Una mujer falleció víctima de violencia obstétrica luego de que un médico le arrancara el útero tras dar a luz.

Alisa Tepikina, una joven de 22 años de Nizhneserginskaya, en Rusia, habría acudido para el parto de su primer hijo; sin embargo, el caso causó indignación mundial pues tras el parto, el médico obstetra confundió el útero con la placenta y lo arrancó.

El médico tiró del cordón umbilical con fuerza y desencadenó una pérdida masiva de sangre, shock irreversible y complicado.

A causa de dicho procedimiento mal practicado, Alisa cayó en coma y murió de un paro cardíaco.

Violencia obstétrica

La violencia obstétrica es una forma de violencia de género, en la cual la mujer como paciente de cualquier procedimiento gineco-obstétrico, es humillada, insultada, manipulada, regañada, se le niega el servicio o se le da un mal tratamiento.

Esta violación a los derechos humanos es reconocida en instrumentos internacionales como la Convención Belém do Pará, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación en contra de la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés).

Sin embargo, las investigaciones cuantitativas a nivel mundial no se han desglosado grandes estudios que revelen cifras generales de cuántas mujeres al día mueren por violencia obstétrica ni qué países ocupan los primeros lugares.

Una de las prácticas más comunes de la violencia obstétrica es la programación de cesárea sin que la paciente lo necesite y en estos casos, México ocupa uno de los puestos más altos por programación de cesáreas.

Sumado a esto, la violencia obstétrica está normalizada entre el personal médico y la sociedad, pues las mujeres que la padecen suelen estar mentalizadas a que la atención médica es así. 

fmma