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¿En beneficio de todas las personas?

El mundo post covid-19 enfrentará muchos desafíos derivados de un modelo económico centrado en la individualización excesiva. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

Cuestionar las políticas económicas vigentes en medio de una crisis severa para poder beneficiar a sectores de la población que han quedado en situación de vulnerabilidad como consecuencia de un endeudamiento crónico y severo, arrastrado desde hace varios años, prácticamente, todo lo que va este siglo, acentuado después de la magnánima celebración de los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas, es el argumento central del cineasta griego Costa-Gavras, quien a lo largo de su trayectoria ha colocado el dedo en la llaga de varios temas muy debatibles. 

En su nueva película "A puertas cerradas", recientemente estrenada en México, como parte de la 69 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, se centra en la más reciente crisis económica vivida en Grecia, a partir de 2015, en la que se planteó la posibilidad de que la nación helénica saliera de la zona euro y regresará al uso de su moneda anterior y no fuera “rescatada” por la Unión Europea.

En el filme se rescata la posición el entonces ministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis, quien sólo duró en el cargo cinco meses, pero que cuestionó duramente al triunvirato de la Troika, conformado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que, desde el comienzo de la administración de Alexis Tisipras, fue muy enfático en negarse a la posibilidad de cualquier negociación de la deuda adquirida por Grecia en 2010, cuando se encontraba en colapso financiero.

Dicha propuesta de renegociación de la deuda contemplaba que no se recortaran pensiones, no se subieran impuestos y no se iniciaran las privatizaciones de diversas empresas gubernamentales. Sin embargo, como denunció Varoufakis, la Troika siempre amenazó con cerrar los bancos, afectando la posibilidad de disposición de efectivo de las personas, tratando de llevar a la nación griega al colapso y a renunciar a la zona euro.

Lo retratado en la obra de Costa-Gavras es sólo un ejemplo de lo acontece en el mundo contemporáneo. En una de sus múltiples reflexiones, el filósofo Juan Antonio Cruz Parcero, resume nuestra época como una “crisis del Estado benefactor a nivel global así como las nuevas políticas neoliberales que redujeron el gasto social y privatizaron los servicios sociales hicieron surgir una nueva idea sobre los derechos sociales que puso énfasis en su carácter justiciable”.

Dicha justiciabilidad siempre ha estado a debate, incluso en un momento de emergencia como el que se vive a raíz de la pandemia por covid-19, pues, el acceso a vacunas se ha normado conforme a la imposición hegemónica de quienes controlan los mercados financieros, países donde se han acumulado dosis suficientes de vacunas para inmunizar a sus poblaciones hasta dos o tres veces, dejando rezagadas a las naciones carentes de recursos e infraestructura. 

Pero la situación puede extrapolarse más allá de las vacunas. La realidad es que la mayoría de las naciones enfrentarán graves rezagos económicos debido al cierre de empresas, a la pérdida de plazas laborales, a la reducción del consumo, entre otras situaciones, que podrían implicar varios años para poder lograr una recuperación económica. 

Por lo que, hay que preguntar cuáles serán las condiciones que impondrán esos organismos internacionales que suelen brindar apoyo en estos casos, si continuarán apostando por la precarización de las condiciones de vida, reduciendo el poder adquisitivo de las personas, anulando sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, ofreciendo empleos indignos y esclavizantes, y evadiendo la responsabilidad de dignificar a  las personas, o apostarán, de manera extraordinaria, a la justicia social. 

En definitiva, el mundo post covid-19 enfrentará muchos desafíos derivados de un modelo económico centrado en la individualización excesiva, pero en la ausencia de una visión a favor de las personas. Una nueva realidad, para ser considerada como tal, forzosamente implicará cambiar ese paradigma, de lo contrario, lo vivido y que se vive en Grecia, pues los remanentes continúan, será una realidad en muchos países, que, ya actualmente, han sido sometidos a esas políticas desde hace algunos años, pero cuya situación podría empeorar a favor de los intereses de un puñado de individuos. 

El propio Varoufakis ha escrito recientemente que teme una continuidad de la política económica especulativa en la que los fondos de apoyo lleguen a las empresas, no para crear empleos, sino para incorporarlos a bolsas de valores en la búsqueda de ganancias para directivos o sólo algunos sectores específicos, quedando de lado, la noción de justicia social, que si se respetara, evitaría las desigualdades sociales, la pobreza, la no discriminación y los conflictos, y no la total dependencia de los fondos monetarios, y por ende, algo que se ha comenzado a denominar como “zombificación”, una incapacidad total de autonomía.