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Corte de caja II: Los números de la pandemia

La crisis actual no tiene precedentes, ni tampoco una fórmula única y mágica para resolver este escenario que muchos creen, serán las vacunas. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

Con una ola de contagios que comienza a elevarse rumbo al invierno, la crisis sanitaria pondrá a prueba los sistemas de seguridad y políticos de los países en todo el mundo.

Luego de casi nueve meses de iniciada la pandemia, para muchos ortodoxos del neoliberalismo, la principal disyuntiva sigue siendo la necesidad de decidir entre reanudar la dinámica económica o salvaguardar la salud de las personas.

En principio, esta alternativa se observó como un asunto ético en el que no cabía duda. Tras los tres primeros meses de pandemia, Europa comenzó a recobrar poco a poco sus actividades; el verano parecía otorgarle una tregua.

Bajo este panorama, se creía que los países europeos, estaban librando con éxito la crisis sanitaria. La reactivación económica, parecía prometer y generaba optimismo, lo que hacía suponer, que se podría gestionar la pandemia sin cercos sanitarios y económicos.

Al mismo tiempo, Latinoamérica se convertía en el foco mundial de los contagios, haciendo suponer, que la gestión de la crisis sanitaria en los países de la región, además de ineficiente, había fallado.  

Acostumbrados como siempre, algunos de los opinadores, se dieron a la tarea de alabar el éxito en el manejo de la pandemia en Europa y Asia, mientras enfatizaban los yerros y deficiencias de la 4T. 

Con un poco más de curiosidad, caerían en cuenta que los reclamos e infundadas “pifias” en el manejo de la pandemia atribuidas a las autoridades mexicanas, son exactamente los mismos argumentos en Alemania, España, Italia, Francia, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Estados Unidos, Reino Unido, y una lista interminable de países en los que la pandemia, aflora no sólo como una crisis sanitaria, si no también como una disputa política, en la que grupos retrogradas como FRENAAA, buscan aprovechar.

Lo anterior demuestra algo que habíamos señalado en este espacio. La crisis del covid-19, no tiene precedentes, y al no haberlos, difícilmente se pueden establecer planes y estrategias convencionales que mitiguen de forma efectiva la dificultad que se enfrenta. A nivel mundial, la pandemia evidencia un problema común. La debilidad del sistema económico y social que perduró durante cuatro décadas.

Los organismos multilaterales predominantes del mundo lo saben. Por ello desde el inicio, tanto el FMI, BM y la OCDE, conminaron a los países a promover el gasto público por encima de cualquier otra medida de la economía neoliberal. 

José Ángel Gurría titular de la OCDE, en una entrevista reciente otorgada al diario “El País”, respondió al cuestionamiento de la vicisitud entre recuperar la economía y salvaguardar las vidas humanas; declaró que dicha duda no tenía cabida y los gobiernos deberían incrementar su gasto. “No es hora de cuidar la relación deuda pública-PIB”, enfatizó.

La respuesta tiene demasiadas implicaciones económicas, políticas y sociales. Pero algo sí está claro, lo primero es salvaguardar la vida y la salud de las personas.

El tema es que los recursos disponibles no son suficientes para ninguno de los gobiernos, y la necesidad de recaudar más, promover reformas fiscales y combatir el dispendio y la corrupción, se han convertido en las únicas vías para hacer frente a los contagios que todos los días se multiplican por cientos de miles en el mundo.

En este escenario, se presenta la guerra de cifras. Para los críticos, su país es el peor caso de manejo del covid-19, para otros, se hace lo humanamente posible con los recursos disponibles. Hoy en España, por ejemplo, se alega que los hospitales y el personal de salud están rebasados y a punto de desbordarse. Lo mismo en Italia, Francia, Reino Unido, etc. 

En América Latina, la historia no es distinta y peor aún, más desgarradora, pues se siguen contando casos de personas fallecidas en las calles por falta de espacios para atención médica. México está cerca de alcanzar el millón de contagios, cifra que los detractores, están esperando para anunciar como la peor tragedia mundial. 

Pero antes de que eso suceda, me gustaría dejarle algunos datos. Al día de hoy, y antes de que las autoridades de salud den a conocer el parte del 3 de noviembre, México suma poco más de 92 mil decesos y poco más de 900 mil contagios. Con estos datos, México ocupa el décimo lugar por número de infectados y suma más de 680 mil recuperados.

Por arriba de México con más de un millón de contagios por país hasta el 3 de noviembre, están Rusia, España, Francia, Argentina, Colombia y Reino Unido. Desbordados con números por arriba de los 5 millones están Brasil e India y Estados Unidos muy cerca de 10 millones. 

Con más muertes por millón de habitantes, según la OMS están Bélgica, España, Estados Unidos, Reino Unido e Italia. En esta lista, no figura México.

El recofinamiento en Europa debido a los rebrotes, ha dado paso a enfrentamientos entre grupos que se oponen a encerrarse y las policías locales en España, Italia, Francia y Alemania. Parece que utilizar la fuerza para encerrar a la gente ya no funciona. Aún así, algunos piden esas medidas para México.

Hay una resistencia de las personas a continuar confinadas, ya sea porque creen que esto es una conspiración, porque deben trabajar o porque ya no quieren cerrar sus negocios ante la posibilidad de quebrar. Los críticos y advenedizos, buscan aprovechar el escenario para sembrar confusión y dividir aún más a las sociedades fragmentadas por el covid-19. 

La crisis actual, como mencionamos, no tiene precedentes, ni tampoco una fórmula única y mágica para resolver este escenario que muchos creen, serán las vacunas.