Jewel había viajado a Dinamarca porque quería ser cuidadora. “Tenía muchas ganas de empezar a trabajar”, dijo para la BBC.

Lo joven que se hizo llamar Jewel, tomó un vuelo desde Nigeria pensando que iba a cuidar adultos mayores.

Ella sabía de casos de mujeres que se habían convertido en víctimas de trata. Sin embargo, no dudo que le pasaría porque el viaje fue seguro.

La Organización Internacional para las Migraciones estima que el 80% de las mujeres nigerianas que viajan por tierra y luego intentan cruzar el Mediterráneo son objeto de trata para el comercio sexual europeo.

LLEGADA

En Copenhague, la recibió una mujer nigeriana, que la llevó al día siguiente a Vesterbro, el barrio rojo de la ciudad.

En el camino sobre la ciudad, Jewel buscaba el hospital donde trabajaría. La mujer que la recibió le pidió que observara el lugar, así lo hizo.

Se detuvieron, le dicen “aquí es donde vas a trabajar. Fue cuando me dijo que iba a ser prostituta”.

El primer cliente lo consiguió la jefa nigeriana de Jewel. "El hombre le dio 4.000 coronas (US$620) por ir a su casa, y luego mi madame se marchó", dice Jewel.

Aunque pasaba el tiempo, tener sexo con otras personas no fue fácil para ella.

Las cifras más recientes de al Unión Europea sobre tatas revelaron que entre 2017 y 2018 hubo más de 17 mil víctimas, siendo esta cifra la punta del iceberg.

AMENAZAS

Las mujeres nigerianas son amenazadas de que deben pagar los gastos de sus viajes y alojamiento. Generan “deudas” extraordinarias.

Para explicarle a Jewel la transacción, la citaron en un cementerio, se vio obligada a jurar que iba a pagar el dinero sin importar nada. “Si no lo hacía, me iban a pasar muchas cosas malas a mi y a mi familia”.

El grupo criminal amenazó a su familia en Nigeria.

Ella temía cuando iba a casa de los clientes. Una vez, la obligaron a estar en la bañera con hielos. Jewel pensó que iba a morir.

El gobierno de Reino Unido dice que hasta marzo de 2020, la policía registró 7.779 delitos de esclavitud moderna (incluida la explotación laboral y la explotación sexual), pero menos de 250 personas fueron acusadas en 2019.

ROPA DE GIMNASIO

Las mujeres que venden sexo, la mayoría de Nigeria y Europa del Este, están peinadas y maquilladas de forma impecable, visten ropa cómoda. Hay pocas con tacones altos y no hay atuendos “sexys” estereotipados.

Los fines de semana, las ONG danesas ofrecen servicio a las mujeres que venden sexo. Reden International, tiene un café donde pueden descansar, recuperarse y tomar un refrigerio entre clientes.

En una de las calles, está otra actividad e voluntario la “Red Van”, un vehículo con una cama en la parte trasera iluminada por luces de colores y un suministro listo de condones y toallitas húmedas.

Es un espacio privado donde las trabajadoras sexuales pueden traer un cliente en lugar de ir a un lugar potencialmente inseguro.

En un turno de 4 horas, puede llegar a usarse hasta 28 veces.

SALIDA

Jewel se atrevió a denuncias cuando conoció a un cliente del que se enamoró. Él le ayudó a hacer los pagos semanales su madam.

Jewel se acercó a la primera mujer que le dio una tarjeta al llegar a Dinamarca quien le recomendó que dejara de pagar, desde entonces no ha habido repercusiones violentas hacia ella y su familia.

Una forma de sanar su historia, ha sido a través del arte. Jewel fue motivada por Michelle a contar su vida en un obra, a la que llamó “La única manera de escapar”.

Con información de la BBC