Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Nadie debe ser expulsado ni sentirse infeliz por ello. Lo que debemos hacer es crear una ley de uniones civiles. Así están cubiertos legalmente. Yo apoyé eso

Estas son las palabras del Papa Francisco que han causado controversia.

Después de haberse presentado el documental Francesco del director ruso Evgeny Afineevsky el 21 de octubre en Roma, los medios de información internacionales se llenaron de noticias relacionadas a la intervención de Jorge Mario Bergoglio, donde muestra una ligera apertura hacia las parejas homosexuales. 

Los grupos de católicos conservadores, la comunidad LGBT+ y la prensa han retomado y discutido el asunto desde que se hizo público el documental, pero no es un tema nuevo. 

Fred Álvarez Palafox, analista político especializado en temas eclesiásticos, señala que desde que el Papa era arzobispo en Bueno Aires ya había dado declaraciones donde se reconocía a favor de las uniones civiles entre personas del mismo sexo para garantizar que tengan respaldo legal y así avanzar hacia un trato de respeto entre todas las personas.

¿Qué significa esto en específico?

La posición del Papa en ningún caso tiene que ver con apoyar el matrimonio homosexual ni en renunciar a la convicción de que los actos sexuales entre personas del mismo sexo son pecado, sino que el arzobispo de Roma se reconoce a favor de una ley que regule las uniones civiles porque las considera un derecho básico y cuestión de justicia civil. 

¿Pueden existir repercusiones al respecto? 

A nivel eclesiástico “no hay ningún cambio, la Iglesia católica no acepta las uniones o matrimonios de personas del mismo sexo; la Iglesia católica sólo acepta la unión entre hombre y mujer” menciona Fred Álvarez. 

La institución eclesiástica sostiene que el respeto por las personas homosexuales no puede conducir a la aprobación de la conducta homosexual o en el reconocimiento legal y eclesiástico de las uniones homosexuales y no hay indicios de que sea un tema a cambiar en la agenda de la institución. 

En cuanto al nivel gubernamental, las leyes de unión civil entre personas del mismo sexo ya existen en la mayoría de países europeos, sin embargo, el Papa Francisco pide que se promuevan en aquellos lugares donde todavía no existen. 

Por ejemplo, según publica la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA), las relaciones sexuales con alguien del mismo sexo están tipificadas como un delito que puede ser castigado con pena de muerte en una docena de países como: Mauritania, Sudán, Somalia, Nigeria, Arabia Saudí, Afganistán, Brunei, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Pakistán y Yemén.

La mayor repercusión es la social

El valor de esta apertura radica en que constituye un paso más hacia el reconocimiento de los derechos y el apoyo a los homosexuales creyentes, además de ser un mensaje contundente que podría tener un impacto en aquellos lugares donde aún se oponen a las leyes de unión civil, mostrando lo real que es el problema de la discriminación y las acciones que son necesarias, a nivel institucional, para combatirla. La controversia ha permitido discutir y debatir el tema, dando lugar y visibilidad a las comunidades LGBT+ y su derecho de unirse en matrimonio y tener una familia. 

El posicionamiento que tiene la comunidad LGBT+ con respecto a estas declaraciones es ambigua, pues aunque existe apoyo, también hay una gran mayoría que considera este asunto una estrategia de comunicación por parte de la Iglesia para ganar más adeptos. No obstante, la conclusión más notoria hasta el momento es que la discusión de estos temas en el espacio público es algo necesario para la visualización y reconocimiento de las comunidades marginadas, pues en América Latina, las terapias de conversión y la violencia homofóbica siguen teniendo altos niveles de impunidad.