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“Mi bebé y yo tuvimos covid, mi leche fue su medicina”

Karen dio a luz a Laura en febrero; y cursaba la cuarentena natural cuando llegó a México la pandemia del #coronavirus

Escrito en NACIÓN el

“¡Me dio pavor! Sin duda han sido algunos de los peores días de mi vida”. La fotografía habla por sí sola: una pequeña mano toma su seno mientras la boca succiona, se alimenta del pezón, protegida en los brazos de su mamá que -sentada en un sillón-, le mira con amor mientras un cubrebocas oculta parte de su rostro. Es la imagen del postparto y la maternidad frente a los duros días del covid en México.

Así vivió Karen (una joven madre que superó el covid) la lactancia de su bebé a un mes de haber nacida, Laura.

Karen dio a luz a Laura en febrero; y cursaba la cuarentena natural cuando llegó a México la pandemia del coronavirus.

“Nos fuimos a casa de mis papas para no estar tan sola”, relata a La Silla Rota. “Ambos son adultos mayores de más de 65 años; mi papa es hipertenso y se estaban cuidando muchísimo, con decirte que hasta enjuagaban las monedas. Yo tengo una enfermedad inmunológica así que sabía que, si me enfermaba, la pasaría peor que los demás. Todo iba bien hasta que un día mi mama comenzó con síntomas de gripe y por esa razón preferimos regresar a nuestra casa para que no la molestaran los niños”.

Luego todo sucedió. Al día siguiente yo empecé a sentirme mal: garganta cerrada, mareada y con dolor de cabeza. Al otro día mi hijo de dos años empezó con temperatura y una especie de alergia; después mi esposo con fiebre y cuerpo cortado; y al día siguiente mi papa que se le cerró un poco la garganta. Laura solo tuvo diarrea; pero a mí me dolía mucho la espalda. Me tomaron una tomografía de tórax y se veía una mancha quizás inicio de neumonía; entonces los doctores dijeron que no era necesaria la prueba para todos pues se asumía que la familia completa tenía covid aunque no sabemos a bien cómo nos contagiamos. La indicación del pediatra fue que no dejara de amamantar a Laura pero que usara tapabocas y que yo sí me hiciera la prueba; salió positiva y seguí tratamiento con antibiótico para la neumonía, pero debía estar alerta de los síntomas respiratorios

Afortunadamente, el covid fue breve para sus hijos; un par de días. Siguió su esposo; después su papá, su mamá y al último ella quien curso en casa con esta grave enfermedad durante 26 días. “Me duró muchísimo. Tenía miedo de ponerme muy grave y que me llevaran al hospital; que no tuviera leche para Laura si nos separaban por obvias razones”, explica. Así que bajo ese escenario Karen, doctora en Ciencias, diseñó su peor escenario.

A menos que necesite un ventilador, no me lleven a un hospital le dije a mi esposo. Póngame oxígeno, traemos un enfermero, ya conseguí quién me venda un tanque. Pero a menos que sea de vida o muerte; si no, no. Yo sabía que no podía separarme de mi bebé porque ella era también fuente de contagio para otras personas: se tenía que quedar aquí en la casa. Pero si me iba yo ¿Qué iba a pasar con mi esposo también enfermo? Se quedaba con un niño de dos años, una bebé recién nacida y aunque todos querían ayudarnos nadie podía hacerlo porque venir a la casa podía significar un contagio y tampoco podían llevarse a los niños. Fueron días terroríficos

Centro Luperca, más que un espacio para apoyar, acompañar y enseñar la maternidad y paternidad con otro enfoque, se convirtió durante esta pandemia en un salvavidas para mujeres que enfermaron por covid y que continuaron amamantando a sus bebés de entre uno y 30 meses de edad. Patricia Zedillo encabeza este proyecto que en este momento hace historia en términos de salud, bajo una premisa fundamental: la leche materna es clave con o sin pandemia. “Tenemos un promedio de 300 mamás y tenemos confirmados diez casos de mamás covid positivo; todas siguen amamantando sin ningún problema”, afirma.

“Tenemos muchas madres con síntomas. En teoría deberían hacerse pruebas, pero no se están haciendo en México; no podemos tener esos datos, pues no todas las mamás están en la CDMX, hay algunas en provincia. No podemos comprobar a ciencia cierta si tienen o no covid, pero suponemos que sí porque su esposo sí tiene confirmado el virus y quizás ellas son asintomáticas”, describe.

Patricia señala que en estos casos la regla es no detener la lactancia. “¿Qué pasa si el médico dice no le des tu leche al bebé porque lo puedes contagiar? Eso es erróneo, él debe permanecer con la mamá porque la leche genera -como en cualquier otra enfermedad excepto algunas específicas-, anticuerpos para protegerlo de esa misma enfermedad. Desde el inicio la Organización Mundial de la Salud declaró que una mujer covid positivo podía seguir teniendo contacto directo con el bebé, pegarse a él y amamantarlo. De la información que disponemos, solo a dos bebes se les hizo pruebas y salieron positivos, pero son asintomáticos, con un nivel de recuperación increíble. En Luperca los bebes siguen con la lactancia, la mayoría exclusiva; y algunos mixta”.

Las recomendaciones para amamantar son las normales en covid: lávate las manos, usa tapabocas; las mamás nos reportan que los bebes están perfectos, inclusive creen que al bebe nunca le dio covid. Pero si nos vamos a la literatura ¡Claro que al bebe le dio por estar en contacto con el virus! Solo que fueron asintomáticos
 

Karen no suspendió la lactancia. “Así me lo explicaron: si yo estaba infectada por covid mi cuerpo estaba produciendo anticuerpos que le estaban pasando a ella a través de mi leche. Y si ella se estaba enfrentando a la infección lo haría de mucho mejor forma pasándole mis anticuerpos”.

“Nunca se me fue la leche porque sí creo que esos fueron los días en que Laura más leche ha tomado en su corta vida ¡Todo el tiempo estuvo pegada! ¡Como si no hubiera mañana! Y hay una explicación”, precisa esta joven madre. “Las instrucciones de los médicos fueron para mí y mi esposo, sobre hidratarnos pues nos explicaron que las mayores complicaciones del covid vienen por falta de hidratación porque se hace un moco esposo que al llegar a los pulmones, es lo que te complica. Teníamos que tomar mucha agua cada cuatro horas; y con la lactancia yo creo también que mi hija necesitaba sobre hidratación, por eso no se despegaba de mí”.

No te voy a negar que sí me dio miedo con todo y el tapabocas ¡Pero no dude! Lo resolví con limpieza compulsiva: a cada estornudo me cambiaba de ropa completa o me lavaba el brazo. No sé si era lógico o no, pero yo lo necesitaba para mi paz mental; para no sentir que había un virus que estaba matando gente y que estaba cerquita de la cabeza de mi bebé ¡Fue la mejor decisión que pude haber tomado! Laura antes de covid pesaba 4.5 kilos y salió de la enfermedad pesando dos kilos más; hoy pesa seis kilos y medio ¡Es una niñota! No parece que hubiera tenido covid o pasado por esta situación

Laura y su hermanito lo sabrán con el tiempo. Y en su momento, sus papás les contarán que la cuarentena que atravesaron a causa del coronavirus no sucedió en una cama, sino entre quehaceres domésticos y limpieza convulsiva para que todos pudieran recuperarse más rápido.

“Me hubiera encantado pasar la enfermedad acostada con un caldito de pollo”, confiesa Karen, “Pero no tienes opción. Mi esposo y yo nos levantábamos con todo el dolor de la enfermedad y fiebre para hacer el quehacer, lavar, desinfectar lámparas, celulares, apagadores, computadora, el control remoto, barrer, trapear, hace de comer, bañarse dos veces al día, dar de comer a los niños y comer nosotros”.

“Yo necesitaba estar limpia todo el tiempo porque sabía que la niña estaba ahí; apenas estornudaba a mí se me salía el corazón y pensaba lo peor. Los síntomas del covid son muy fuertes, la enfermedad es horrible, la sensación de no poder respirar es horrible. Pero la parte mental es mucho peor”, precisa, “porque mientras amamantaba imaginaba escenarios, me imaginaba a mis hijos huérfanos, luego pensé ¿Qué van a hacer sin mí? ¿Y sin abuelos y sin papá, en caso de que empeoren? Fue terrible. De hecho, al día de hoy, yo no le hablo cerca a Laura, le hablo más lejitos de su carita, no lo hago como lo haría normalmente si no existiera una pandemia”.  

Patricia Zedillo cuenta a La Silla Rota que, en este momento, será difícil confirmar de manera científica los alcances de la inmunidad covid derivada de la leche materna en mamás contagiadas. “Hay un estudio que se realiza en Nueva York de los anticuerpos que pueden tener la leche. Lo leí y explica que tomaron muestra de leche de mujeres covid positivo y ahí se sugiere que la leche general tiene un anticuerpo en contra de la enfermedad, entonces podría ser un tratamiento viable. Claro, no podemos ponernos a sacar leche a todas las mujeres para tener el tratamiento, pero es un tratamiento específico para un bebe en estos momentos. Entonces no existe mejor protección que la leche materna siempre. Pero hoy por hoy frente a este virus, es la mejor protección que se le puede dar a un bebe”.

- ¿Esto significa que los bebés podrían desarrollar inmunidad al coronavirus a futuro?, se le pregunta.

-Se sabe muy poco, no podríamos llegar a una conclusión inmunológica para nada porque no sabes cuánto va a durar la inmunidad.

- ¿Qué se puede hacer entonces?

-Estamos pidiendo a estas mamás que guarden una muestra de leche, la congelen y la marquen para después poder analizarla en el momento que creemos, eran positivas por covid. Por ahora no tenemos todas las herramientas para obtener esta información, es mediante un análisis de laboratorio para hacer una prueba de anticuerpos, porque la leche es sangre entonces sería el mismo proceso.

Karen puede contar hoy esta historia que marcó su vida y la de su familia, en el contexto de una emergencia de salud mundial. Y si algo tiene perfectamente claro, es que no hubiera podido atravesar esta crisis sin el apoyo de Centro Luperca, el pediatra de Laura, su médico y terapeuta.

Todos me estuvieron acompañando en este proceso, el contacto fue permanente y cuando yo les enviaba mensajes compulsivos por el Whatsapp siempre recibí instrucciones y respuestas para dejar de imaginar una catástrofe que nunca paso. Hoy sigo guardando la cuarentena por covid pero de manera hiperestricta. Literal, no abro la puerta a nadie y nadie sale a la puerta justo porque sabemos que somos un foco de infección

Patricia Zedillo asegura que en Centro Luperca “no hemos tenido ningún caso donde se haya cancelado la lactancia. Todavía tenemos muy poca información, por eso creo que la leche materna nos va a dar muchas respuestas después. Ojalá se abra un poco más la investigación y los recursos para poder investigar en México cómo se comportaron los bebes amamantados, cómo se comportó la leche materna en ellos y no basarnos en estudios de otros países ¡Nos encantaría eso! Pero no sabemos qué tan viable y factibles es; por eso siempre vamos a promover la lactancia materna. Hoy más que nunca”.

Con el paso de estos últimos días, Karen se percató que no era la única mamá en México que atravesó o atraviesa por una situación así. “En su momento no conté nada nadie y tenía un poco de miedo de que nos marginaran amigos y vecinos. Hasta que me sentí mejor me atreví a contarlo; y luego lo conté incluso en mis redes sociales. Cuando lo hice me escribieron muchas personas ¡Yo también estoy enferma! ¡Tengo miedo! ¿Cómo hiciste con los hijos? Y empecé a tratar de ayudarles porque en esta enfermedad estas muy solo y nadie te puede ayudar; además pocas personas entienden lo que se siente. El miedo es tan horrible esperando a ver que en qué momento una tos se convierte en algo peor para ti para tu familia”.

Y así como me preguntan, les respondo: tienen que seguir amamantado. Si no te sientes bien en ese momento velo como un sacrificio si así lo consideras. Hacerlo no aumenta tu dolor de cabeza ni tus otros síntomas, pero para ti hijo es crucial que lo hagas

-Porque te conviertes en la medicina de tu propio bebé ¿No es así?, le pregunto.

-Sí. Tú te conviertes en su esperanza para que ellos puedan sobrevivir a esto y que puedan desarrollar anticuerpos. Eres como su vacuna, por eso no es momento para destetarlos; y menos si lo único que consumen es eso. De hecho, Centro Luperca me recomendó darle un shot de mi leche a mi hijo de dos años. La extraje y se la di. Y le hubiera dado más si no fuera porque Laura se la terminaba toda.

(María José Pardo)