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CELAC… Intento fallido

La agenda original de la CELAC se diluyó por completo, y el gobierno mexicano tan solo matizó su postura sobre la OEA. | Marco Adame

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Escrito en OPINIÓN el

En días pasados, se llevó a cabo en nuestro país la Cumbre de la Comunidad de Estados Americanos y del Caribe (CELAC), organismo regional creado en 2010, en Playa del Carmen, a convocatoria del presidente Felipe Calderón. 

Luego de cuatro años de suspenso, tras la última reunión en Punta Cana en 2017, el gobierno mexicano activó la convocatoria con una ambiciosa agenda que contenía como punto central, la propuesta de sustituir a la Organización de Estados Americanos (OEA), por una entidad -se dijo- algo parecida o similar a la Unión Europea (UE), ante el agotamiento de la OEA.

¿Qué está sucediendo en el entorno cercano al presidente Lopez Obrador, particularmente en la cancillería, que los llevó a apropiarse, de manera voluntarista de esta idea, incompleta de origen, desenfocada en su objetivo y destinada al fracaso en su propósito ante la falta de condiciones mínimas para alcanzarlo?. La sola analogía con la UE, evidencia la falta de conocimiento y de sentido de realidad que caracteriza a sus promotores. 

No cabe duda que a la frustrada cumbre faltaron Konrad Adenauer, Robert Schuman y Alcide De Gasperi; y sobraron Miguel Díaz-Canel, Nicolas Maduro y Alberto Fernández, quien no asistió por la crisis en Argentina y que estaba propuesto por el gobierno mexicano para asumir la presidencia pro tempore de la CELAC. 

A los organizadores se les olvidó un pequeño detalle, la UE es el fruto de un proceso, no de un evento. Sus fundadores, recién salidos de la Segunda Guerra Mundial, comprendieron claramente la necesidad de la unidad sobre bases firmes. Apelaron a los principios fundacionales de Europa, dejaron de lado las ideologías y se comprometieron con la paz, la democracia, la libertad, los derechos humanos y la solidaridad; sin estos principios nada de lo que hoy vemos en la UE hubiera sido posible. Los acuerdos sobre el acero y el carbón, la energía atómica y los de la comunidad económica europea se sustentaron sobre el respeto y la confianza, y fueron acompañados por sólidos compromisos para su cumplimiento y eficaces mecanismos de verificación y seguimiento.

Guardadas las proporciones, ¿qué podría resultar de una cumbre que tuvo como preámbulo el desfile triunfal del dictador cubano Diaz-Canel ante el ejército mexicano y como orador en las fiestas de independencia?¿Qué puede resultar de la intempestiva presencia del dictador Maduro, para alzar la voz ante sus pares de Uruguay y Paraguay, quienes se vieron obligados a deslindarse de los actos criminales, del autoritarismo, la falta de democracia y la violacion a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela?

Como era de esperarse, la agenda original se diluyó por completo, el gobierno mexicano matizó su postura sobre la OEA, para terminar en una propuesta de reflexión sobre el futuro de ese organismo. La creación de la agencia espacial latinoamericana se ve más lejana que la más cercana galaxia, ante los apremiantes desafíos sanitarios, económicos, de seguridad y migración que afectan severamente a nuestra región. Y el programa para enfrentar la pandemia, esmeradamente preparado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), carece de mecanismos para su implementación ante la polarización y la falta de recursos derivados de la crisis pospandemia.

La comunicación oficial nos quiso vender como original la exigencia de poner fin al embargo a Cuba, cuando es una demanda plural reiterada, año con año, de países como México ante los organismos internacionales. También, la aparente discrepancia del gobierno mexicano con la política exterior norteamericana, con algunos tonos altisonantes, como si no estuviera acreditada la subordinación a la que han llevado a nuestro país en materia migratoria, al poner al servicio de la administración norteamericana a la Guardia Nacional para contener a las caravanas de migrantes en nuestra frontera sur con uso de violencia y en contra de los derechos humanos de nuestros hermanos centroamericanos y caribeños que se han visto obligados a abandonar su país.

A todo esto, la respuesta norteamericana a las excesivas muestras de apoyo del gobierno mexicano a la dictadura cubana, no se hizo esperar, el nuevo embajador de los Estados Unidos en nuestro país Ken Salazar, de gira por Tabasco, dijo, lacónico, que “México y Estados Unidos no deben distraerse… y que ellos seguirán trabajando por la democracia para la gente de Cuba”. 

Por ahora, parece de mayor importancia concentrar nuestros esfuerzos como país en la implementación del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), del cual depende en gran medida la economía mediana, el crecimiento económico y los empleos que necesitamos, toda vez que la aventura de la CELAC fue un intento fallido y nuestra economía depende en 80% de la integración con Norteamérica, y las remesas de nuestros paisanos que hoy representan principal fuente de divisas para México.