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Tabaré ha pedaleado 5 años desde Uruguay a Alaska; este es su paso por León

El joven uruguayo de 33 años lleva 5 años viajando en bici desde su país natal hasta Alaska, en su trayecto ha pasado por muchos lugares, uno de ellos es León

Escrito en GUANAJUATO el

León, Gto.- Tabaré Alonso es uruguayo, nació y vivió en José Enrique Rodó, Soriano, por 28 años hasta que un día decidió emprender un viaje a Alaska atravesando todo el continente, su medio: una bicicleta. En 2016 tomó su vehículo de dos ruedas y pedaleó con un rumbo fijo.

La realidad es que su viaje comenzó mucho antes, sus pensamientos llevaban años cruzando las fronteras de su mente, trazando rutas y planes, pero ninguna parecía llevarlo a donde él deseaba.

Tabaré había salido de la universidad más de 6 años antes de comenzar el viaje. Se licenció como ingeniero sistemas, pero de un momento a otro una inquietud se anidó en su mente “¿qué estoy haciendo?”.

Quería viajar, conocer el mundo, pero sentía que el dinero lo limitaba, hasta que descubrió que había sido dotado con el recurso más valioso para él: su cuerpo. Aprovechándolo, usó sus piernas para que lo llevaran a todos los países que soñaba por conocer. 

“Llevaba 10 años trabajando y estudiando, pero un día noté que me sentí un poco vacío, a pesar de tener muchas cosas, me preguntaba ‘¿Cuándo voy a comenzar a vivir mi sueño?’”

El 20 de marzo de 2016, el joven uruguayo tomó su bicicleta para emprender un viaje hasta Alaska, quería encontrar su norte.

Desde entonces ha cruzado 15 países recorriendo todo Sudamérica y Centroamérica. Se podría decir que México es el principio del final de su viaje, a partir de nuestro país comienza su aventura por el norte del continente, le falta poco para llegar a Alaska.

Se fue con valor, pero también con miedo. Temía enfermarse, perderse, pasar hambre y extrañar, al final todo se hizo realidad, pero también todo lo superó. Le robaron su bici dos veces y la recuperó, se perdió en el desierto y encontró la salida, tuvo hambre y trabajando pudo comer. Aprendió que la cercanía a las personas no tiene nada que ver con la distancia física.

“Costaban más los lujos que la necesidad. Comencé a vivir y a aprender cuando inicié esta aventura. Este era mi sueño, es mi sueño”.

Tabaré recuerda cómo inició su viaje cargado de cosas. Llevaba un botiquín de primeros auxilios, tienda de campaña, cobijas, un saco para dormir y dinero, entre otras cosas. Al paso del tiempo las fue dejando, todo le parecía un exceso.

El joven aventurero se asemeja a Diógenes, el filósofo griego que solo caminaba por las calles con una lámpara de aceite diciendo que estaba en busca del hombre. Diógenes también llevaba un plato para beber agua que abandonó cuando, al ver un perro tomando de un río con el hocico, le pareció que cargaba con demasiados objetos.

“Hubo un punto en el que traía mucho conmigo, poco a poco lo fui dejando. Hubo un punto en el que quedé sin nada, solo tenía una cobija y mi bici ¿Cuántas cosas innecesarias cargo?” reflexionó.

Descubrió que lo único que necesitaba era su voluntad y la salud de su cuerpo, ambas cosas lo ayudaron a conseguir trabajo que, a su vez le dio alimento. Cada que Tabaré llegaba a una nueva localidad ofrecía su trabajo a cambio de lo suficiente para comer, no necesitaba más.

Ya, con un largo camino recorrido, lo inimaginable interrumpió su aventura. La pandemia generada por el coronavirus lo dejó varado en Puebla, aun así no cambió su rumbo.

Por un año, mientras Tabaré se decidía sobre el nuevo plan, escribió un libro “Uruguay – Alaska, un viaje por América en bicicleta”. En su libro Tabaré explica a detalle toda su aventura y vivencias que poco a poco van formando parte de su historia y de la de los lectores que se unen a su viaje a través de las páginas.

Su historia impresa cuesta 300 pesos y está disponible a través del sitio web http://tabarealonso.com/libro/, también él joven uruguayo carga con varias copias.

“El libro habla sobre las cosas que he pasado, lo difícil que es enfrentarse hacia uno mismo, hacia el clima, el amor.”


Lo último es una de las situaciones más difíciles que ha vivido en su viaje, Tabaré se enamoró y aunque sus sentimientos lo obligaban a querer quedarse, él ya tenía muy claro su destino: Alaska.

“Y no es que en Alaska me espere alguien o que tenga algo. No hay nada, simplemente es no abandonar mi sueño”.

A pesar de que comenzó su viaje solo, en el camino ha ido forjando amistades que siempre recordará. Hombres y mujeres de distintas procedencias lo acompañan en su aventura recorriendo con él algunas zonas del país.

A través de su instagram @tabarealonso cualquiera puede seguirle la pista y encontrarse con él, ya sea para comprarle un libro, saludarlo o unirse a la aventura.

El joven de 33 años se acaba de ir de León, Guanajuato, ahora viajará a San Juan de los Lagos, Jalisco, y de ahí se va a Tijuana, su último destino en México. Antes pasará por Aguascalientes, San Luis Potosí, Tamaulipas y Nuevo León.

Aunque aún le quedan algunos lugares por recorrer, él ya se formó una construcción de México, a pesar de su diversidad, es un país de dos facetas, hay amor y hay crueldad.

“Como México no hay dos. Tiene tantas realidades. En mi libro escribí que en México está el amor más puro, más intenso de todo América pero también está el odio y el diablo más perverso”, lamentó.

Recordó cómo un indigente le ofreció compartir un bocado y cómo la gente con más dinero lo llegó a rechazar.

La aventura de Tabaré no se ha acabado, y no sabe cuándo acabará, si al llegar a Alaska u otro lugar. Descubrió que lo importante no es el destino, sino el camino y lo que se aprende mientras lo vives.

PR