CIUDAD VICTORIA.- A María Isabel, la pandemia por la covid verdaderamente le cambió la vida para mal: debe enfrentar la pérdida de su empleo, la reducción de ingresos en el hogar y la violencia intrafamiliar. Gritos y golpes la tienen en un callejón del cual no ha podido escapar porque no tiene forma de llevarse a sus hijas.
“Por lo pandemia del coronavirus el lugar en donde trabajaba como mesera despidió personal y a mí me toco. Lo entiendo las ventas bajaron mucho”, mencionó.
Agregó que debido a la crisis económica derivada de la pandemia de la covid, Ricardo, su esposo quien es electricista ha tenido muy poco trabajo. “A veces no trabaja en una semana o 15 días, luego tiene trabajo dos o tres días por lo cual no alcanza para nada”.
“Un día vinieron los de la CFE a cortar la luz, pues no la habíamos pagado pero les dije que no teníamos dinero para pagar el recibo. Los trabajadores de la Comisión fueron comprensivos y no la cortaron”.
“A Ricardo ya no le puedo decidir que el dinero no alcanza. Nosotros comemos una vez para que nuestras hijas puedan comer dos veces al día. Entonces vienen los gritos, los enojos, la desesperación y también los golpes”.
Y añadió: “A veces yo también me desespero e igualmente le grito e insulto. También les llego a gritar a mis hijas y hasta dar un manotazo pero es la desesperación”.
Comentó que ante ello sus hijas le dicen que se vayan de la casa, pues su papá es malo. “Mi esposo no es malo pero todo esto es por la situación difícil que estamos pasando. Yo sin trabajo y él con muy poco trabajo”.
“A veces hago gorditas, flautas, y me voy a vender a las oficinas. Pero ya todo mundo lleva lonche entonces lo que no puedo vender es lo que comemos”, añadió y apuntó que para ello primeramente debe gastar en la compra de ingredientes.
“Si a veces me ha dejado marcados moretones en los brazos y piernas de los golpes que me ha dado. Una vez me rompió el labio. A veces si tengo miedo de cómo se pone parece que se le mete el demonio”.
Cada dos o tres meses reciben una despensa del Ayuntamiento o del DIF, pero apenas les alcanza para la alimentación de tres días.
Así si hay un delito que no disminuye en la capital de Tamaulipas es el de la violencia familiar, pues el semáforo delictivo de la Red Nacional de Observatorios de Seguridad reveló que en el 2020 se dieron mil 79 casos.
AUMENTA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Josefina Guzmán Acuña, presidenta de la Mesa de Seguridad y Justicia de Victoria, afirmó que se hizo el balance de los resultados del 2020, año en el que, a pesar de la pandemia, de 12 delitos monitoreados 10 disminuyeron su incidencia, pero hubo dos que aumentaron.
Señaló que los delitos los cuales observan un repunte son las lesiones por violencia familiar y el delito de extorsión.
Guzmán Acuña señaló que el delito de violencia familiar “es un delito que nunca ha bajado, aunque sea poco pero siempre está subiendo, o se queda en los mismos niveles pero nunca ha ido a la baja, y el otro en el que sí tuvimos un incremento significativo fue en el tema de la extorsión”.
Señaló que también se planea establecer un nuevo programa de seguridad para las colonias, debido a que por ahora, la mayoría de la vigilancia se da en avenidas y en zonas comerciales.
Guzmán Acuña dijo que sería a partir de mayo cuando con nuevos egresados de la Universidad de Justicia de Tamaulipas, se destinen a tareas de patrullaje y vigilancia en las colonias de la capital del Estado donde se registran más delitos.
Expuso que se trata de labores de policía de proximidad, que ha sido un tema que se ha prometido y que ha quedado pendiente por la escasez de recursos para formar más elementos de seguridad en la entidad.
Destacó que sin embargo, la administración estatal se comprometió a aportar los recursos que la Federación canceló para la formación y evaluación de nuevos elementos, con la idea de reforzar la profesionalización de las corporaciones de seguridad.