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Una historia por cada cubrebocas tirado en las calles de León

A casi dos años del inicio de la pandemia, el repunte de contagios por covid-19 también se traduce en un mayor número de mascarillas tiradas en las calles

Escrito en GUANAJUATO el

León.- La fotografía de portada muestra todos los cubrebocas tirados en una calle de León. Cada uno de ellos es una historia. Hay uno de Hello Kitty que seguro era portado por una niña, hay otro de color morado que tiene dibujos de pupitos y por el tamaño también pertenece a una niña. Hay también cubrebocas de caballeros en color negro que está sucio y que fue usado por bastante tiempo. Hay otro recurrentemente utilizado por las enfermeras, debido a su precio tan barato todos tienen uno en casa para ‘cuando se ocupe’.

Hay una mascarilla para el gusto de cada persona. A casi dos años del inicio de la pandemia, su uso se ha vuelto imprescindible en nuestras vidas. Además de los estilos mencionados, no pueden faltar los de tela con diferentes estampados que van desde el hombre araña hasta el Club León. Ahora cada persona puede expresar sus gustos portando la mascarilla sin decir una sola palabra.

Con la variante ómicron circulando en todo el mundo hasta da miedo acercarse a la persona que no lo trae consigo. Pero el uso del cubrebocas también se traduce en un nuevo desecho humano que es recurrente toparte en la calle. La pandemia por covid-19 nos ha hecho más conscientes del cuidado a la salud, pero no así del daño al medio ambiente con estas mascarillas.

En un recorrido por las colonias León I y Deportiva II, ubicadas en la zona norte de la ciudad, cada dos minutos es recurrente toparte con uno, dos y hasta tres cubrebocas juntos tirados en la calle.

Sobre el pavimento, debajo de un coche, o a lado de un árbol. Pareciera que entre más repuntan los casos por coronavirus en la ciudad también se duplica el número de mascarillas desechadas. Los trabajadores del área de Aseo Público tienen que trabajar el doble por mantener limpias las vialidades.

Mientras los coches van transitando sobre el bulevar Téllez Cruces y los peatones caminan rumbo a su destino, ver un cubrebocas tirado en la vialidad parece algo cotidiano. Es como ver cualquier otra envoltura de un alimento.

En un lapso de una hora, recorriendo dichas colonias se recolectaron 21 cubrebocas. Todos de diferentes diseños, materiales y estilos.

La zona en donde se concentraron más mascarillas fue alrededor de Cepol Norte. Entre la gente que está esperando afuera o los trabajadores que van llegando para iniciar su jornada. Estos nuevos desechos de la pandemia lucen a la vista de todo el que pasa.

La ciclovía del bulevar Agustín Téllez Cruces también padece esta situación. Envolturas y botellas de plástico están puestas en medio para no obstaculizar el paso de los vehículos.

Metros más adelante, entre el jardín de niños Cri-Cri y las espaldas del centro comercial Galerías Las Torres es prácticamente otro ‘basurero de cubrebocas’. Y la escena se repite. Pasan autos, ciclistas, transeúntes y les da lo mismo lo que haya sobre el pavimento.

Barrer los cubrebocas ya es normal para los que trabajan en el servicio de aseo público. Y seguramente para las personas que se levantan cada mañana a limpiar el exterior de su casa  de la basura que suele acumularse.

¿Quiénes usaron estos cubrebocas? Pudo ser de un niño, un adulto, un joven. Alguien con síntomas o una persona asintomática. Hoy ya se puede dar un destello de nuestro estilo sin decir nada y con una simple imagen. Incluso en 2021 no faltaron las mascarillas temáticas alusivas a la independencia de México, al Halloween, al día de Muertos y a la Navidad con barba de Santa Claus.

La realidad es que portar un cubrebocas significa tener respeto por nuestro cuidado y el de quienes están alrededor.

Con el repunte de casos por ómicron en todo el mundo y el retroceso en el semáforo epidemiológico en Guanajuato habría que preguntarse: ¿hemos aprendido la lección? No solamente por la covid-19 que llegó para quedarse. La importancia de depositar un cubrebocas usado en la basura también debería importar para encarar esta nueva normalidad.