Main logo

FOTOS "Es hora de que nos unamos, vayamos a buscar a la que nos falta"

Esas son las palabras de Virginia, quien acudió a la Calzada para bordar, junto a otras feministas los nombres de las mujeres asesinadas y desaparecidas en Gto

Por
Escrito en GUANAJUATO el

León-. “Cómo es posible que sea una condena ser mujer, que te tengas que preocupar porque es una niña y va salir, y si va volver o no va volver”, dice Virginia mientras teje el nombre de una mujer que no conoce, pero que busca rememorar.

Ella acudió esta mañana al Arco de la Calzada para acompañar a otras mujeres que sienten el dolor de no encontrar a sus familiares o de haberlas localizado muertas. Como el caso de Sandra, que no sabe de su hija Ramona desde hace tres años, o como Cristina que “vive el mismo dolor” cada que cuenta la historia de Cristy, su “sirena de pelo risado”.

“Yo creo que es nuestro deber como mujeres ser sororas y apoyar a las demás (…) la lucha de estas personas por algo tan elemental como la justicia, por encontrar a su persona que se las llevaron a la fuerza o que las mataron, es tan desgarrador y tan cruel que no las escuchen”, relata Virginia Loredo de 56 años, mientras borda con hilos verdes el nombre de una víctima.

En las últimas horas ha sonado el #25N, llamado así porque este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente esta fecha en 1999.

Hoy, el colectivo Mujeres Contra las Violencias Machistas y Producciones Clandestinas organizó una de las múltiples actividades que se prepararon del 25 al 28 de noviembre. Bajo el nombre “Bordando feminicidios y desaparecidas” un grupo de mujeres se reunieron en la Calzada a las 12 del día para tejer el nombre de las víctimas. Apenas comenzaban, aseguraron que llegarían más feministas y estarían en este punto hasta las 5 de la tarde.


En la Calzada está puesto un tendedero con unos 20 bastidores, pero faltan más. Paulina, quien está al frente del colectivo, confiesa que son cerca de 200 nombres los que tejerán, o sea que este número de mujeres que ya no están con su familia, entre ellas hay menores de edad.

“Es un activismo pacífico (…) que pretende sensibilizar a esa indiferencia. Hay cada vez más familias que se suman a los movimientos de familiares desaparecidos”, cuenta Paulina, de 45 años.

Confiesa que bordar para pedir justicia la hace sentir “incómoda”, pues, a pesar de que le da gusto que su habilidad sirva para visibilizar, acepta que “es una emoción muy fuerte” tejer los nombres de las que ya no están.  

“De repente trabajar con el nombre de alguien que no conociste, que no sabes cómo es su cara, pero el hecho de invocarles con este ejercicio de repetición, con el hilo, con las puntadas, pues es una emoción muy fuerte, difícil, y doloroso, pues”.

Esta vez el bordado pasó de ser una actividad histórica para ser un “activismo textil”. Una de las asistentes dice “ya basta”, y pide la unión de las mujeres en esta lucha.  

“Le puede suceder a mi hija, a ti, a la niña que está pasando, a cualquiera (…) ya es hora de que nos unamos las mujeres y salgamos a buscar a la que nos falta, haya salido de tu casa o de la casa del vecino. Es hora de que todas hagamos algo”, comenta Virginia con una voz de desesperación.

EL CASO DE CRISTY, LA “SIRENA DE PELO RISADO”

Con los ojos llenos de lágrimas Cristina Sánchez, de 54 años, recuerda que “son tres años, nueve meses y 20 días” que su hija María Cristina Torres de 22 años desapareció en León.

Mientras teje un “Te amo Cristy” relata que es “desgastante” volver a contar la historia de cómo desapareció su hija. Un momento lamentable que dice ha platicado “miles de veces”.

“Si yo no hubiera tenido tanta fe en Dios no sé qué hubiera sido de mí, es algo terrible, es una pesadilla (…) No puede ser que una niña que criaste con tanto amor, que cuidaste tanto te la hayan arrebatado de esa manera, que ni siquiera te den la oportunidad de saber qué fue de ella”.

Su mirada es triste y por respeto a ella no se tomó fotografía de su rostro, pues a esto se suma el “miedo” por su seguridad. Cristina explica cómo es ser mamá de una mujer desaparecida. “Para mí es un duelo que no cierra (…) pasan los años y sigues sintiendo el mismo dolor”.

“Ya aunque no me la entreguen viva, pero lo que quiero es recuperar el cuerpo de mi hija, o como sea. Que tristes que tengamos que pensar ahora de esta manera, ya dices ‘díganme dónde están, sus restos’”.

Remata que “todo viene desde la violencia de género, empieza en las familias, en toda la sociedad, ese machismo que ha habido siempre y que aparentemente aunque haya habido mucha liberación femenina y mucho apoyo para la mujer siga habiendo más violencia contra la mujer”.

Asegura que las familias deben aprender a educar a los hombres, con perspectiva de género. “De ahí vienen esos seres de oscuridad que nos han arrebatado a nuestros seres queridos”.

Dice que su petición a las autoridades es que tengan “compasión y empatía” con los demás seres humanos. Respecto a las investigaciones para localizar a su hija menciona que “no ha habido mucho avance” y que la Fiscalía le dice que no hay una línea directa de investigación.

“Sé que es una cifra más, cada persona que fallece o desaparece para ellos (autoridades) porque no es su familiar, pero cuando les toca directamente entonces sí sienten lo que es eso (…) que se pongan en nuestro lugar, que imaginen lo que es pasar por esto, no que lo vivan, pero que lo imaginen”.

 

FEMINICIDIOS EN GUANAJUATO

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en Guanajuato suman 351 homicidios dolosos contra mujeres, esto en el periodo de enero a octubre de este año. Mientras que la Fiscalía del Estado ha registrado 16 feminicidios. También se suman 562 víctimas de homicidio culposo. Esto da un resultado de 929 mujeres asesinadas en lo que va del 2020.