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La decadencia política en México

“Los que pertenecen a la delincuencia organizada, en general muy bien. Muy pocos actos de violencia de estos grupos”

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Escrito en OPINIÓN el

Desde la llegada del actual gobierno federal que encabeza el presidente López Obrador, irónicamente un gobierno cargado de legitimidad popular de la mano de más de 30 millones de votos que confiaron en el viejo político antisistema, surgido curiosamente del propio sistema político mexicano de la mano del entonces partido de estado, el PRI, el régimen político vive momentos de crisis nunca antes vistos, derivado de las elecciones intermedias del 6 de junio.

Como nunca antes, habíamos escuchado por parte de diferentes actores políticos de todos los partidos políticos sin excepción, incluido el partido en el gobierno MORENA, por voz de su máximo representante y hoy gobernante AMLO, referirse a la participación del crimen organizado en unas elecciones y reconociendo en su máxima tribuna de todas las mañanas: “Los que pertenecen a la delincuencia organizada, en general muy bien. Muy pocos actos de violencia de estos grupos”.

Como si faltara algo más de lo deplorable que ha sido su gobierno desde el 1 de diciembre del 2018, donde la característica ha sido los crecientes conflictos sociales y clasistas dividiendo como ningún otro gobernante a la sociedad mexicana entre ricos y pobres, buenos y malos, los que están a favor de su gobierno y contra él, constantes manifestaciones y violencia popular, la incursión del ejército como una forma de instaurar un nuevo modelo pretoriano de estado.

Predominio de dirigentes personalistas inestables que a menudo adoptan desastrosas políticas de gobierno económicas y sociales, una amplia y flagrante corrupción de empleados públicos arrogantes y de ministros de la corte al servicio del presidente de México, una constante y arbitraria violación de los derechos humanos, niveles decrecientes de eficacia y capacidad burocráticas que afectan y lastiman al pueblo como nunca antes.

Una constante y difundida alienación de los grupos políticos (pérdida de la identidad), la pérdida de la autoridad de legislaturas y tribunales, y la fragmentación (a veces la desintegración total) de partidos políticos de cara al desorden y caos político con el arribo del nuevo invitado como grupo social de la mano del padrinazgo político del nuevo gobierno federal que los protege y apoya a cambio de su poderoso apoyo económico: el crimen organizado.

Al grado de escuchar y leer a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, analizó lo que sucede en México y particularmente lo acontecido el 6 de junio. Comentó lo que se ha instaurado en nuestro país con el actual gobierno de López Obrador, una particular violencia electoral y política. El alto nivel de violencia electoral, contabilizó el gran número de asesinatos de candidatos muertos en campaña.

Las declaraciones y acusaciones de dirigentes nacionales de partidos políticos, así como de algunos gobernadores y participantes electorales en el proceso intermedio pasado, reconociendo que el crimen organizado se ha apoderado desde hace tiempo de territorios en casi todo el país, imponiendo su voluntad por encima de nuestros procesos electorales y voluntad ciudadana.

Es innegable que vivimos una declinación del orden político, el deterioro de la autoridad por la propia autoridad, transfiriendo poderes a quienes matan, lastiman y quebrantan el orden y equilibrio social, poniendo en entredicho la legitimidad de los nuevos gobiernos y actores políticos electos. ¿Vivimos en una narco-democracia, impuesta por el actual gobierno y su partido, para perpetuarse en el poder?

¿Usted que opina?

Dr. Carlos Díaz Abrego