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Las mujeres haremos la diferencia

Propiciemos los mejores acuerdos y generemos las mejores administraciones por un país que ha resuelto ser paritario. | Ivonne Ortega

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Escrito en OPINIÓN el

De todos los resultados en la elección del 6 de junio pasado, sin duda uno de los más alentadores es la llegada de un número significativo de mujeres a los cargos de representación y de toma de decisiones.

Provenientes de todos los partidos en competencia, y derivado de la reforma electoral de 2015, miles de mujeres se postularon a gubernaturas, diputaciones locales y federales, alcaldías, presidencias y juntas municipales, regidurías y sindicaturas.

Tan solo de los 300 distritos federales, 149 fueron ganados por mujeres, lo que asegura una representación femenina como nunca en la Cámara de Diputados, si consideramos también los criterios de paridad en la asignación de escaños por la vía de la representación proporcional.

Dependiendo de los resultados de las impugnaciones ya presentadas, hasta seis mujeres podrían sumarse a la lista de quienes gobiernan en los Estados, que se sumarían a Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México y Claudia Pavlovich en Sonora.

De esta forma, habrá un avance histórico en la balanza paritaria, en cuanto a gubernaturas y diputaciones federales, y predeciblemente también en las diputaciones locales.

El pendiente seguirá en las alcaldías y presidencias municipales, pues según los recientes datos estadísticos, no se ha alcanzado la paridad en ese nivel de gobierno, y resulta evidente que es una tarea en la que debemos redoblar esfuerzos, ya que aún quedan inercias machistas o resistencias y prejuicios ante la participación de mujeres en la toma de decisiones en el nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía.

Con todo, la elección es histórica debido al número de servidoras públicas que entrarán en funciones, una expectativa muy alta respecto de los temas, las causas que llevaremos a nuestros ámbitos de resolución.

Por mi parte, creo que hay que seguir avanzando en la promoción de la cultura de la igualdad de oportunidades y la no discriminación, sobre todo en el nivel municipal, y respaldando a cada vez más mujeres que quieren participar en política pero que se ven detenidas o amedrentadas por actitudes y resabios de otros tiempos políticos, esos en los que una mujer al frente era atacada y criticada.

Cuando empecé en la política, al postularme a presidenta municipal en mi natal Dzemul, no existían leyes paritarias, ni criterios sobre la materia y el entonces IFE tenía dos años apenas de haber sido dejado de presidir por el secretario de Gobernación. Fue una tarea difícil vencer los fantasmas machistas, las resistencias de varios, la discriminación.

Pero me sobrepuse y he sostenido una carrera política que no ha estado exenta de ataques y recelos por ser mujer. Por eso sé lo que sienten quienes quieren participar pero sienten temor, o no terminan de decidirse. A todas las mujeres que me han compartido estas inquietudes les he dicho: vale la pena, hay que intentarlo, y hay que avanzar siempre hasta lograr la meta.

En estas elecciones el techo de cristal ha sido roto en muy buena parte, y debemos seguir avanzando: que se sienta en el Congreso de la Unión, en los congresos locales, en las gubernaturas, en las alcaldías y presidencias municipales la voz y la convicción de cada mujer empoderada.

Tampoco se trata, como dicen los escépticos, de hacer un relajo. No. Se trata de propiciar los mejores acuerdos, de generar las mejores administraciones, ofrecer el mejor punto de vista, las mejores discusiones y también las mejores conclusiones por un país que ha resuelto ser paritario y saldar la deuda histórica con las mexicanas. Hagamos la diferencia.