"La verdad es que ya no le gano casi nada a la cerveza, ahorita pues compro por fuera en expendios porque me piden, pero pues es nula ganancia", relató Iván, un tendero en la alcaldía Cuauhtémoc.
Luego de que el pasado 31 de marzo el Gobierno federal no incluyera la industria de bebidas alcohólicas dentro de las actividades esenciales que pueden permanecer abiertas durante la crisis del coronavirus, las grandes cerveceras como Grupo Modelo y Heineken cerraron sus plantas sospechando que habría suficiente abasto para abril. Sin embargo, no se contemplaba mayo.
A un día de empezar mayo, la situación es distinta pues Iván comenta que ya no le surten y compra en algunos lugares porque muchos llegan a pedir.
Y es que, sumado a las medidas federales, en las 7 alcaldías de la Ciudad de México que aún está permitida la venta de alcohol, los ciudadanos han realizado compras de pánico.
Actualmente, 9 de 16 alcaldías se mantienen con ley seca; esta semana, las alcaldías Magdalena Contreras y Tlalpan anunciaron esta medida.
Sin embargo, cabe destacar que en algunas solamente aplica los fines de semana mientras que en otras es las 24 horas.
"Está dándose lo que era más o menos obvio. Los inventarios que había en las bodegas se están agotando y no hay producción nueva", dijo en entrevista para la agencia EFE, Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Aunque la escasez de cerveza no se ha confirmado, algunas marcas más conocidas ya son difíciles de encontrar y los precios han aumentado un 30%.
"Antes conseguía el cartón en 380 pesos, ahorita lo consigo en 600. Entonces, ya no está saliendo mucho", explicó a Efe Omar, un chico que vende micheladas (cervezas preparadas con sal, limón y piante) en un puesto callejero.
Iván por su parte, comentó con La Silla Rota que espera que para junio "esto se regularice" pues la cerveza es una de las principales ganancias en su tienda que está por cumplir un año de haber abierto.
A su voz se suma la de Alejandro, quien es dueño de un depósito en Iztapalapa que pasó de vender mil cajas de cerveza a la semana a colgar un cartel anunciando que ya no hay.
"Nos afecta cañón (mucho) porque lo que más vendemos es la cerveza. Ahorita que no tenemos, obviamente nos pega. En mi negocio somos ocho familias que de ahí vivimos", contó a EFE entre montañas de botellas vacías.
fmma