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Golpes para la oposición

Grave situación y panorama de riesgos el que se presagia. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

Éramos muchos, y parió la abuela, se dice; o quizá “Al perro flaco, se le cargan más las pulgas” y tanto que pasa aquí que parece que estamos en un laberinto para cuya salida la ruta es cada vez más complicada y lejana... El optimismo por tiempos mejores parece diluirse en realidades cotidianas de distinta naturaleza política.

Desde el comienzo de este sexenio se creó la Guardia Nacional como una fuerza de gobierno para hacer frente al creciente fenómeno sangriento en el país: no ha sido suficiente. Se dijo que estaría bajo mando civil para no militarizar a esta agrupación de seguridad pública, sin embargo pasados los meses el gobierno mexicano ha tenido que exponer la importancia de las fuerzas armadas de México en tareas de seguridad pública, lo que no está en su gen de origen y destino... Y nada.

La política de “abrazos no balazos” es un principio moral, pero existen también las leyes y la fuerza del Estado para garantizar el bien superior: la seguridad nacional, la seguridad pública, las vidas humanas, los bienes patrimoniales, la estabilidad y armonía sociales...

Así que el panorama no puede ser más desalentador, y ni siquiera queda la opción de la templanza, la razón, el diálogo y la democracia como aspiración... Y si esto no fuera suficiente, ahora las cosas se complican aún más. El mensaje cifrado que se percibe, por lo ocurrido en días recientes, es el del uso de la violencia de gobierno como alternativa a la falta de diálogo.

Y como si fuera una extensión del panorama violento que vive el país, el lunes 30 de agosto, afuera del recinto legislativo de la Ciudad de México, la policía golpeó a un grupo de alcaldes de distintos partidos que acudieron ahí para exigir que legisladores de Morena no aprobaran una serie de reformas que constriñen las facultades y la autonomía de alcaldes capitalinos de oposición.

Las imágenes son terribles. El recinto legislativo de la calle de Donceles, en el centro histórico de la capital estaba rodeado de policías para impedir el acceso a un edificio que es de todos los capitalinos y cuyas sesiones –se entiende– son públicas, y por lo tanto se puede acceder a ellas con la propiedad que corresponde y el respeto entendido a tan emblemático quehacer.

Pero nada. Al intento de dar una conferencia de prensa pública y al intentar acceder a las instalaciones del edificio histórico fueron recibidos a golpes. Las imágenes que se tienen son al mismo tiempo indignantes y generan una enorme preocupación.

Estaban ahí quienes pronto gobernarán la alcaldía de Álvaro Obregón, Lía Limón; Azcapotzalco, Margarita Saldaña; Benito Juárez, Santiago Taboada; Coyoacán, Giovanni Gutiérrez; Cuajimalpa, Adrián Rubalcava; Cuauhtémoc, Sandra Cuevas; Magdalena Contreras, Luis Gerardo Quijano; Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe y Tlalpan, Alfa González.

Las fotografías de Lía Limón, sangrante, generan indignación por lo que significa en tanto el uso de la fuerza policíaca para impedir la libertad de tránsito y la libertad de expresión. Otros alcaldes electos también fueron golpeados, y la gente que les acompañaba...

Los excesos policíacos estaban a la vista y uno se pregunta: si esto hacen con quienes tienen fuerza política y responsabilidad de gobierno a corto plazo, ¿qué ocurre con la gente de a pie que intenta expresarse?

Las respuestas de las autoridades de la Ciudad de México no pueden ser más incongruentes e inverosímiles, por no decir ‘cínicas’: Martí Batres, secretario de Gobierno, dijo que “no había necesidad de ningún forcejeo, bastaba con una llamada que nos hicieran, ya sea a mí o a alguno de los coordinadores”. Y sigue:

“La jefa de Gobierno [Claudia Sheinbaum] señaló desde un momento anticipado que los citaría para platicar en algún momento del mes de septiembre… por eso estamos extrañados de esta postura, de esta actitud”... “Está muy raro… Hay otras formas de llamar la atención”. Ni más, ni menos.

El domingo anterior vimos las imágenes de cómo un grupo de agentes de Migración contuvieron a golpes a migrantes haitianos y centroamericanos en territorio nacional olvidando derechos humanos, todo protocolo y todo el derecho internacional que asiste a migrantes en territorio ajeno. Patadas en la cabeza y golpes fueron el “protocolo” que utilizaron las autoridades mexicanas para detener a gente que lo único que busca es salir del infierno en el que viven...

Evidentemente es muy diferente el trato que se dio a estos migrantes y el que se está dando a los migrantes afganos. Y sí, es bueno mantener la política de asilo en México, que es histórica y es bien vista por todos en México. Pero ¿por qué las diferencias?

Uno puede estar en desacuerdo con los partidos de oposición. Es asunto de democracia. Como también puede uno simpatizar o no con el partido en el gobierno.

                                                                                             

Pero independiente de simpatías o antipatías políticas, el tema central es de gobierno, de gobernabilidad, de respeto a la opinión ajena, de democracia y de no abuso de fuerza para imponer criterios generales a la diversidad natural en democracia.

¿Es así como sigue el camino, a la mitad del camino? ¿Es la violencia y la Ley Garrote la que imperará para enfrentar al adversario político y a la crítica o a la disidencia? ¿Los abrazos no golpes deja de funcionar para la oposición política? Grave situación y panorama de riesgos el que se presagia.