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Los halcones motorizados de ‘El Marro’

Visitar San Antonio de los Morales, incluye un par de motociclistas que vigilan todo tu recorrido en el pueblo. Son los halcones del Cártel de Santa Rosa Lima

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Escrito en GUANAJUATO el

Cuando llegas a San Antonio de los Morales, el primero en enterarse es ‘El Marro’. Si el vehículo y conductor son desconocidos para los pobladores, jóvenes motociclistas seguirán todo tu recorrido.

San Antonio de los Morales, es una pequeña comunidad ubicada en el municipio de Juventino Rosas en Guanajuato. En ese poblado, creció José Antonio Yépez Ortiz. Parte de su familia aún reside en el lugar. 

El pueblo desconocido, forma parte de la red de comunidades en los que el fugitivo, construyó su fortaleza delincuencial. Muchos de los habitantes, trabajan o han trabajado para ‘El Marro’.

Desde la entrada al pueblo, los motociclistas emprenden camino cerca de los visitantes.

Este último, es el caso de los jóvenes motociclistas o, mejor dicho, de los halcones motorizados del Cártel de Santa Rosa de Lima. Su labor en la célula criminal, es vigilar quien entra y quien sale. Su equipo de trabajo: motocicletas todo terreno. A simple vista, no se ven armados.

No importa quien eres, ni que vehículo conduces. Si eres una persona aparentemente normal, ni siquiera notarás su presencia. Lo único relevante, para ellos, es seguirte para cuidarse de tu extraña visita. Y asegurarse, que te marches sin alterar el orden.

Los motociclistas se alternan para conducir. 

El visitante puede recorrer todas las calles, sin contratiempos. Puede observar todo con calma, pararse a la tienda, preguntar sobre cualquier cosa, incluso dar varias vueltas, sobre la misma calle, y los pobladores no se molestarán. Pero al voltear hacía cualquier punto, te encontrarás ese mismo par de muchachos que viste por tu retrovisor, durante todo tu recorrido al interior del pueblo.

Todo toma sentido cuando te acercas a la casa familiar de ‘El marro’. Los jóvenes motorizados, parecen conocer muy bien la zona. Se detienen, apagan su motor y saludan a todos en el lugar, la casa está cerrada, la tienda de autoservicio, y propiedad del delincuente, abierta. 


El cambio, es rápido para no perder de vista al vehículo visitante.

Ahí rápidamente, uno de los jóvenes desciende de la motocicleta, y se sube a una cuatrimoto. Una que ya tenía las llaves puestas, y que encendió sin mayor problema. Y entonces su paseo detrás del visitante continúa. Hasta que éste, se retira de San Antonio de los Morales.