Guadalupe quería una mejor vida para ella y sus hijos; se separó de su ex-esposo, quien tenía problemas de adicción. Se fue a vivir a casa de sus padres con sus dos hijos, y empezó a buscar empleo para salir adelante.

Un día salió a buscar trabajo sin pensar que sería el último día que vería a su hija. Cuando regresó a casa de sus padres, le informaron que el papá, su ex-pareja, se había llevado a su hija menor Kitzia Nicole, quien en ese entonces tenía tan solo 7 años. 

“Ya no la vas a ver, y todo por no regresar conmigo” fueron las palabras que Guadalupe escuchó cuando logró contactarse con el padre de su hija. El ex-marido se había llevado a la niña como una forma de vengarse de Guadalupe. 

María Guadalupe ahora trabaja como policía, cuida a su hijo de 16 años y continúa, incansablemente, en la lucha por recuperar a su hija, a quien se le vió por última vez el 30 de abril de 2018 en la Alcaldía Iztapalapa.  

Recuperar a Kitzia ha sido un proceso largo para su mamá; inició cuando, al enterarse de que se habían llevado a su hija, fue a denunciar, y las autoridades le dijeron que no había nada que hacer:

“Cuando llegué a denunciar, lo que me dijeron fue ‘es que es el papá’; yo les dije que tenía una adicción muy fuerte y que se la había llevado sin mi consentimiento”

“Sólo me decían eso, que no podían hacer nada porque era el papá. De ahí me fui a otras instancias, como el DIF, Derechos Humanos, Defensores de Derechos de la Mujer y todos me decían lo mismo”

Durante todo el proceso legal no ha podido ver a su hija ni una sola vez, puesto que el padre no se ha presentado a las audiencias ni a los exámenes correspondientes. 

“Él no se presentó a las audiencias. Nunca fue a los exámenes toxicológicos, nunca fue a nada; siempre metían amparos”

A Kitzia se la llevaron lejos de su mamá

A Kitzia se la llevaron lejos de su mamá, de su familia y de su vida. El padre llevó a la niña a Toluca donde, según cuenta Guadalupe, vivían solos en unos cuartos. 

“Yo no sabía cómo estaba mi hija ahí con él, a él le gustaba tomar y tenía sus adicciones, a mi niño le tocó ver a su papá drogándose”, cuenta Guadalupe en entrevista para La Cadera de Eva. 

El juez le dijo que tenía que presentarle pruebas para que pudieran hacer lo pertinente y regresarle a su hija, pero Guadalupe cuenta que ni las declaraciones de su hijo sobre las adicciones del padre han sido suficientes.

“Yo no sé qué quieren; nosotros fuimos a los exámenes psicológicos. Él nunca se presentó, ni presentó a mi niña”

Desesperada por volver a ver a su hija, Guadalupe decidió utilizar sus días de vacaciones para ir a buscar a su hija a Toluca:

“Llegamos preguntando. Realmente yo no sabía bien dónde tenía a la niña. Llegamos al domicilio porque por ahí cerca vivían tíos de él [del papá]. No dí con la casa, pero uno de sus tíos me dijo que ya estaba muerto y que a la niña se la habían llevado los abuelos”

Kitzia pudo haber escuchado las detonaciones que mataron a su papá

El 20 de marzo, al mediodía, llegaron hombres armados; se bajaron del auto, y comenzaron a disparar fuera del lugar donde estaba viviendo Kitzia con su padre. Con las detonaciones murieron el padre y otro familiar. Cuando Guadalupe preguntó dónde estaba Kitzia el día que mataron a su papá, los tíos del ex-esposo le informaron que la niña se escondió en los cuartos, por lo que escuchó la forma en la que murió su padre.

“Los tíos me dijeron que la niña sí estaba muy mal, que estaba como en shock y que se la habían llevado sus abuelos”

Ese mismo día Guadalupe fue al domicilio de los abuelos paternos de Kitzia, que es una casa muy cercana a la de ella, pero nadie le abrió. 

“Fui a su domicilio, le dije que ya sabía lo de la muerte de su hijo y que mi hija estaba ahí, pero nunca me abrieron. La casa ya tiene cámaras; se escuchaba que estaban dentro, pero nunca me abrieron”

Guadalupe cuenta que a los abuelos los han visto en la calle, pero a la niña, nunca. Ella supone que siempre la tienen encerrada dentro de la casa. “Sé que está con ellos, porque la señora [la abuela] ya fue a iniciar un juicio para quedarse con la custodia”

Relata que, durante un temblor, cuando todos salieron de las casa, se percató que tenían a la niña afuera, rodeada de los abuelos y un primo, para que no viera a su mamá. Cuando se percataron que Guadalupe se acercaba, metieron repentinamente a la niña y a la abuela a la casa. 

“Sé que está con ellos, porque la vi aunque de lejos” “He suplicado que me la regresen. Los señores están en el plan de que no; ni siquiera me dejan verla”

Tras la muerte del papá se activó la Alerta Amber

Tras la muerte del papá, en el Ministerio Público decidieron activar una Alerta Amber, pero las autoridades continúan sin agilizar el proceso para que Guadalupe pueda ver a su hija. Cuenta que con la pandemia todo se ha vuelto aún más complicado y que las autoridades le dicen continuamente que “ellos no pueden hacer nada”

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El juez le dijo que el juicio contra el papá ya se había terminado y que ahora tocaba iniciar uno contra los abuelos. “Eso es más tiempo”, se lamenta Guadalupe.

Después del papeleo y las actividades correspondientes, que el abogado de Guadalupe realizó, le entregaron la custodia, pero aun con eso, la niña no ha regresado con su mamá. 

“El mismo día que iban a notificar a los abuelos, el actuario me dijo que ya no se podía realizar la diligencia porque había entrado un nuevo amparo, por lo que se cancelaba lo de la entrega de la menor”.

"Me ocultan a la menor, no la sacan de la casa"

Los abuelos interpusieron un amparo buscando la custodia de Kitzia. Aunque de acuerdo con lo estipulado por el juez, en lo que se resuelve la custodia, Guadalupe tiene derecho a convivencias con su hija todos los domingos de 10:00 am a 15:00 pm. Sin embargo, Guadalupe sigue sin ver a su hija. 

“No abren los abuelos: simplemente no me abren” “Me ocultan a la menor, no la sacan de la casa, ni siquiera la pudieron haber inscrito a la escuela este año por la Alerta Amber que se activó”

Foto: Fragmento del documento por el cuál la el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México le otorga la custodia definitiva a María Guadalupe.

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Guadalupe considera que las autoridades han actuado de manera ineficiente, y le preocupa la situación psicológica de Kitzia, provocada por haber sido arrebatada de su familia, de su cotidianidad e incluso de su libertad, pues mantienen a la niña recluida en casa de los abuelos. 

“En el juzgado lo mencionaron, que la niña no la llevan ni siquiera a terapias psicológicas [...] Me preocupa que yo ahorita no sé cómo está mi hija. No sé qué está pasando o qué está pensando”

Guadalupe asegura que no hay razón para que no le regresen a su hija, pues se ha presentado a todos los exámenes ordenados por el juez, tiene trabajo y una condición económica suficiente para mantener a su hija. 

“Entré a la policía. Estoy trabajando. Mi niño me necesita, pues le ha afectado mucho. Él me dice que tiene miedo de que mi hija esté en esa casa”

María Guadalupe continuará buscando la custodia de su hija, quien le fue arrebatada injustamente por un acto vengativo de su ex-pareja. Espera que pronto las autoridades actúen eficientemente; le preocupa no saber nada de su hija.