Hace unos días en Facebook fue anunciado el evento "Por un pago justo" organizado por un grupo de "socios" de Uber.
El llamado era a desconectar la aplicación para no ofrecer servicios durante 24 horas. El motivo: la falta de empatía que la aplicación de servicio de contratación de conductores por internet más poderosa del mundo ha mostrado con quienes llama sus asociados, quienes reclaman que las tarifas, pese a la poca afluencia de pasajeros, ahora han disminuido golpeando de forma severa su economía.
Este estilo de protesta fue aplicado en marzo, cuando exigieron que la empresa pagara pruebas covid para los conductores de la aplicación al ser un grupo de alta movilidad y exposición.
Pero la pandemia ha golpeado con furia a miles afiliados a la aplicación llegando a niveles de ingresos paupérrimos.
El caso de Adrián, quien prefirió no compartir su nombre real, es ilustrativo del drama de muchos. Una historia que se replica e intensifica en medida de que la pandemia no se detienen y aumenta.
Ingeniero industrial de profesión, Adrián, chofer de Uber, trabajó como gerente una agencia de autos por más de siete años. Tiempos prósperos que le permitieron viajar a Japón varias veces al año, asegura. Luego las cosas cambiaron y encontró en Uber una solución emergente.
La empresa ha manifestado en diversos foros y comunicados que la aplicación ofrece un ingreso extra a sus asociados y no pretende ser su fuente principal de ingresos, sin embargo la realidad es que para miles lo es. Y Adrián encontró una respuesta a su desempleo en la aplicación.
Con el paso de los años el mercado laboral se reduce mucho, lamenta; entonces hace dos años comenzó a conducir para la app.
“Y resulta que yo renuncié pensando que iba conseguir algo mejor, primero ya no conseguí buen trabajo y segundo esto fue lo último que encontré”, expresó el chofer de 59 años.
En el pico más alto de la pandemia en México cuando la sociedad leonesa fue ordenada a guardar una cuarentena, este señor vio cómo de repente su bolsillo quedó vacío. De haber ganado en días excelentes hasta mil 400 pesos diarios, llegó un momento en el que solo ganó cinco pesos.
Desde julio, por políticas e impuestos que la plataforma aplicó en sus conductores, solo recibe el 30 por ciento del total de la ganancia de cada viaje y cada día las jornadas de trabajo son más difíciles.
Bajo la filosofía de “el tiempo es dinero” el conductor ya ni siquiera se detiene en su casa a comer, pues cada minuto cuenta para encontrar clientes. A pesar sus esfuerzos hoy su ganancia diaria es menor a los 150 pesos aún siendo fechas que en el pasado representaba una especie de "aguinaldo" para los conductores de Uber.