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Entre militarización y militarismo

Se hace mucho ruido con palabras como militarización y militarismo, pero la GN.es la única institución que puede proteger a la sociedad civil. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

En el recuento de la historia moderna, muchos han cruzado la puerta de la traición con el fin de alcanzar sus propios objetivos e intereses particulares. Hoy muchos funcionarios lejos de ayudar al presidente, han demostrado que su “lealtad ciega” sólo han sido palabras huecas, porque en su actuar mezquino quedó de lado la transformación, echándole la culpa a todo opositor, sin asumir la responsabilidad del cargo. A eso se debe que el fuego amigo no está afuera del gabinete; el veneno está justo ahí dentro, actuando en contra de quienes sí trabajan. Esto no es ninguna casualidad.

Muchos eruditos han comenzado a hablar de militarismo y militarización. Con sus prejuicios solo buscan un objetivo primordial, evitar que intervenga el General Secretario de la Defensa Nacional. Pero debido a esa vasta ignorancia, trataré de ilustrarlos, brindándoles las definiciones siguientes: 

Militarismo: predominio del elemento militar en los asuntos de un Estado o modo de pensar que lo defiende.

Militarización: sometimiento a la disciplina o espíritu militar. Organización militar de un colectivo. 

Después de la revolución y con la reorganización de aquellos ejércitos (1913: Ejército Constitucionalista; 1917: Ejército Nacional Federal y Permanente; 1950: Ejército Mexicano, su actual denominación) los militares siempre han estado presentes desde aquellos días hasta el actual México moderno. Para aquellos que desconocen la historia de nuestro Ejército Mexicano, éste siempre ha tenido que salir de los cuarteles debido a la nula actuación en materia de seguridad pública de muchos gobiernos federales y estatales. Los soldados no tendrían por qué intervenir en estas tareas de facto. Por ejemplo: la erradicación de los plantíos y lucha contra el narcotráfico es responsabilidad de la hoy Fiscalía General de la República (antes PGR), pero quien lleva el peso de la actual tarea es nuestro ejército. Sin embargo, en las oficinas de la fiscalía se están calentando las sillas, muchos funcionarios de trajecito en sus escritorios están ganando más que un soldado. ¡Qué fácil! Ahí están los soldados para que se jodan en la sierra. Nunca he escuchado que se peleen esta tarea, así de hipócritas son esos funcionarios. 

La tergiversación es muy clara, muchos actores hablan de un militarismo en protesta de la rígida disciplina, porque ninguno de ellos quiere trabajar; esa es la verdad. Sólo desean ganar exorbitantes sueldos sin que nadie les exija resultados. Hablan de militarización como un sometimiento a la disciplina militar porque les afectan las auditorías de los procesos y procedimientos. Han estado creando una imagen fascista, como si el General Secretario de la Defensa estuviera interviniendo en los asuntos de las demás secretarías, que por cierto no han hecho muy bien su trabajo.

Por otro lado, hemos podido observar que en las precampañas han comenzado las descalificaciones y zancadillas políticas hasta en el interior de los propios partidos debido a la lucha por el poder. Hay acusaciones que pesan por la gravedad de los probables delitos que se están imputando (las cuales no deben quedar impunes en caso de ser ciertas).

Es importante que los mexicanos sumemos esfuerzos para salir adelante ante este escenario. La división solo nos provocará un mayor fracaso, todos necesitamos de todos y el impacto económico no respetará a nadie. Tenemos que comenzar a construir y diseñar estrategias que nos permitan comenzar a resolver todos los problemas de fondo en cada municipio y entidad federativa. 

Hasta el momento sigue de manera sistemática la comisión por omisión de diversos funcionarios públicos que únicamente hablan y fabrican discursos con otros datos. Hacen propaganda para las elecciones, le dan resultados maquillados al ejecutivo, dando miles de pretextos, y cuando se revisa o se audita a fondo del cómo se ha ido realizando el desarrollo con metodología e indicadores, resulta que les invade el mal de la foca y el virus neoliberal.

México no puede continuar sin una reactivación de la economía, es necesario bajar la tasa de impuestos como el ISR, IEPS, etc. La inseguridad no va a parar mientras no se le brinde a la población la oportunidad de un empleo formal y que eviten los abusos laborales como es el caso de Pemex con sus despidos injustificados de la SSE. Los mexicanos requieren estabilidad económica para darle de comer a su familia. Esta obsesión por el poder está dejando ciegos y creando una adicción a muchos actores del escenario político, que hoy buscan nuevamente reelegirse. ¡Claro! ansían más poder, su dieta mensual y un aguinaldo de $328,000 pesos, que nunca ganarían ni con el sudor de su frente, o trabajando para una empresa donde tendrían que dar resultados. Esa es la gran diferencia de los mexicanos bien nacidos que tienen vocación para trabajar por la patria.

Mientras los trabajadores del gobierno federal siguen haciendo trabajo en línea desde casa, el personal militar, de forma presencial, continua sin pretextos; sigue trabajando todos los días, en todos los terrenos. No, no son súper mujeres ni súper hombres, simplemente están cumpliendo a cabalidad las órdenes del comandante supremo de las fuerzas armadas. No se dan el tiempo de cuestionar o murmurar las órdenes, simplemente las ejecutan, así con la mayoría de las misiones encomendadas. Tristemente la mayoría de colectivos civiles, supuestos especialistas y pseudo defensores de derechos humanos les molesta sobremanera esto. 

En ningún país democrático se debe utilizar a las Fuerzas Armadas en funciones de seguridad pública, pero ante la incompetencia de las autoridades encargadas de brindar la seguridad pública en los tres niveles de gobierno, ha sido necesario recurrir a las instituciones militares, por su alta capacidad de organización, recursos, armamento y violencia de los grupos criminales en el país. Esto ha hecho que las Fuerzas Armadas sean el blanco favorito de todos estos colectivos, olvidándose de la realidad que vive el país. Ningún especialista serio podría pedir que los elementos militares se retiraran de forma inmediata, ya que sería condenar al país a vivir bajo el poder de los grupos del crimen organizado que existen en las diferentes regiones de nuestro México. 

Por último, se hace mucho ruido con palabras como militarización y militarismo. Se publica a ocho columnas sobre el tema, pero la realidad es que, por más que les moleste, en estos momentos no existe ninguna otra institución que pueda proteger a la sociedad civil de la inseguridad y grupos criminales que no sea la Guardia Nacional, apoyada por la SEDENA y la SEMAR.

Podemos discutir sobre muchas variantes, pero nadie serio y con conocimiento de causa puede negar que, de forma inmediata no hay otra solución a un problema que dejaron crecer por décadas. Como todo, hay cosas que podemos mejorar para dejar las bases de una Guardia Nacional que sea la columna de la seguridad pública federal, y que tenga la capacidad e infraestructura para cumplir con la tarea más importante de todas, que es la de proteger a todos los mexicanos.