Iniciamos el año 2021, las personas y las familias tenemos muchos retos en este nuevo ciclo que comienza. Como seres humanos nos regimos por fechas, calendarios, el tiempo cobra importancia para forjar los rumbos a seguir.

Sin duda la pandemia por COVID-19 no se ha ido, es más, en muchos lugares del mundo, como en la Cuidad de México se padece de un alto nivel de contagios, saturación de hospitalización, dificultades económicas graves, un consecuente malestar social generalizado. 

A nivel personal y familiar es necesario seguir adaptándonos a las circunstancias que nos va marcando el rumbo de la pandemia: los rebrotes, las nuevas cepas, la aplicación de las vacunas, entre otras situaciones que llevan consigo efectos en la manera en la que nos relacionamos.

En el caso de que se tenga la oportunidad de trabajar con paga desde casa, las implicaciones son diversas para organizar los tiempos que destinamos a las diversas actividades, el trabajo remunerado, el trabajo doméstico y los tiempos de cuidado a otras personas; así como las actividades de aprendizaje que se tienen que desarrollar dentro de los hogares debido al cierre de los centros escolares.

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Por otro lado, el que las personas tengan que salir a trabajar fuera del hogar, también se ven sometidas a presiones ya que en todo momento está presente el temor a contagiarse del virus y contagiar a las personas con las que viven. Además del costo económico y situaciones de estrés a las que se someten al salir de los hogares en circunstancias de máximo contagio en los centros de trabajo, transporte público y otros espacios que se deben de frecuentar por las actividades laborales.

La educación en casa que tienen que llevar los y las menores de edad,  también causa desajustes en los horarios de trabajo de los y las cuidadoras, así como un creciente desanimo que puede llevar a manifestaciones de violencia o padecimientos en la salud mental.

La creciente identificación de los índices de aumento de violencia familiar y las rupturas de relaciones de pareja, de igual forma son indicios de los conflictos de las familias y los retos que nos dispone este año que inicia.

Los y las adolescentes, los adultos jóvenes, también encuentran muchas dificultades y consecuencias debido a la poca relación que han podido establecer con sus pares debido a las restricciones de movilidad a la población; tanto las relaciones afectivas, las amistades en el ámbito escolar y laboral que son de gran importancia en esta etapa de la vida, las han puesto en pausa de manera presencial, teniendo como vía el mantenimiento de dichas relaciones por la vía virtual en el caso que se tenga acceso a la tecnología. 

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Este panorama es mundial y hasta que no haya un alcance generalizado de vacunación para la población en general seguirán surgiendo vicisitudes para las familias, las relaciones de pareja y sus implicaciones más lamentables que genera la consecuente violencia de diferentes tipos dentro los hogares.

Por otro lado, también hay estudios que reportan que en algunas familias se han dado oportunidades de recuentro, reforzamiento de lazos de solidaridad, oportunidad para nuevos aprendizajes que se pueden valorar como saldos positivos de esta situación. 

No obstante a estos puntos favorables, la realidad inminente es que las personas, las familias, los gobiernos y personas encargadas de las decisiones en todo el mundo se enfrentan a la imperiosa necesidad de buscar alternativas distintas para salir avante como humanidad. El desafío es reponernos de las consecuencias que dejará esta pandemia en todos los aspectos, en la reorganización de los lazos sociales, en la estructura económica, en el ámbito laboral, en la búsqueda relaciones de género más equitativas en el reparto del trabajo dentro de los hogares. En resumen, el reto es la búsqueda de sociedades más inclusivas, mirando la diversidad, retomando ideas de solidaridad, sororidad, justicia y equidad para todos, todas y todes.  

Tania Lizbeth Meléndez Elizalde                                                       

Twitter: @MelendezTania20

Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.