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Entre marchas, protestas e infiltrados

Pudimos observar que lamentablemente no se aplican los protocolos para el mantenimiento del orden público. l César Gutiérrez Priego

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Escrito en OPINIÓN el

Lo acontecido en el estado de Jalisco esta semana nos deja muchas interrogantes, ya que el abuso de la policía de Ixtlahuacán de los membrillos, Jalisco, detonó un mes después de la detención y posterior fallecimiento de Giovanni López, como consecuencia del abuso de fuerza de esta policía municipal. 

Vimos marchas en Guadalajara que es la capital del estado, donde hubo vehículos de la policía incendiados, ataques al palacio de gobierno y a un desadaptado mental que roció gasolina a un elemento policiaco y le prendió fuego, creando todo un caos e indignación en los medios de comunicación y redes sociales. Asimismo vimos a un grupo de anarquistas en la Ciudad de México que atacó diferentes negocios y a la sede diplomática de Estados Unidos de Norteamérica, con cocteles molotov y piedras.

Por supuesto que hubo reacciones en ambos escenarios y las redes sociales se volcaron en atacar o defender a cada una de las partes, pero lo peor es que las cosas no terminaron ahí. Las manifestaciones en la ciudad de Guadalajara continuaron y ahora fueron hacia la fiscalía del estado, donde se pudo corroborar con videos de los usuarios de redes sociales y periodistas de medios tradicionales, que presuntos elementos de la fiscalía general del estado de Jalisco se encontraban con bates y palos, deteniendo a jóvenes manifestantes, en vehículos sin identificación y sin placas, por lo que se denunció la detención ilegal de poco más de una docena de jóvenes que fueron a manifestarse.

El gobernador del estado salió a manifestar que no había detenciones ilegales y que se había procedido conforme a derecho y respeto a los derechos humanos, pero manifestó que posibles miembros de la delincuencia organizada pudieron estar infiltrados en las marchas de protesta, que pudieron haber ordenado a elementos de la fiscalía de justicia del estado agredir a manifestantes, situación grave, ya que demuestra que el crimen organizado puede estar infiltrado en varias de las instituciones de su gobierno y que no ha sido detectado por parte de la autoridad. Pero el gobernador Alfaro fue más allá, manifestó que las marchas fueron orquestadas desde los sótanos del poder de la ciudad de México. Acusó a Morena de ser la principal orquestadora de las agresiones y la violencia a policías en Jalisco, y que mostrara las pruebas al presidente de la república, ya que veía un claro complot hacia su gobierno. 

Pero de todo lo observado estos días en la Ciudad de México y en el estado de Jalisco nos queda una lección, esta lección es sobre la aplicación del uso de la fuerza pública por parte de los policías. Pudimos observar que lamentablemente no se aplican los protocolos para el mantenimiento del orden público, ya sea por desconocimiento o por miedo, ya que en estos momentos se prioriza lo políticamente correcto sobre el respeto al estado de derecho que es el que debería de prevalecer. Esto deja un preocupante mensaje, ya que estaremos viendo este tipo de manifestaciones, como lo quieren llamar algunos, o ataques anarquistas a la propiedad privada como lo llamaremos otros.

La realidad es que los estados y la federación están mal entendiendo el derecho de protesta de los manifestantes, ya sea por incapacidad o por complicidad. La realidad es que si no se pone un freno a la impunidad, estaremos ante el fracaso de la seguridad pública de todo el país, ya que parecería que tiene más derechos aquel que viola el estado de derecho, que los servidores públicos que están para protegerlo.

Trascendió que elementos de la Guardia Nacional y de la Marina Armada de México, fueron emboscados en la comunidad de la Troje municipio de Chinicuila, en tierra caliente Michoacán, la información preliminar es que civiles armados, no identificados, abrieron fuego contra los elementos militares y de la Guardia Nacional.

Lo relevante del caso es que sería la primera vez que los elementos de la SEMAR fueran superados por civiles armados, ya que se comenta que resultaron seis elementos abatidos, más dos heridos de gravedad, lo que hace pensar que el ataque fue previamente planeado y ejecutado contra el personal militar. Esto nos deja la interrogante, ¿si este grupo de civiles armados tiene mayores capacidades de fuego que los elementos militares, estamos ante la presencia de un nuevo cartel de las drogas? ¿Qué o a quién protegían? ¿quedará impune esta masacre?

Por último hemos visto en los últimos días que el número de elementos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos fallecidos a causa del covid-19 ha aumentado de forma importante. Hasta el mes de mayo la Secretaria de la Defensa Nacional tenía documentados 46 decesos de personal militar en activo, desafortunadamente en los primeros días de junio el número de militares fallecidos ha crecido ampliamente. El enemigo invisible no respeta grados, edad o mando, por lo que para reconocer a los militares fallecidos en cumplimiento del deber, la Secretaría de la Defensa Nacional entona el toque de silencio en todos los cuarteles militares del país, para que su esfuerzo no sea olvidado, siendo un pequeño tributo a todos los héroes anónimos que dan su vida por cumplir con las misiones encomendadas. Me sumo al reconocimiento al personal militar que expone su vida por cuidar de todos nosotros.