El régimen heterosexual fue y es una herramienta de control de la burguesía blanca. María Lugones afirma en su ensayo Heterosexualism and the Colonial/Modern Gender System que “la heterosexualidad es a la vez obligatoria y perversa entre los hombres y mujeres blancos burgueses, ya que reestructuró de forma violenta y significativa los poderes y derechos de las mujeres blancas burguesas y sirve para reproducir el control sobre la producción. Y las mujeres blancas burguesas son inducidas a esta reducción a través del acceso sexual limitado”. En pocas palabras, la heterosexualidad como sistema no era algo que existiera en el África precolonial y otras naciones indígenas del mundo. Es algo que, afín a la explotación de clase y al racismo, beneficia mayoritariamente a la burguesía blanca y sólo para eso se estableció.

Adrienne Rich popularizó el concepto de comphet en su artículo "Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana", que desarrolla el concepto al describir las causas que hacen de la heterosexualidad un deber social. A pesar de nuestra incomodidad, las señales sociales sutiles y no tan sutiles que recibimos continuamente nos guían hacia la heterosexualidad. El artículo de comphet es un intento de diseccionar esto, llevando al lector en un viaje a través de palabras relevantes y cotidianas que demuestran efectivamente la influencia que comphet tiene en todos nosotros. En el caso de las mujeres, el patriarcado impone el comphetamiento a través de los privilegios materiales y sociales, así como el adoctrinamiento que reciben las niñas cuando son jóvenes.

Los grupos africanos y de la diáspora africana tienen fama de ser excesivamente patriarcales. Una concepción colonial lujuriosa de una mujer africana como subordinada de los hombres generalmente se combina con representaciones de ella como una figura poderosa. Comphet, junto con mi innegable creencia en un binario de género estricto, ha tenido un gran impacto en mi experiencia como persona queer caribeña. Estoy plagado de preocupaciones, incertidumbres y nerviosismo cuando considero lo que significa estar completamente fuera. No se trata tanto de si seré bienvenido como de mi propio sustento.

En verdad, el África precolonial no tenía leyes anti-LGBTQ+, y no había registros de personas LGBTQ+ que fueran perseguidas por su sexualidad o identidad de género. No se pensó en el género en el sentido binario que lo entendía el colonizador europeo, y no se asumió el vínculo entre genitales y género. Las personas no conformes con el género o ''queer'' fueron veneradas en varias circunstancias. Los antiguos egipcios frecuentemente representaban a sus deidades de manera andrógina; por ejemplo, Mut, la Diosa de la Maternidad, se muestra con frecuencia como una mujer con el pene erecto. En la Ghana actual, Dagaaba asignó el género en función de la energía en lugar del físico. Los guerreros Zande masculinos de Sudán a menudo se casaban con hombres. Y los matrimonios mujer-mujer fueron institucionalizados en casi 40 sociedades africanas precoloniales.

La historia y la ascendencia queer no son solo de Stonewall, sino también de Benin precolonial, Sudán, Kenia, Ghana, Nigeria, Sudáfrica y más.

El trabajo de Butler y Rich demuestra cómo el sexo es tanto un acto individual como un emblema de un paradigma más amplio. Este concepto es la base del argumento de este artículo de que el sexo no normativo, el sexo marcado fuera de los límites de la heterosexualidad conyugal, es un acto de resistencia de las mujeres, así como la producción de espacios sexuales alternativos por parte de las mujeres. En el contexto de la política colonial, la conceptualización del sexo heterosexual como un acto integral para defender la dinámica del poder normativo ofrece una idea del papel del sexo y las configuraciones de género en la afirmación del poder colonial. Analizar juntos la heteronormatividad y el colonialismo crea un marco de múltiples relaciones de poder y representa una intersección de género, sexualidad y supremacía blanca colonial como procesos históricos superpuestos. Lugones (2007) en “Heterosexualism and the Colonial/Modern Gender System” argumenta que el paradigma heteronormativo y binario de género es una reconfiguración violenta de la identidad y el comportamiento entre los pueblos colonizados por las potencias occidentales históricas. En el marco colonial, la heterosexualidad obligatoria como contrafuerte del género binario no es solo un mecanismo de dominación masculina, sino de dominación masculina europea blanca sobre las personas colonizadas, en particular las mujeres de color. Además, el dominio heterosexual colonial no es solo una cuestión de acceso sexual de los hombres blancos a cuerpos morenos, sino también una cuestión de control colonial sobre el sistema de clasificación social y la reproducción del sistema de género europeo dentro de las sociedades colonizadas. Lugones destaca este proceso como el quid de la transformación de las sociedades colonizadas de patriarcados igualitarios a jerárquicos, lo que inhibe estructuralmente a las mujeres colonizadas.

Jennifer Rubio, mejor conocida como Ciguapa, es una educadora y escritora dominicana. Divulga sobre antirracismo y feminismo a través de las redes sociales y ha trabajado como profesora de música en República Dominicana. Directorx regional de Norteamérica y el Caribe para Afroféminas.

Twitter: @soyciguapa