Desde el Cerro Gordo la colonia Piletas tiene otra cara.
Las casas de esta zona ya no lucen abandonadas, ni frías. Por primera vez en décadas tienen color.
“Nos quitó muchos grafitis, ayudó mucho a los parques. Ya no se mira tan tenebroso como se miraba antes”, así se refirió María del Carmen al nuevo panorama de esta sección.
Los tintes azules, amarillos, morados, rosas y verdes, sobresalen en un vistazo desde las alturas.
Esta colonia cambió por completo, tanto para los vecinos, como para las personas que la ven de lejos.
Como la foto de aquí abajo.
Piletas creció de manera desordenada. Es común que el lugar se relacione con peligro o delincuencia, por la mala fama que tiene.
Sus calles solitarias y sin pavimento son los mejores escenarios para algunos delincuentes, el hecho de que no haya alumbrado público en toda la zona, les favorece aún más.
Algunas de las casas están hechas con puro tabique, los servicios también carecen, volviéndola una colonia vulnerable y más propensa a vandalizarse.
Pero las décadas no pasan en vano, poco a poco la zona se va modernizando.
Lo que antes eran paredes grafiteadas se convirtieron en murales multicolor. Los niños son los más sorprendidos. Los parques y calles lúgubres ahora son un espacio que les permite andar jugando tranquilamente.
Dos calles empinadas y un bulevar hacen la diferencia entre estas secciones. Se ve la distancia que las aleja, pero eso no rompe la uniformidad y el contraste de sus colores. Unas más altas que otras. Hay de todos tamaños, tipos y diseños.
El territorio es amplio. Las casas se ven muy unidas, la separación entre calles no pasa de cinco metros.
A sus costados hay escuelas y una pensión de carros. La colonia orillera también es ubicada por CEPOL, una Central de Policía Poniente de la ciudad.
Aunque en la primera impresión se guarda la imagen de un Centro Comercial muy reconocido, con un letrero en color naranja y blanco. Además de dos templos. Uno con fachada amarilla con blanco, diez ventanas de cristales color verde y una entrada principal grande.
El otro tiene una arquitectura ovalada y muy exacta. Su pintura es blanca con orillas azul marino.
La decisión de pintar las casas quedó en manos de sus habitantes, la mayoría aceptaron la transformación que el gobierno municipal ofertó. Cerca de 7 mil viviendas hacen que Piletas tome otro rostro.