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Desaparición de personas y empobrecimiento

Son ellas quienes persisten en la búsqueda de las personas desaparecida y en el reclamo de justicia. | Edgar Cortez

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Escrito en OPINIÓN el

La desaparición de una persona es un delito que tiene efectos múltiples. En primer lugar sobre la persona desaparecida, pues se le priva de su libertad y se oculta cualquier información sobre su paradero y situación.

Además las consecuencias impactan de lleno en las familias, quienes pueden ser afectadas en su integridad psicológica a causa de la angustia por no saber la suerte de su familiar, afectar a su integridad física en caso que sea hostigada para que deje de buscar, y resentir la falta de acceso a la justicia, pues se le dificultará la denuncia y luego nadie investigará qué pasó.

Sin embargo, las consecuencias no paran ahí, la desaparición puede llevar a los familiares a perder el trabajo, su casa, la educación para los hijos, su salud puede ser que se vea seriamente afectada, e incluso tal vez tenga que desplazarse de manera forzada de su comunidad. En pocas palabras, la desaparición puede originar que una familia entre en una espiral de empobrecimiento.

Precisamente sobre esto último indaga Una realidad invisibilizada, trabajo realizado por el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD) con familiares de personas desaparecidas del estado de Veracruz.

Para esta investigación se hicieron 108 entrevistas a familiares de personas desaparecidas, 95 de las entrevistadas fueron mujeres. Estos números reafirman que quienes buscan a los desaparecidos son personas de este género: esposas, madres, hermanas, y por tanto son ellas quienes recienten la mayoría de los efectos negativos.

Algunos de los hallazgos son que 97 de las 108 familias que tienen desaparecido un miembro de su familia, se encuentran en situación de pobreza, -esto de acuerdo a lo establecido por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) en el sentido que una familia de cuatro miembros cuyo ingreso mensual sea menor a $11,290. 80 está considerada en pobreza. Conviene precisar que 75 de las familias ya estaban en situación de pobreza antes de la desaparición y ésta vino a agudizarla; mientras que otras 22 familias pasaron a dicha condición.

Otro derecho que también se afecta es el del trabajo. 37 por ciento de las personas entrevistadas señalaron que tuvieron que cambiar de empleo pues es muy difícil que los patrones entiendan su situación y sus requerimientos para seguir con la búsqueda de su familiar. Mientras que el 51 por ciento ha tenido serias dificultades para conservar su trabajo.

Respecto de la salud, el 92 por ciento de las entrevistadas respondieron que luego de la desaparición de su familiar sufrieron alguna enfermedad. Es cierto que toda enfermedad es multicausal, y por tanto la desaparición no se pude aducir como causa directa, pero sí como un factor que contribuye al deterioro de la salud de las personas y familias.

De acuerdo con la investigación los efectos alcanzan otros ámbitos de la vida y afectan diversos derechos.

Todos estos efectos son vividos y resentidos en su gran mayoría por mujeres, pues como ya dijimos, son ellas quienes persisten en la búsqueda de las personas desaparecidas y en el reclamo de justicia.