Cada año durante los dos primeros días de Noviembre los cementerios se iluminan con las flores, adornos y ofrendas que decoran los espacios ocupados por aquellos que ya no están con nosotros.
La mayoría de las personas tienen a alguien sepultado en lo profundo de un cementerio. Ausencias que duelen y se extrañan; padres, hijos, hermanos, sobrinos, tíos, abuelos, amigos, la muerte es pareja, a veces anticipa su llegada pero otras arrebata sin compasión.
Es justo aquí, en el panteón Jardines del Tiempo, ubicado en la colonia Las Trojes en León, donde cientos de personas llegaron la mañana de este sábado desde muy temprano para decorar con especial esmero la lapida de un ser querido.
Al exterior del lugar, un gran número de puestos ambulantes, no solamente de flores de cempasúchil, que es lo más pedido en estos días, sino de aguas frescas, alfeñiques, adornos, en fin, todo para aquellos que por las prisas quizá olvidaron algo para adornar las tumbas de la forma que más les plazca.
Dentro del lugar, decenas de tumbas destellan colores naranja, rojo, blanco, morado, por los distintos objetos que les van acomodando.
El esmero de los vivos es de admirarse, pues cada pétalo o semilla ocupa un lugar especifico en la decoración para que no pierda la composición que se busca dejar.
Pareciera una tendencia, pero gran parte de las tumbas tenían un tapete de pétalos de flor de cempasúchil que asemejaba el ataúd, con una cruz formada de flores rojas de terciopelo.
La Silla Rota platicó con una de las personas que decoró el lugar donde están sus familiares. Tres tumbas en particular que resaltaron por los colores que le acompañaban.
“Es la tradición que tenemos, desde que tenemos memoria estas tumbas siempre se han adornado de esta manera, con puros pétalos de cempasúchil, y sus dos velas que hemos dejado prendidas pero el aire las apaga, únicamente en los floreros dejamos lo de todo el año”.
La señora Margarita, añadió que tardan cerca de cuatro horas adornando las lapidas, siendo un largo proceso comenzando por cortar los pétalos y colocarlos poco a poco.
Pasando a la parte central de este panteón hay tumbas que además de tener flores son adornadas con rehiletes o fotografías, especialmente para recordar a niños que perdieron la vida en esa etapa.
Otro elemento complementario a la decoración es el papel mache, ya que es adaptado a distintas formas para acoplarse de la mejor manera a la estética de lo deseado.
También hay algunos más sencillos, únicamente con un ramo de flores o una cruz formado con pétalos naranjas. Cada quien hace lo mejor que puede con lo que tiene, y no se olvidan de sus muertos.
Desde luego, la música no puede fallar, el recorrido por diferentes puntos del panteón fue amenizado por grupos de mariachi, quienes con mucho sentimiento entonan las melodías que más le gustaban a esa persona mientras estaba con vida.
Una de las trabajadoras de este lugar compartió con La Silla Rota los cambios que ha notado en las decoraciones a través de los años.
“Antes los temas referentes a la muerte se trataban con más pudor, con más seriedad, actualmente se mantiene un tono serio pero hay más apertura en cuánto a la forma de festejar a los muertos, Ahora traen hasta música de banda, mariachi, tríos y vienen y les cantan a los muertos”.
Agregó que es una forma agradable recordar a los muertos en un estado de alegría, y atribuyó este cambio notorio a las ideas de las personas que con el paso del tiempo van evolucionando, pues la perspectiva sobre un determinado tema va cambiando.
“Yo recuerdo que antes únicamente ponían un florero, una o dos veladoras y esa era toda la decoración. Ahora ya hasta les cuelgan muchos adornos haciendo más vistosas las tumbas”, comentó.
La tarde de este sábado se pudo percibir la alegría de muchos leoneses, que con especial dedicación cambiaron la vista del lugar donde permanece algún familiar.
Sin embargo, también están aquellas lapidas que este año o desde hace varios años no han sido decoradas en estas fechas, luciendo abandonadas, sin color, con la ausencia de alguna persona que los recuerde.
Esta fecha en particular se inunda de emociones de alegría pero también de nostalgia por recordar a la gente que ''se marchó'' a otro plano. La celebración en particular nos recuerda lo frágil que es la vida y lo agradecidos que debemos sentirnos por tenerla.