“Las puertas del infierno”, así se les conocía a La Castañeda, el manicomio inaugurado en 1910 en la Ciudad de México. En este lugar, recordado ahora por las increíbles condiciones de abuso e insalubridad, se encarcelaron injustificadamente a muchas mujeres.

Un pabellón de ninfómanas y otro de prostitutas. Las mujeres que llegaron a La Castañeda por supuestos diagnósticos de ninfomanía eran torturadas: se les encerraba en pequeños cuartos y se les practicaban electrochoques.

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Pero la verdad es que muchas de estas mujeres no eran locas, solo practicaban su vida sexual abiertamente, se rodeaban de hombres o actuaban con “rebeldía” y hacía cosas que no podían en ese entonces —todo lo que fuera político y académico estaba fuera de su alcance—, inclusive, muchas mujeres llegaban al manicomio porque sus familiares se querían deshacer de ellas.  

¿Cómo se sabe? Después de años se revelaron los expedientes médicos de diversos pacientes. Muchos están vacíos. Otros dejan en blanco los espacios asignados a la descripción de los síntomas y la historia de la enfermedad. 

Unos pocos describen los síntomas, determinan el diagnóstico y el tratamiento idóneo, pero siempre desde la voz del médico que describe y clasifica. 

Así, por Rosario habla el médico que a su vez repite aquello que dijo el hermano de la mujer: “se vio obligado a internarla porque no podía soportarla en su casa”, declaró el hombre al ingresarla.

 

La ninfomanía ahora 

En la actualidad la ninfomanía aún no está clasificada oficialmente como un trastorno en la quinta y última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V, por sus siglas en inglés), la ‘biblia’ de la psiquiatría.

Sin embargo, en el campo médico se reconoce que hay diversos pacientes que llegan a consulta por “adicción” al sexo o porque viven su deseo sexual como un problema. La OMS comenta que aunque esto es un fenómeno que ocurre, muchas veces se clasifica como un “efecto secundario” de otros trastornos.

Aún así, es verdad que históricamente la ninfomanía e histeria se han visto como enfermedades asociadas, en su mayoría, a las mujeres; prueba de ello son los vibradores, que fueron creados para ayudar a las mujeres a curar la histeria.