestro mundo laboral. Él señaló que se trata de los agujeros enormes de los sistemas de protección social, si bien el virus no discrimina entre sus víctimas, su impacto social y económico discrimina brutalmente los más pobres y vulnerables. En esta crisis van involucradas las instituciones de salud.

La seguridad social en nuestro país como en todo el mundo, con sus carencias, en estas horas largas de pandemia, ha puesto al personal médico, al frente de una batalla por dignificar la atención de los servicios de salud.