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A propósito de consultas ciudadanas

La del 1 de agosto no es la primera consulta ciudadana en la historia de nuestro país, hubo al menos otra a principios del siglo XX. | Fausta Gantús*

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Escrito en OPINIÓN el

El próximo domingo 1 de agosto se realizará una consulta popular que algunes presumen tiene como finalidad enjuiciar expresidentes, pero que en realidad lejos está la interrogante que se someterá a votación de tal objetivo pues, como todes sabemos, lo que se preguntará es si se está de acuerdo o no en que se esclarezcan decisiones políticas del pasado con la pretensión eventual, en tanto sólo está encaminado a ello, de garantizar los derechos y la justicia de las víctimas. Respecto de esta consulta se han pronunciado gran parte de les polítiques, para apoyarla o rechazarla, otres más han dado su opinión sobre ella. Se trata, sin duda, de la primera consulta ciudadana organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), pero no es la primera en la historia de nuestro país. Hubo al menos otra que se llevó a cabo a principios del siglo XX, convocada por un conjunto de particulares reunidos en una agrupación denominada Convención Nacional, que se realizó en todo el país mediante voto directo. Esa consulta tuvo como finalidad “explorar la conciencia pública”, esto es, conocer el ánimo de la población –aunque en realidad con este término se referían a hombres mayores de 21 años, o de 18 si eran casados– respecto al personaje del mundo de la política que deseaban que fuera el candidato presidencial para el proceso comicial que se realizaría al año siguiente. 

La consulta se organizó durante los últimos meses de 1899 y la auscultación se efectuó el 1 de enero de 1900; así se inauguraba el año y el siglo: realizando un ejercicio de participación cívica y de cultura democrática, lo que constituía un episodio singular en la vida política del país. El plebiscito era a la vez una forma de enseñanza y un experimento. Y decimos esto porque las elecciones nacionales eran indirectas, y lo eran debido a que las elites desconfiaban del voto popular, aduciendo que por ignorancia y falta de criterio no sabían tomar adecuadas decisiones y seleccionar al mejor candidato para ocupar el cargo. Las elecciones indirectas suponen intermediación entre la base votante y la selección final; esto es, el ciudadano vota para elegir a un “elector”, que es quien, reunido en un Colegio electoral, hará la elección final. Esta forma de sufragar había estado en discusión al menos desde mediados del siglo pues había importantes actores del poder político que demandaban su eliminación y el uso del voto directo. En ese contexto, esa consulta constituyo´ un ejercicio para formar a la ciudadanía en la práctica de la votación directa, a la vez que fue un experimento para poner a prueba su instrumentación en las elecciones de carácter nacional; esto es, constituyo´ un mecanismo para evaluar las posibilidades de instituir el sufragio directo en México. 

La consulta de entonces y la que está en puerta son importantes ejercicios democráticos, pero, sin duda, el máximo ejercicio de participación democrática lo constituye la elección de autoridades. La auscultación de entre siglos constituyó un experimento para probar si la ciudadanía estaba lista para ejercer el voto directo en los comicios nacionales; fue también una estrategia de movilización del sufragio en tanto funcionó como una especie de campaña de promoción del voto; y, por último, tuvo carácter de táctica educativa pues tenía como pretensión enseñar a ejercer el voto directo. Así, podemos decir que con la consulta se pretendía abrir espacios de participación a actores que hasta entonces se había sentido desplazados de la vida pública, así como aquellos que de tiempo atrás venían reclamando su inclusión, tal es el caso, por ejemplo, de los estudiantes y obreros que participaron en las movilizaciones de 1892. La consulta ciudadana organizada por la Convención Nacional buscó, pues, ampliar y fortalecer la sociedad política. En tal sentido, aunque no entraré en esos vericuetos, cabe preguntarse ¿qué es lo que realmente se pretende con la propuesta y realización de la consulta de 2021? El tema da para la reflexión y el análisis, pero sólo lo dejamos apuntado.

Cabe mencionar que entonces como ahora la consulta despertó pasiones, algunos periódicos se manifestaron en contra y alentaron el abstencionismo, acusando que se trataba de una pantomima y que los resultados eran sabidos desde antes de su realización. Otros, por su parte, se mostraban entusiastas y promocionaban la participación. Y es que la consulta, como las elecciones, polarizó a la sociedad, y si usted que lee llegó hasta aquí es muy probable que quiera saber más sobre esa consulta, o sobre las diversas estrategias para convocar a la participación ciudadana en los procesos comiciales, descubrir cuándo se empezaron a dar banquetes o a hacer uso del espacio público, a formar clubes, a usar cartelones o hacer giras, entre otras muchas estrategias desplegadas en diversos lugares de la República y en diferentes momentos a lo largo de la centuria decimonónica, así que lo invito a asomarse al libro “Campañas, agitación y clubes electorales: organización y movilización del voto en el largo siglo XIX mexicano”, (México, Instituto Mora, INEHRM, 2019) que puede descargarse gratuitamente aquí.

*Fausta Gantús

Escritora e historiadora. Profesora e Investigadora del Instituto Mora (CONACYT). Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes en Ciudad de México y en Campeche. Es autora de una importante obra publicada en México y el extranjero, entre las que destaca su libro Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la Ciudad de México, 1867-1888. Ha coordinado varias obras sobre las elecciones en el México del siglo XIX (atarrayahistoria.com) y es co-autora de La toma de las calles. Movilización social frente a la campaña presidencial. Ciudad de México, 1892 de reciente publicación.