No hay marcha atrás. Las mujeres estamos decididas a recuperar ese poder perdido, aunque enfurezcan los vidrios rotos o ignoren el silencio, como sucedió este fin de semana que se llevó a cabo una marcha pacífica, silenciosa, liderada por las madres de mujeres víctimas de feminicidio. 

Los usuarios de las redes sociales no se mostraron indignados en esta ocasión, muchos de ellos decían “ojalá no se pongan locas”, otros se mostraron más condescendientes señalando que así deben ser las manifestaciones, pacíficas y, unos más, celebraron el silencio.

Pero las madres de las víctimas no callaron, tienen claras sus exigencias, entre ellas que los medios de comunicación informen de estas manifestaciones desde una perspectiva de género; quieren también cambios en la educación, que sea inclusiva e igualitaria, y, asimismo, pidieron la activación de la Alerta de Género en la Ciudad de México.

Es importante señalar que no faltaron las voces de apoyo que, al final, son las que suman, son las que hacen que poco a poco los cambios se vayan dando. Mujeres  - y hombres -, dispuestas a abrir su mente, a escuchar y tomar acción.

Y esto viene a cuenta porque casi al mismo tiempo, en otro extremo del mundo, mujeres palestinas se manifestaron por la muerte de una chica estilista, estudiante de inglés, que estaba muy ilusionada por su incipiente noviazgo con un joven con quien se reunió en un lugar público, como dictan las costumbres de aquella región, con su hermana de testigo, de chaperona. 

Ella, al igual que millones de personas enamoradas en el mundo, subió imágenes de este encuentro en Instagram, algo muy mal visto en aquella sociedad donde no se puede ventilar una relación que no esté previamente formalizada, y aunque en este caso, aparentemente había consentimiento de los padres, hubo familiares ofendidos por estas fotografías.

Al grito de ¡todas somos Israa Ghrayeb!, las manifestantes exigieron a las autoridades una investigación para aclarar su muerte ocurrida el pasado 22 de agosto en casa de esta chica por un paro cardiaco.

Días antes, Israa habría ingresado a un hospital en Belén por lesiones en la columna vertebral, a causa de una “caída accidental” desde un balcón, según reportaron sus familiares. Este hecho levantó la sospecha de que se trate de un “crimen de honor”, el cual consiste en el asesinato de una mujer a manos de familiares que sienten se les ha deshonrado. 

Diversos medios de comunicación  señalan que, en lo que va del año,  18 mujeres han muerto a manos de su familia. El caso de Israa ha sido la gota que derramó el vaso y, por primera vez en la historia de Palestina, las mujeres decidieron alzar la voz protestando contra la violencia machista y una ley que apenas las protege, la cual considera atenuante si el asesinato de una mujer se ejecuta por temas de honor.

Según testigos, Israa, pedía auxilio, huía de la furia de sus hermanos y cayó del balcón.

Tal fue la presión de la marcha y de las redes sociales, que las autoridades han tenido que salir a dar la cara, a decir que tienen detenidos, que seguirán las investigaciones y toda la verborrea típica de la autoridad en cualquier lugar del mundo.

Marcha pacífica por mujeres en Cdmx (Foto: Diana Juárez)

Este par de manifestaciones, me hicieron recordar una conferencia TED de la antropóloga norteamericana, Helen Fisher. Dicha charla data del año 2006 y el tema básicamente es sobre el amor, cómo funciona socialmente y en nuestro cerebro. Sin embargo, lo que llamó mi atención de esa plática no fue el asunto amoroso, sino el planteamiento que hace sobre el papel de la mujer en la historia de la humanidad.

Fisher indica en ese video, que hace un millón de años la mujer era recolectora, lo cual le permitía llevar comida a su casa, y muchas veces su aportación era mayor, hecho que le daba un poder igual al hombre tanto en lo sexual, social y económico.

La invención del arado vino a dar al traste a esta autoridad femenina, ya que la agricultura les dio más poder a ellos y se terminó ese trabajo de recolectoras, comenzando las mujeres a quedarse en casa.

Sin embargo, desde hace varios años, estamos de regreso en muchos sentidos, Helen menciona que el retorno de la mujer al mercado laboral está poco a poco cerrando la brecha con los hombres, lo cual ha generado un gran impacto en la sociedad dominada por el patriarcado.

La antropóloga apunta a que una de las armas más poderosas de las mujeres es la palabra, con ella educamos, castigamos, manipulamos, es nuestra mejor herramienta y hay que saber usarla.

Y justo a través de las palabras, con gritos y silencios, la lucha y el diálogo se han incrementado en todo el mundo, estamos decididas a hablar,  la tarea es titánica falta mucho por hacer, pero  como dice Fisher, “lentamente la caravana avanza”, ya nadie la detiene y eso, finalmente, será bueno para todos en la construcción de una sociedad colaborativa.

bl