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Puras fallas... geológicas: familias leonesas en grave peligro

Un recorrido por la colonia Granjas las Amalias permite observar el lamentable deterioro de la mayoría de las fincas

Escrito en GUANAJUATO el

León.- Gonzalo Vallecillo y su familia comenzaron a construir su patrimonio en un terreno que compraron, hace poco más de 20 años, en la colonia Granjas las Amalias, en la salida a San Francisco del Rincón. Levantar una casa era la opción más sólida para invertir, pero esa solidez se resquebraja y los pone en riesgo, debido a una falla geológica que atraviesa la zona.

El fenómeno aparece en el Atlas de Riesgos de León, trazado por Protección Civil y en el cual se basan las autoridades municipales para acciones como permisos de construcción e introducción de servicios.

Esta propiedad está abandonada. Sus dueños tuvieron que mudarse a otra parte para salvarse. (Fotos: La Silla Rota)

En el año 2000, Granjas las Amalias ya estaba poblada en su parte alta. La parte baja, la que queda próxima al ahora llamado Ecobulevar y que antes era simplemente la carretera León-San Pancho, estaba todavía desocupada. Lo que había era el templo de María Niña, a pie de carretera, y a sus espaldas una serie de baldíos, que daban a la calle Ignacia Gómez.

La familia que aquí vivía lo perdió todo. 

Sobre esa calle compraron lotes Gonzalo y una veintena de familias, sin sospechar que su inversión se vendría abajo, literalmente.

“Nadie nos dijo, compramos aquí porque parecía una buena inversión. Con muchos esfuerzos pagamos el terreno, y con más esfuerzos aún fuimos fincando”, recuerda ahora Gonzalo. Señala a la autoridad municipal como responsable, por no haber advertido a los futuros colonos. “Hasta Sapal ya sabía, y de todas formas dieron el permiso de venta de terrenos, autorizaron la colonia y dieron los permisos de construcción”.

CAMINAR ENTRE GRIETAS

Un recorrido por la colonia permite observar el lamentable deterioro de la mayoría de las fincas construidas sobre el lado sur de la calle Ignacia Gómez. A las de enfrente, cruzando la calle, no las alcanzó la grieta… por ahora.

Aquí hubo un ambicioso proyecto... sus ingenieros lo dejaron por la paz.

Y es que la falla no está fija, como suele ocurrir con este tipo de fenómenos geológicos. Va avanzando y pone en peligro las construcciones que están a su paso y a quienes están en ellas.

La cuadra del templo es definitivamente la más marcada por esta irregularidad. De lado a lado, la manzana está prácticamente quebrada.

En las cuadras siguientes se ven grietas en las paredes, que trabajos de albañilería no alcanzan a resanar. Parches de cemento contra la fuerza de la naturaleza, en poco alivian la desgracia de los propietarios.

Permanecer en esta casa significaría el riesgo de morir aplastado.

En una de las manzanas, definitivamente los propietarios decidieron no construir. Sobre el terreno baldío se acumulan montañas de escombros.

Las avenidas perpendiculares al Eco bulevar ameritan constantes arreglos para tratar de nivelarlas. Son las calles Angelina Martínez (de doble sentido) y Bárbara Paulina (solamente “de bajada”), cuyo pavimento está destruido y las reparaciones consisten en ponerle “rampas” de asfalto para disimular los desniveles de hasta 70 centímetros.

En la esquina de Bárbara Paulina con Ignacia Gómez quedan trazos de lo que fue un ambicioso proyecto de construcción. Una excavación de unos cuatro metros a la que se le hicieron profundos cimientos y fuertes pilotes, con gruesas varillas que, habrán pensado sus ingenieros, serían respetadas por la falla geológica. Prefirieron abandonar.

GONZALO, NI A DÓNDE IRSE

Gonzalo Vallecillo, de oficio taxista en Línea Dorada, ha recurrido insistentemente a dependencias municipales en espera de una solución. “Ya hace muchos años en Protección Civil nos han venido diciendo que nos van a reubicar, que nos darían otra casa, pero no ha pasado nada”. Así, la esperada solución nunca llega.

Gonzalo, uno de los propietarios afectados.

Muestra dentro de su casa cómo las grietas se han ido comiendo su inversión. La sala tiene un marcado desnivel que le quiebra el piso y ha tenido que estarlo cambiando. Él y su familia temen cada temporada de lluvias, porque la inclinación del terreno hace que el drenaje, en vez de salir, entre en su casa. “Cuando salimos a algún lado, ya ni quiero regresar”, comenta su esposa.

Por ahora, la única solución que les han ofrecido es arreglar el drenaje. Sapal le propone instalar una tubería que se adapte al movimiento del suelo. “Ponen los tubos y le echan como un cemento flexible”, según le explicaron a Gonzalo. Sin embargo, la “solución” tendría que ser pagada por el propio dueño, a un costo estimado de 25,000 pesos.

El problema no está solo bajo sus pies, sino sobre sus cabezas, amenazante: junto al televisor que tiene montado en la pared hay una grieta que inevitablemente desvía la mirada de cualquiera que pretenda ver un programa en la pantalla. La abertura sube verticalmente desde el piso a lo largo de una columna; a los 2 metros de altura se quiebra rompiendo la columna y se prolonga quebrando la pared. Imposible concentrarse en la tele.

Otra de las casas abandonadas en la calle Ignacia Gómez.

Nunca le será consuelo, pero a sus vecinos les fue peor: la casa contigua y la siguiente están prácticamente a punto de desplomarse y se sostienen de milagro. Gonzalo vive en el número 113; la finca del 111 tiene totalmente despegadas las paredes una de otra, y lo mismo el techo. Pareciera que cualquier sacudida las tiraría sobre la persona que tuviera la desgracia de estar ahí.

Los dueños de las casas 109 y 107 se tuvieron que ir, igual que los del 111. A Gonzalo le dejaron las llaves de esta última para que de vez en cuando abra, que se vea movimiento y no parezca abandonada, porque lo único que aparenta estar bien es la pura fachada.

Y también la pura fachada fuerte es la que muestra Gonzalo, cada vez más preocupado por el peligro en que viven él y los suyos. La aparición de fallas y socavones en las últimas semanas en distintos puntos del país no hacen sino aumentar la tensión en los habitantes de Granjas las Amalias.

CV