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Lloraba mientras se aferraba a las cajas de sus 3 hijos fallecidos

Los hermanos Becerra fueron enterrados en el lugar que los vio nacer. En San Miguel Eménguaro, una comunidad de Salvatierra

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Escrito en GUANAJUATO el

La tarde de este martes, los cuerpos de Rogelio, Diego y Ulises, fueron entregados a la tierra. Su mamá Esther, aún incrédula, sollozaba mientras abrazaba uno a uno los ataúdes, que resguardaban los cuerpos de sus 3 únicos hijos. 

Misa de cuerpo presente, momentos previos al entierro (Fotografía de la transmisión en vivo del periódico Correo).

“Díganme que es una pesadilla, que esto no es cierto”, gritaba la mamá desesperada al ver a sus hijos dentro de una caja mortuoria.

Los 3 jóvenes hermanos Becerra, murieron acribillados en su taller de autos llamado Becaa Cars en Celaya. El mortal ataque se registró la tarde de este sábado, en la colonia Las Fuentes.  

Con un cortejo fúnebre, escoltados por más de 100 personas que caminaban cabizbajos bajo el fuerte rayo del sol, detrás de las 3 carrosas, en la comunidad de San Miguel Eménguaro en Salvatierra, los jóvenes fueron despedidos. Ese poblado, es el lugar de natal de la familia. Los cuerpos de Rogelio, Diego y Ulises, regresaron al lugar que los vio nacer. 

Cortejo Fúnebre en San Miguel Eménguaro (Fotografía de la transmisión en vivo del periódico Correo).

Los familiares de los jóvenes platicaron a la periodista Luz Zárate, corresponsal en esa entidad del periódico Correo, que la familia Becerra sacó a sus hijos a muy temprana edad de la comunidad. El sueño, buscarles un futuro y condiciones mejores para su desarrollo. Los tres, lo estaban logrando. Emprendieron un negocio familiar. Único e innovador en Celaya. Un taller dedicado al wrapping, técnica que da color mediante vinilos a los automóviles. 

Los hermanos Becerra encontraron la muerte, cuando se negaron a ‘pagar piso’. Platicaron sus conocidos.  

EL FUNERAL 

En un lamentable escenario, lleno de flores con el ir y venir de las personas, los 3 hermanos Becerra fueron velados en el recinto funeral San Rafael en Celaya. Los comentarios, de los familiares y amigos, eran de incredulidad. Aseguraban que los jóvenes no debieron morir de esa manera. Los describieron como personas derechas, que no tenían vínculos con la delincuencia organizada. 

Durante el velatorio la señora Esther no dejaba de gritar que sus hijos ‘eran su vida entera, y que quería irse con ellos’. Desde ese sábado, a la señora además de asesinarle a sus hijos, le arrebataron las ganas de vivir. 

EL DÍA DEL ATAQUE 

El resultado del ataque armado pudo ser peor. Ese sábado de terror, los papás de los tres   hermanos y la esposa embarazada de Rogelio, se encontraban en el segundo piso del taller. Al escuchar las explosiones de las granadas, los balazos y el olor del humo del fuego provocado, los hizo bajar a presenciar la escena más dolorosa de su vida. 

Lugar y día del ataque (Foto: Especial).

En el primer piso del taller, encontraron a Rogelio, a Ulises y a Diego ya sin vida. Sin embargo, tuvieron que salir corriendo, pues el fuego invadía rápidamente el lugar. 

*Con información del periódico Correo.