Main logo

“Mi madre y yo nos prostituíamos; miembros de mi familia abusaban de mi”

Víctimas de trata relatan su historia, cómo ingresaron al infierno de la explotación sexual, lo sobrevivieron y ahora superan las secuelas que este les dejó

Escrito en MUNDO el

Holly vive en Columbus, capital de Ohio, en Estados Unidos, es una sobreviviente de la trata de personas, fue abusada física, psicológica y sexualmente, además era obligada a ser prostituida y los victimarios eran gente muy cercana a ella, incluso familiares.

Entrevistada por la BBC, relata su historia, cómo ingresó al infierno de la explotación sexual, lo sobrevivió y ahora supera las secuelas que este le dejó.

Ella nació cuando su madre tenía 16 años, la entregó a sus abuelos, quienes eran alcohólicos y adictos a la marihuana, abusaban verbal y físicamente de ella. Recuerda que fue abusada sexualmente por otros miembros de su familia. Todo eso antes de que tuviera 5 años.

“Me acuerdo que me llamaban puta, prostituta, cosas así, me decían que no valía nada, incluso antes de que supiese que querían decir esas palabras”.

Para los 12 años, ya fumaba marihuana. Tres años después, Holly se mudó a Columbus a vivir con su madre, hecho que califica como una de las peores decisiones de su vida, pues al poco tiempo de estar juntas, comenzaron a prostituirse.

“A las dos semanas de estar con mi madre ya fumaba crack y al mes me estaba prostituyendo con mi madre”.

Su padrasto, refiere Holly, fue quien comenzó a prostituirlas, también abusó sexualmente de ellas.

“(Mi padrastro) se acostaba con todas nosotras, conmigo, mi hermana, mi otra hermana […] jugaba sucio”.

Holly se describe como vulnerable, expuesta y lastimada debido a que su madre se beneficiaba de su explotación sexual.

En ese contexto, conoció a un tipo que siempre le decía que se fugara con ella. Era un proxeneta, se vestía glamuroso, sus víctimas siempre vestían bien, tenían donde vivir, parecía que siempre las cuidaba. Se fue con él.

Tras formar parte de “su equipo”, como él lo llamaba, el infierno comenzó, ella era agredida constantemente.

“Recuerdo estar caminando hacia un antro de drogas y gastar 20 dólares ahí, cuando él se enteró, me pegó, me dieron con la tapa de un olla hasta que me rompió la cabeza. Luego, me dijo que subiera a darme una dicha, me limpiara y fuese a ganar dinero”.

Holly tenía un miedo constante, pensaba que la iba a matar, así que siempre lo obedecía: “Sentía que él me cuidaba, aunque me pegaba, luego me iba a dormir y me despertaba porque me estaba violando”.

“Para cuanto tenía 17 años, había sido violada más veces de las que puedo contar. Había sido secuestrada, retenida como rehén, apuñalada y hasta me habían disparado”.

Todo cambió, cuando el sujeto terminó detenido por tráfico de drogas, ella también fue detenida por posesión de drogas debido a que era su mula.

Entonces, ingresó a un programa especial de víctimas de trata de personas, donde las víctimas buscan rehacer su vida.

Dicho programa se llama “CATCH”, un tribunal encabezado por el juez Paul Herbert, que recibe a mujeres encarceladas por prostitución o por crímenes cometidos por sus traficantes y les ofrece un camino para rehabilitarse. Aquí, Holly comenzó a recuperarse.

El programa “CATCH” no solo ha servido para rescatar mujeres víctimas de trata, también ha generado una comunidad de féminas que se solidariza una con otra.

Entonces, junto con otras mujeres parte de este programa, ayudan a víctimas de trata ofreciéndoles comida y materiales para asearse, así Holly se reencontró con su hermana, Rossie, que también había sido víctima de prostitución.

Holly y Rossie se veían poco cuando vivían con su madre, cuando Holly se fue con su proxeneta la comunicación se perdió por completo.

Un día, rondando las calles en busca de mujeres prostituidas, Holly vio a una joven tirada en un callejón, al ofrecerle ayuda se percató que era su hermana. La rescató.

El trabajo de la BBC busca derrumbar el mito de que las trabajadoras sexuales lo hacen por propia voluntad, también sobre que las víctimas de trata son en su mayoría extranjeras.

Ocho de cada diez víctimas de tráfico sexual en Estados Unidos son ciudadanas estadounidenses. Muchas de ellas son esclavizadas a través de las drogas y marcadas con tatuajes como una mercancía que pertenece a su explotador.  

 

rgg