Estamos por entrar a la mitad del sexenio del actual gobierno federal. En unos días se instala formalmente la nueva legislatura del Congreso de los diputados en San Lázaro y a partir de ahí, comienza la segunda y última parte de lo que se ha llamado el gobierno de la Cuarta Transformación, de la mano del actual presidente de México y su partido en el gobierno Morena, quiénes al inicio de su llegada al poder, generaron altas expectativas.
Faltan tres largos años para que concluya el gobierno de la autodenominada 4T y la verdad, es mucho, mucho tiempo aún para que termine la pesadilla que hoy viven millones de mexicanos, que han visto cómo en tan solo dos años y meses, el país se ha transformado en un auténtico caos diario de inestabilidad social, económica y política donde el desorden impera a lo largo y ancho del territorio nacional.
Con la falsa promesa de que el actual gobierno dice: “no somos iguales” a los gobiernos del pasado del PRI y PAN respectivamente, la descomposición de las instituciones, del nivel de vida, del gobierno en su conjunto, de la sociedad en general y por supuesto del país, es hoy más que evidente con una nación hecha pedazos y en claro deterioro y precariedad por donde se le quiera ver. Sin una sola obra pública, ni inversión mínima básica en los municipios para pavimentar las lamentables calles de nuestro país, México transita hoy cómo una nación de cuarto o quinto nivel.
Una sociedad tradicional como la nuestra, puede poseer muchas fuentes potenciales de identidad y asociación. Algunas de ellas han sido minadas y destruidas por el supuesto proceso de transformación al que nos ha sometido el actual gobierno. Una de ellas, la unidad nacional la ha roto salvajemente el actual gobierno de López Obrador, que se ha encargado de dividir a los mexicanos, rompiendo con esa fuerza de antaño que habíamos tenido entre mexicanos.
Otras fuentes potenciales, han podido alcanzar una nueva conciencia y convertirse en la base de una nueva organización porque son capaces de satisfacer muchas de las necesidades de identidad personal, bienestar social y progreso económico creadas por el proceso de protección y supervivencia por ejemplo, la clase media convencional de la mano del movimiento FRENA.
Dentro de está decadencia política, social y económica que vivimos de la mano de la 4T, hoy tenemos mayor violencia, pobreza, inestabilidad, menor movilización social, desigualdad y la corrupción igual que siempre o peor originada por la supuesta transformación que solo ampara al grupo gobernante y los asocia en camarillas de complicidades y grandes negocios entre aquellos que administran el poder político. Lo mismo de siempre.
Los hechos y resultados del actual gobierno de la 4T demuestran sin lugar a duda, que han sido peores gobernantes que “los otros” en atenuar el problema de la pobreza, de mejorar el sistema de salud de la población, de ser incapaces de incrementar el producto interno bruto, de generar fuentes de empleo, de no hacer obra pública y en pocas palabras de no promover el bienestar al máximo.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Díaz Abrego