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Diáspora de la Policía Federal

En la integración de la GN aún se percibe mucha improvisación, falta de coordinación y capacitación formal. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

Pues ya está decidido: la Policía Federal desaparece de forma paulatina a partir del 1 de agosto, o según Antoine Lavoisier, ni se crea ni se destruye: se transforma. Así que este cuerpo policiaco con veinte años de antigüedad y en funciones de investigación y operación policiaca, pasará a transformarse en diferentes expresiones: una especie de diáspora policiaca...

Esto es así porque los Policías Federales que la integran han sido puestos a disposición de su propio futuro. Ya sea que opten por la liquidación en ley, ya que se incorporen a la Guardia Nacional, o bien sean trasladados a otros cuerpos de seguridad de distinta catadura...

Este cuerpo de seguridad comenzó el 4 de enero de 1999 como Policía Federal Preventiva (PFP) ‘a partir de la fusión de elementos de la Policía Federal de Caminos, la Policía Fiscal, y personal del Ejército y la Marina. El 21 de octubre de 2008 el ex presidente Felipe Calderón propuso desaparecer a la PFP para dar paso a la Policía Federal por lo que el 1 de junio de 2009 inició operaciones a través de las divisiones de Inteligencia, Investigación, Seguridad Regional, Científica, Antidrogas y Fuerzas federales’ (V. Marcos Muedano, La Silla Rota, 29-VII-19).

Pero a partir de los primeros días de julio de este año los policías federales decidieron negarse a su incorporación, ya, a la Guardia Nacional. Esto causó un gran revuelo nacional porque confrontaban la decisión presidencial de formar parte de este nuevo cuerpo, bajo mando militar... y ellos, decían, ‘no somos militares’, tenemos otra formación y otra experiencia...

Así que a las cuatro de la mañana del miércoles 3 de julio un grupo de ellos tomaron las instalaciones del Centro de Mando en Iztapalapa, como negativa a su traslado a la Guardia Nacional, argumentando, también, que con esto perderían sus derechos laborales.

“La transición de la Guardia Nacional nos está llevando al borde de un colapso tanto emocional como económico, porque nadie nos preguntó qué es lo que queríamos, sólo un capricho de ahora nuestro presidente nos está despojando de nuestra antigüedad, lo cual no es gratis, pues hemos hecho muchos sacrificios, cosa que no valoraron, además de la operatividad, días de descanso y demás. Tenemos el derecho a ser escuchados”. Dijeron.

La movilización fue intensa y al final, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, entró en negociaciones con ellos para garantizarles que sus derechos laborales serían respetados y que quienes quisieran pasar a la Guardia Nacional podrían hacerlo, aunque no era obligatorio, dijo; o bien serían distribuidos en diferentes corporaciones de seguridad. Antes el mismo Durazo acusó al ex presidente Felipe Calderón de estar detrás de estas movilizaciones.

Pero de todos modos la decisión de que este cuerpo habría de desaparecer está tomada y de forma paulatina se harán las liquidaciones y traslados correspondientes.

¿Fue buena o mala la participación de la Policía Federal en materia de seguridad pública en México? Ciertamente ha sido una corporación polémica y acaso contradictoria entre sus fines y sus medios.

Para algunos, existieron abusos, aberraciones legales, corrupción y daños a los derechos humanos por parte de algunos de sus integrantes. No todos. Pero también, para otros, hubo resultados y éxitos que permitieron la captura de distintos personajes que luego del proceso legal se les encontró culpables y están purgando condena.

¿Nos sentíamos seguros con esta corporación cuidando nuestras garantías individuales y nuestro patrimonio? Sí, porque era la alternativa; sí porque en la medida en la que el crimen organizado y la violencia pública aumentaban se hacía más necesaria su presencia... Y no, por temores surgidos de leyendas negras. Era una especie de ambivalencia de confianza.

En todo caso era la corporación cuya tarea era la de cuidarnos y cuidar la armonía social en lo que se refiere a enfrentar al crimen y la violencia; poner a disposición de la ley a quienes se encontrara en la presunción de delito y para enfrentar la agresión y violencia de muchos, cada vez mayor.

¿Qué sigue? La Guardia Nacional ya entró en funciones el 30 de junio pasado. Según aprobó el Senado de la República: ‘La Guardia Nacional será una policía civil aunque inicialmente estará conformada en su mayoría –también a nivel de mando– por militares.

‘Tendrá las capacidades de una policía federal y local juntas pues podrá investigar delitos de ambos fueros pero, además, podrá revisar y detener a migrantes en condición irregular. Estará facultada para realizar aprehensiones, cateos y hasta pedir por su cuenta la intervención de comunicaciones’.

La polémica en torno a esta nueva Guardia Nacional ha estado presente desde que el presidente López Obrador anunció su creación, en contradicción con lo que él mismo había dicho de regresar a los cuerpos militares y de marina a sus recintos originales.

Esta vez habría de impulsar la idea de un cuerpo prácticamente militar, y aunque la oposición a esta idea se impuso y designó a Alfonso Durazo como su jefe supremo, es una organización del tipo militar, coordinada por militares y marinos y en la que la Policía Nacional ya no tendría cabida.

Lo cierto es que en la integración de esa Guardia Nacional aún se percibe mucha improvisación, mucha falta de coordinación y capacitación formal para enfrentar al crimen organizado, a las bandas de pillos, a la violencia criminal, al exceso de armas que ya hay en manos criminales y para garantizar que no ocurrirá, de otro modo, lo mismo. Necesitamos seguridad pública y que ya pare la violencia criminal. Urge. Eso es.