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Posible, recuperar cuerpos en Pasta de Conchos; pero puede cobrar vidas: experto

Experto de la UNAM señaló que la probabilidad de rescatar los restos de los mineros es pequeña, pero el costo es muy alto y puede incluir vidas humanas

Escrito en ESTADOS el

Han pasado casi 12 años desde que la asociación civil Foro Consultivo y Tecnológico realizó un estudio para determinar en aquel entonces si era posible el rescate de los mineros que el 19 de febrero de 2006 quedaron atrapados en la mina 8 de Pasta de Conchos, en Coahuila.

El titular de la asociación civil, José Luis Fernández Zayas, entrevistado por La Silla Rota, recuerda que en la conclusión del estudio que en abril de 2007, le pidió el entonces secretario del Trabajo del gobierno federal, Javier Lozano, señalaba que la recuperación era posible, pero muy riesgoso.

En este 2019, con la determinación del presidente Andrés Manuel López de recuperar los 63 cuerpos de los mineros que aún permanecen atrapados, su opinión es casi la misma, aunque reconoce que ha habido grandes avances desde entonces en la construcción de sensores electrónicos que pueden bajar a detectar la presencia de gases.

“Sí, es posible, ¿si se puede entrar y encontrar vestigios humanos? La respuesta sí es posible. Lo que hay que enfatizar es que la probabilidad es pequeña, el costo es muy alto y puede incluir vidas humanas. Entonces que alguien piense es así de fácil de meter un sensor electrónico, que dice no hay mucho gas, hacer un agujero, que hay voluntarios, no es suficiente, el riesgo es muy alto. Hay que consultar a expertos, no soy uno de ellos, el presidente prefiere que participen expertos internacionales”, aclaró el ingeniero electricista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Hace 13 años, cuando llegó a una conclusión similar luego de coordinar a un grupo de expertos internacionales, visitar la zona y hablar con mineros, recuerda que Lozano, el entonces secretario del Trabajo de Vicente Fox le pidió que pusiera por escrito que no era posible la recuperación, a lo que se opuso, porque científicamente es posible, aunque poco probable.

(Foto: Proceso)

También comparte que en esos días, al hablar con las viudas de los mineros atrapados, ellas le dijeron lo importante que era tener un sitio donde sus hijos, entonces niños, tuvieran donde llorar a sus padres. Dicha preocupación se las transmitió a algunos directivos de Industria Minera México –dueña de la mina y filial de Grupo México, perteneciente a Germán Larrea- y les sugirió un monumento. La respuesta fue la indiferencia.

Ahora, con el nuevo proyecto de rescate, programado para 2020, hace énfasis en que se puede llegar al lugar donde podrían estar atrapados los restos de los mineros, pero hay un riesgo. Tendrían que descender personas tal vez en escafandra. Además que tal vez sólo queden restos óseos y la identificación podría complicarse.

“Entiendo que sí se puede y existe un riesgo en un país como el nuestro con tantas cosas por hacer con tanto dinero para hacer infraestructura y proyectos nacionales, hay que pensarlo mucho”.

Reconoce que cuando fue buscado por Lozano, carecía de experiencia en el tema minero, pero aceptó porque ya había colaborado en otros proyectos. Un amigo de un amigo le presentó a Lozano, quien tenía la responsabilidad de obligar a la empresa si era la labor de rescate.

“El secretario estaba muy preocupado de obligar a la empresa a que hiciera labores de rescate y pidieron hacer un estudio. Yo no sé nada pero sugiero que si quieren hacer una cosa bien hecha se asesoren con los mejores del mundo. Yo los puedo coordinar”, le dijo Zayas entonces, y comenzó el proyecto.

“Yo me asesoré con algunas empresas mineras sobre en qué países hay mayor destreza para tomar ese tipo de decisiones, había canadienses, chinos. Fue un relajo conseguir que hubiera entusiasmo en empresas de nivel mundial pero conseguimos un grupo de gente muy buena, que decidieron estudiar el tema, les mandamos un montón de documentos para que estuvieran muy bien documentados, les pedimos vinieran a México”.

Entonces se entrevistaron con Lozano para pormenorizarse de la naturaleza de la mina, con testimonios, antecedentes y vieron el terreno.

“Les dieron un par de días para ponerse de acuerdo, para darle un informe al secretario y ellos dijeran, que unos dijeran que sí y otros que no, eso sería contraproducente. Desde el primer día decían que era muy peligroso, que había gas metano o grisú; es probable que una fuga persistiera meses, luego se inundó, ya que muchas minas están debajo del agua; se derrumbaron parte de las paredes y se pudo hacer un agujero para ver con una cámara. La verdad  el riesgo es altísimo y el beneficio de sacar los cuerpos o los restos es minúsculo”, dice.

Sin sitio para llorarlos

Fernández Zayas recuerda que en el proceso conoció a las viudas de Pasta de Conchos. “En aquella época eran jovencitas, estaban horrorizadas, tenían hijos chiquitos y lo que me decían era que lo que importaba es que cuando sus hijos crecieran le preguntaran ‘¿a dónde voy ir a llorar a mi papá?’. Eso se oye muy triste.

Él le planteó a la empresa hacer un monumento para que las familias pudieran tener un sitio para llorar a sus seres queridos.

“Me imaginé que habíamos encontrado una forma de darle final satisfactorio a este horrible incidente. ¿Qué tal si la empresa minera mexicana dice ‘yo hago un monumento, que abra una campaña financiera?’. Me pareció que era muy natural, hablé con los gerentes en la región, pero se me quedaron viendo como “no es nuestra chamba”, y dijeron ‘vamos a consultar’ pero nunca  compartieron el entusiasmo. Es de muy buen gusto porque los niños van a llorar al papá. Pero en esa época no conseguí contagiar la idea”, lamenta.

Grupos de oposición se interesaron por el tema e incluso acudió la legendaria activista Rosario Ibarra de Piedra a apoyar al movimiento y se sumó a la idea del monumento, asegura el académico.

“Luego llegaron las broncas, las tensiones con el sindicato (de Trabajadores Mineros Metalúrgicos de la República Mexicana) , que si canadienses, que si el líder sindical (Naploleón Gómez Urrutia). No se sabe bien cuál es la posición de los hijos, de las mamás. La iglesia católica intervino, Raúl Vera, él es ingeniero químico.  En los años 60 nos conocimos, ahora le hablo de usted.

“Él me decía ‘hay que decir la verdad’. La verdad que yo creo es que hay que decir que las probabilidades de encontrar algo, metiéndose al sitio, una hebilla, un zapato, son muy bajas. La explosión pudo terminar con evidencias y los restos de las personas probablemente ya no existan sobre material óseo, a lo mejor así lo encuentran, es como aguja en un pajar”, pronostica.

“No hay información del ADN de ninguno de ellos, a lo mejor la hay, encontrar cabello u otra cosa, pero al día de hoy. Entonces la expectativa es muy baja y el riesgo o precio es muy alto. Lo puse por escrito. Luego el secretario me dijo ‘oiga, póngale que eso no hay que hacerlo”. Le dije eso no puedo hacerlo. Es posible, desde un punto de vista científico, que sea probable es diferente”.

Fallas

El investigador universitario dice que al acudir le mostraron fotografías tomadas días antes de la tragedia. Las imágenes mostraron que el equipo usado en el interior de la mina incumplía con los estándares para una mina de carbón, aunque admite que él no era experto en el tema.

“Hay sospechas que alguien haya violado normas. Yo hablé con un minero que trabajaba en otra mina que en la playera traía una bolsa en el pecho izquierdo con una cajetilla de cigarros. Usted fuma, ¿pero baja con esas cosas?, le pregunté. ‘No pasa nada’, me dijo. Lo que sí le puedo decir es que hay una preocupación sistemática por mejorar las condiciones de seguridad que todavía no son satisfactorias. Cada año se nos muere alguien en accidentes”.

Sin embargo destaca que a diferencia de cuando se hizo el estudio, ahora hay una parte que podemos delegar a las maquinas.

“Sí creo como ingeniero mexicano, es un caso pendiente, no hemos terminado. Si las familias quedan contentas, daremos un paso adelante. No hemos concluido. Terminaremos cuando tengamos una minería clase mundial que gente no corra riesgos”, concluye.

Línea de tiempo 

2007

12 de abril: Familias acuerdan con el entonces secretario del Trabajo realizar un “Dictamen” para la recuperación de los cuerpos.

11 de octubre: Se presenta boletín conjunto de las familias de la OFPC y el ENPL, sobre dictamen elaborado por el Foro Consultivo y Tecnológico AC, que retoma la conclusión de que para reiniciar las labores de recuperación de los restos, se deberán poner las condiciones de seguridad e higiene necesarias. “Cualquier otra interpretación  que se haga de esta conclusión no obedece, ni a la intención, ni a lo que en el texto se afirma”. Pero la STPS lo único que retoma es que “el rescate es muy peligroso”.

2019

1 de mayo: El Día del Trabajo el presidente Andrés Manuel López Obrador informa que la intención de gobierno de recuperar los restos de los cuerpos de los 63 mineros.

10 de mayo: Se instala en la Ciudad de México, el Comité para la Reparación y Justicia en Pasta de Conchos que será liderado por la Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde y en el que están incorporadas casi la totalidad de las áreas de la Secretaría del Trabajo, Dirección General de Minas, la Subsecretaria de Minas, el Sistema Geológico Mexicano, el Fideicomiso de Fomento Minero, la Organización Familia Pasta de Conchos, el Centro PRO-DH y la Facultad de Antropología Forense de la UNAM. Se incorporará también, la Secretaria de Medio Ambiente, la Profepa y el IMSS. Este Comité será permanente mientras se hacen las labores de Recuperación de los Restos y atenderá además, las Recomendaciones emanadas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, como la 62/2018

28 de junio: Inician los trabajos de análisis de parte de expertos internacionales para el proyecto de recuperación de los cuerpos, que deberán empezar en 2020.

29 de agosto: Fecha límite que tiene el gobierno para responderle a la CIDH sobre observaciones de fondo que hicieron los peticionarios.