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Vendemos 40 minutos, luego tenemos que cerrar: vendedores de alfeñique

La señora Cristina dice que “está difícil, con lo de la pandemia ya viene menos gente”. Los comerciantes tienen que cerrar a las 7:45 pm, en su venta “fuerte”

Escrito en GUANAJUATO el

León-. A doña Cristina, la señora Vicky, Adriana y Samara las une una misma realidad: la poca venta en la Feria del Alfeñique. Fue el 23 de octubre cuando cuando arrancó la Feria, desde ese día y hasta el 2 de noviembre han tenido que acoplarse a un nuevo horario. A las 7:45 p.m. sus cortinas deben estar abajo, es la hora en la que más “venden”, platican.

Este año los 109 expositores dividieron sus caminos: uno venden en el Arco de la Calzada y otros en la Plaza Fundadores. Así lo determinó Comercio y Consumo para evitar que la gente se concentrara en un solo punto, como medida preventiva contra el COVID-19.

Al llegar al Arco de la Calzada está una mujer con un chaleco amarillo y una botella de gel antibacterial, listo para colocarse en las manos de todos los clientes. También hay agua para enjuagarse.

A unos pasos de la entrada está doña Vicky. Su puesto es grande y colorido. Vende alfeñiques, calaveras de dulce y artesanías de todos los oficios existentes. Con su cubrebocas de estrellas y su mandil azul atiende con gusto a cualquier cliente. Ella cuenta que “está un poco solo, pero después de las 6 empieza a llegar otro poquito”.

“Este año es diferente porque si te fijas estamos mitad aquí en Arco de la Calzada y otros en el centro. La gente va al centro y de pasada va a vernos, aquí si vienes te das cuenta, si no, no. Está un poquito solo, pero ya después de las 6 empieza a llegar otro poquito”.

Con una mirada esperanzadora, la señora Virginia invita a la gente a visitarlos el fin de semana “que no se pierda la tradición”, termina.

Cerca de ella está Adriana, una señora que vende alfeñique casqueado, frutas de pasta de limón y cráneos hechos de barro. Está del otro lado de la cera y dice: “No pues nada que ver, no hay comparación”, para referirse a las ventas de este año y el 2019. El horario influye, pues la gente que sale de trabajar “tarde” son los principales clientes.

“Quince a las 8 ya tenemos que empezar a cerrar, después de las 7 los que van saliendo de trabajar van llegando, y es cuando tenemos que cerrar. No pues nada que ver, no hay comparación, aparte por la zona que nos toca aquí en Calzada que no hay afluencia de personas. En cambio en Plaza Fundadores desde que abrimos hasta que cerramos hay gente y hay venta”.

Detrás de esta decisión y estos cambios está la Secretaría de Salud de Guanajuato, el horario de 9 de la mañana a 7:30 de la noche y el uso de cubrebocas son obligatorios. El Gobierno ha implementado esta medida provocando que el Día de Muertos sea atípico. Por ejemplo, los 8 panteones municipales en León estarán cerrados este 1 y 2 de noviembre.

Pero la tradición pudo más que la pandemia. Esto lo confirma Erick, un chico que visita la Feria junto a su amigo, y asegura que “es una tradición que ya traemos desde tiempos pasados”.

“Es una tradición mexicana que realmente nos gusta, es una tradición que ya traemos desde tiempos pasados, es darle un seguimiento sin dejarla morir. Realmente creo que sí les pegó a los comerciantes en cuestiones de economía, haberlos dividido les quitó vista”.

A pesar de que el escenario económico “tambalea” los visitantes sonríen y pasan a comprar dulces, artículos para su ofrenda, panes, y alfeñiques. Eso sí, todos con su cubrebocas. Sobre el angosto pasillo de la Calzada hay gente que va y viene: niños, jóvenes, señoras, adultos mayores y hasta perritos.

Samara, otra de las comerciantes platica que se limitan a “40 minutos de venta y aparte la plaza del centro no se compara con ninguna otra”. Con una diadema de flores moradas y la voz de una vendedora convincente platica su experiencia.

“Normalmente nuestra venta es de 7 de la noche a 10, y nos están cerrando 7:40 p.m. entonces 40 minutos de venta y aparte la plaza del centro no se compara con ninguna otra”.

“La gente se enoja, ellos están acostumbrados a las ventas que normalmente eran 10:15 de la noche, porque salen de su trabajo más tarde. Entonces ya la venta es de 7:00 p.m. a 7:40 p.m.”, platica Samara. De paso invita a los compradores que puedan llegar más temprano. Porque “todo el día está totalmente solo”, afirma. Y dice que “no se les olvide su cubrebocas”.

Los inspectores de Dirección de Mercados y Salubridad rondan el pequeño pasillo. Se identifican por su peculiar uniforme. Caminan de una esquina a otra revisando que las medidas se cumplan. Mientras, los vendedores dicen “si te puedes recorrer tantito, que se acerque solo el que va comprar”. Esto para evitar la acumulación de gente.  

Ni el miedo al COVID frena a los vendedores. Cristina asegura que atienden con todas las medidas sanitarias. También coincide con sus colegas “ya viene menos gente, muchísimo menos”.

“Está un poco difícil la situación con lo de la pandemia, ya viene menos gente, muchísimo menos. Pues sí hay miedo porque nadie nos queremos enfermar, pero estamos con todos los códigos que nos piden”.

Mientras, Marisol, otra adolescente que visita la Feria del Alfeñique dice que lo que más le gusta son las artesanías, e invita a la gente a darse la vuelta.

“Me gustan los diseños, lo que venden, que está a buen precio. Las artesanías es lo que más me gusta, que vengan, que hay muchas cosas que ver, está interesante. Ya fuimos a feria de allá -Plaza Fundadores- nada más que hay una fila enorme”.

El pasillo de la Feria del Alfeñique es de colores. Desde la entrada hasta la salida. Una tradición que recuerda a los vivos el Día de Muertos.