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Guardia Nacional: avances en cuarteles y equipamiento

Un cuartel policial permite conocer las problemáticas locales. | Jorge Lumbreras*

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Escrito en OPINIÓN el

La seguridad pública implica disponer de infraestructura, esto es, de espacios físicos necesarios para que las personas responsables de hacer cumplir la ley puedan desarrollar sus funciones. En evidencia, las instalaciones tienen que responder a la naturaleza de las responsabilidades que la ley les asigna, de modo tal, que si la ley indica que deben estar presentes en todo el territorio nacional, esto debe resolverse de alguna forma, sobra decir, que utilizar hoteles para que los elementos de la seguridad pública federal se desplieguen a las 32 entidades del país, además de infuncional, dista de ser un espacio adecuado para disponer de comunicaciones, áreas de adiestramiento y coordinación, además del alto costo que representa tal modalidad para el erario público.

De ahí que la creación de la Guardia Nacional, haya traído aparejada la meta de construir instalaciones adecuadas para su despliegue en el país, más aún, cuando se estableció que sus funciones implican apoyar a estados y municipios en seguridad pública. Por ello, la Estrategia Nacional de Seguridad 2019-2024, estableció que para el año 2021 la Guardia Nacional habría de disponer de 266 regiones con igual número de destacamentos y 32 Coordinaciones Estatales. Una instalación de seguridad pública constituye una forma específica de tener presencia en el territorio y de acercar la función de seguridad a familias y comunidades. 

Un cuartel policial permite conocer las problemáticas locales para generar acciones que respondan al tipo de conductas delictivas que se cometen, involucrarse en las dinámicas de las comunidades y propiciar el trabajo de las dependencias de gobierno estatales y municipales mediante la comunicación, la colaboración  y la coordinación. Sobra decir que la proximidad social, la participación de la sociedad civil, los patrullajes en pueblos y colonias y la capacidad de respuesta ante la comisión de delitos se facilitan cuando se tiene presencia directa en el territorio.

La constancia y la predecibilidad institucional debe caracterizar la presencia de las fuerzas policiales, de ahí que sea, por lo menos discutible, la presencia coyuntural en algunas zonas del país o sólo actuar en algunos puntos a fin de realizar operativos que se deciden desde el centro.  

Para disponer de 248 cuarteles para la Guardia Nacional se estableció un programa de trabajo en tres fases. En la primera durante el año 2019, se construyeron 78 instalaciones en nueve entidades federativas; tres cuarteles de esta fase están en proceso de construcción. En la segunda fase se programó la construcción de 91 cuarteles, nueve se concluyeron en tres entidades y 82 están en proceso en 18 estados, el rezago obedece a las medidas de protección de la salud que se aplican por la pandemia covid-19. En la tercera fase, durante 2021, se construirán 76 cuarteles más en 26 estados. Se trata de un esfuerzo sin precedentes, porque por primera vez la seguridad de la federación dispondrá de espacios y personal necesario para desplegarse al servicio de la ciudadanía en apoyo a la seguridad pública local, ha de señalarse la colaboración de los gobiernos estatales y municipales en la gestión de los terrenos para edificar las instalaciones.  

Los 248 cuarteles que se construirán en nuestro país son similares y dispondrán de comandancia, aulas, sala de juntas, comunicaciones, áreas de acondicionamiento físico, comedor y alojamiento para 120 elementos. Los cuarteles contienen lo necesario para la función de seguridad y se construyeron bajo criterios de racionalidad y austeridad, es decir, son espacios dignos que distan de gastos suntuarios y compras innecesarias.  

Para la Guardia Nacional que inició sus operaciones hace 18 meses, estos espacios son sustantivos para que pueda trabajar al servicio de las comunidades, se trata de estar en la vida colectiva, de conocer los problemas que se enfrentan, de estudiar y escuchar para prevenir las conductas delictivas, y de coordinarse sistemáticamente con las autoridades locales para sumar capacidades y recursos bajo los propósitos de recuperar la seguridad, garantizar el orden público y fortalecer el Estado de derecho. Ha de subrayarse que estos cuarteles son un referente físico para sus elementos, para generar identidad, cohesión e interacción en sus funciones. 

Por otra parte, resulta evidente que para realizar patrullajes y generar seguridad en lo local se necesita vestuario, equipo, armamento, municiones y vehículos. Para la Guardia Nacional a diciembre del año 2020  se habían ministrado 45 mil equipos de campaña y vestuario; 50 mil armas cortas y 2 mil 529 vehículos. Las características de este equipo corresponden a las instituciones de seguridad pública de México y del mundo, esto es, de la  función policial civil, sobresale que los equipos se estandaricen porque generan ahorros tanto en las adquisiciones como en el mantenimiento.  

Para que una institución funcione se necesitan planeación, logística, recursos financieros, capital humano, formación, equipo, información y conocimiento. La creación de la Guardia Nacional puede llevar a recuperar la seguridad perdida, en especial, la seguridad cotidiana; es necesario que se consolide para que se perfeccione, como es necesario que los gobiernos locales realicen sus esfuerzos en el marco de las facultades que les otorga la ley, porque debe recordarse que la Guardia Nacional también debe cumplir las funciones de seguridad de la federación y por tanto de aeropuertos, carreteras, cruces fronterizos, lucha contra la delincuencia organizada, ciberseguridad y otras 40 tareas que le encomienda la ley.

*Dr. Jorge A. Lumbreras Castro

Académico de la FCPyS – UNAM