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Meine Kinder! (¡Mis hijos!)

Quizá los niños en México sí necesiten un poco más de explicaciones. No imitar a los alemanes, pero de menos hacerles entender su entorno. | Ernesto Cruz Ruiz

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Escrito en OPINIÓN el

Al usar el transporte público en Alemania todo parece estático, uniforme y pulcro. El metro en Múnich, Berlín, Dusseldorf, Frankfurt o Colonia es un espacio mudo. Los autobuses por igual, poseen el mismo adjetivo. En general, la falta o mínima existencia de ruido en lugares públicos es una regla en Alemania. Los germánicos se esfuerzan por minimizar las molestias al prójimo. Mantienen el silencio en la medida de lo posible.

Excepciones a esa regla las hay, sin lugar a duda. Una de ellas son las madres o padres hablando con sus hijos. En el metro o en el autobús se les puede escuchar explicar el mundo a sus niños o niñas. Pero algo llama la atención al extranjero, al no alemán, al mexicano, pues en muchas ocasiones el grado de complejidad de dichas ilustraciones es detallado en cada pormenor. Tal pareciera que la madre o el padre está haciendo una presentación académica a la niña o al niño. Por ejemplo, si es en el autobús, refieren el funcionamiento del motor de combustión interna, definen el tipo de movimiento de las cuatro ruedas del autobús.

Al respecto, quizás sea demasiado aventurado asegurarlo, pero pareciera que los padres alemanes tratan a los niños y niñas como adultos. En México, posiblemente se puede decir que los niños y niñas no son adultos: son niñas y niños. En México los padres o madres prefieren jugar con ellos, hablar con ellos, pero no bombardearlos con ideas y detalles acerca del funcionamiento mecánico o no de todo aquello que los rodea, pero ¿dónde reside la diferencia? ¿será el idioma alemán el que permite este tipo de explicaciones? ¿será conscientemente que los padres traten a los niños como adultos? ¿será la edad y el nivel académico de los padres? *

Entender el entorno

Sea la razón que sea, las diferencias se notan en cuanto esos niños alemanes crecen. Su madurez al ser adolescentes, su capacidad de abstracción al ser universitarios. Su actitud crítica en todo momento de la vida. La forma en la que tratan al prójimo, a sus padres, a la sociedad. Quizás esas prácticas de la infancia influyan en su desarrollo emocional, intelectual y social. Lo cierto es que los mexicanos y los alemanes somos muy diferentes. Somos criados y educados de diferente manera. Y hasta aquí nada nuevo ha sido dicho, pero es importante anotar estas diferencias para evaluar nuestro actuar como mexicanos.

En este sentido ¿Qué se necesita para que México sea un mejor México? ¿se necesitan líderes populares? ¿una élite que guíe al país? ¿tecnócratas que dirijan la economía? ¿ingenieros sociales? ¿anarquistas e iconoclastas? ¿cultura y subculturas? Muy seguramente se necesita de todos ellos y más. Pero ¿podremos tratar a nuestros niños y niñas como adultos y explicarles de alguna manera la violencia e inseguridad que impera en nuestro país? ¿se puede explicar que seamos una de las 15 primeras economías a nivel mundial, pero que la pobreza sea imperante en nuestro día a día?

Quizás los niños y niñas en México sí necesiten un poco más de explicaciones. No imitar a los alemanes, pero de menos hacerles entender su entorno, su sociedad, su familia. Entender que hay pobreza, desigualdades sociales. Concebir que todos somos un sólo México, que el esfuerzo de cada persona cuenta para el progreso del país y de su inmediato entorno. Razonar que seguir las reglas es un bien común, que el prójimo merece respeto. Que el bien cuando se comparte, genera cosas buenas. Entender que hay bien y mal. En fin, no pretendo que haya silencio en el autobús o en el metro mexicano, sino que ese ruido y explicaciones que ya existen tengan un propósito. No ambiciono que seamos un país de mudos, sino un país que se entiende a si mismo ¡Hagamos más ruido! O acostumbrémonos al ¡Esto es un asalto!

*NOTAS

De acuerdo con el Statistisches Bundesamt (el INEGI alemán), un total de 737 mil 575 niños y niñas nacieron en Alemania durante el año 2015; en México para el mismo año 2 millones 353 mil 596 niños y niñas. En 2015, 2 mil 268 niños y niñas fueron a traídos a este mundo por madres de más de 45 años de edad en Alemania. Para el caso mexicano, 19 mil 740 niños y niñas (con datos del Statistisches Bundesamt y el INEGI, respectivamente).

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